Bienvenido al Blog de Carmen Urbieta




Soy Licenciada en Ciencias de la Información. Me gusta la poesía y la narrativa poética. He publicado artículos en revistas y periódicos desde 1989, he escrito 4 novelas, algún que otro cuento, ensayos y relatos cortos. Actualmente estoy trabajando sobre mi 5ª novela. Asimismo colaboro con Radio AFAEMO, en Madrid y con Emisoras ASEMFA en Andalucía. Publico también artículos para la Revista mensual Espacio Humano.

Por último añadir que soy miembro de ODEM (Organización para los Derechos de los Enfermos Mentales), colectivo éste que despierta en mí un alto grado de sensibilización.

Quisiera desde estas páginas pedir vuestro apoyo, colaboración, comentarios y la mayor difusión posible, a fin de mejorar muchos aspectos. Todo ello lo iréis viendo en mis escritos.

jueves, 26 de enero de 2017

Ayer soñé que por fin te veía.


Ayer soñé que te veía.
Dulce y bonita como la aurora.
Tu cara linda lucía una sonrisa.
Venías con prisa para abrazarme.

Luego hubo un corte de luz y falló la escena.
Las palabras no salían de tus labios.
No había subtítulos en ningún idioma.
Gesticulabas, pero todo en vano.

Volví a dormirme y escuché un "te quiero"
pronunciado con esa voz hermosa y conocida.
Me desperté a un aspaviento tuyo.
Anulada la magia de un amor ausente.

Inconclusa y solemne la estruendosa risa surgía a borbotones.
Y el gesto equívoco me hizo sentir que el sueño había terminado.
Cerré los ojos con fuerza, hasta hacerme daño.
Porque quería abarcarte en toda tu extensión de ser humano.

Quería decirte que disculparas mis errores.
¿Quién no se ha equivocado muchas veces?
¿Quién no se ha arrepentido de lo hecho aquél día?
¿A quién se le puede negar el perdón de por vida?

Tú llevas ya tres años huérfana de madre.
Y tu madre, viva, espera una orden tuya.
Para resucitar y correr con los ojos abiertos.
Porque la pesadilla ha terminado.

Ayer soñé que te veía
dulce y bonita como la aurora.
Corrías hacia mí con tus brazos en aspa.
Y yo me abalancé sobre tu contorno.
Nos fundimos en el más tierno abrazo.
Ya no hay más que añadir; sólo los besos.
Que nos han faltado en todos estos años.
Y que hoy recuperamos insaciables.

Ayer soñé que por fin te veía.
Laura, mi niña. ¡Regresa pronto!
Que quiero despertar sin que me espante.
La realidad.


miércoles, 25 de enero de 2017

Quería decirte.


Quería decirte fuerte y serena que te quiero con el alma.
Quería susurrarte dulcemente que nunca te dejaré en el olvido.
Quería convencerte abiertamente que daría mi vida por tí.
Quería abrazarte despacito y con profusión y no soltarte nunca.
Laura. Quería... ¡Qué sé yo! Tal vez un imposible...

Han pasado tres años y te sigo adorando en la distancia.
No conozco argumentos para volver a tí.
Lo he intentado todo; más un todo aún insuficiente.
Debo hallar el modo de acercarme con cuidado; para no espantarte; mi niña bella.
Inventar nuevas fórmulas que ablanden el acero de tu piel dorada.

Quería decirte débil e incauta que no me quedan lágrimas.
Se perdieron entre los pliegues de la almohada.
Seria y amarga avanzo por la vida.
Sabiendo que algo muy importante se hizo añicos.
Un día cualquiera de hace tres años.

Y aquí me tienes, sin ganas de seguir luchando.
Derrotada y confusa.
Estremecida. Muda. En la cuneta...
con una bala invisible en la sien.
La roja sangre delata la herida.
Que me hice cuando te perdí.

Una vez te preguntaba en hoja de periódico
si me ibas a olvidar...
Ahora; treinta años más tarde solicito tu perdón
a través de las redes sociales; a pesar de tenerte tan cerca...
Quería decirte triste y solitaria que no me lo merezco y que te quiero.
Quería decirte... ¡tantas cosas!... Escúchame, mi amor.
Quería decirte.

viernes, 20 de enero de 2017

Nada en la mente.

Nada en la mente.
Todo me espanta.
Nada volcado al papel.
Todo volcado en negras lágrimas.

No me salen las palabras.
En el cerebro, millones de pensamientos claman.
Quieren huir de esa cárcel maldita.
En un mundo de frases impronunciadas.


lunes, 2 de enero de 2017

No veo luz en mi ventana.

No veo luz en mi ventana.
Miro y la niebla se apodera de mi visión.
Recortada entre la bruma está  mi alma.
Sedienta de una palabra amable que alumbre mi corazón.
...Y no hallo nada.
Nadie contesta.
Y me pregunto, qué debo hacer.
Dejaré pasar las fechas.
Sin respuestas. Sin aliento. Sin alimento. Con sed.