Bienvenido al Blog de Carmen Urbieta




Soy Licenciada en Ciencias de la Información. Me gusta la poesía y la narrativa poética. He publicado artículos en revistas y periódicos desde 1989, he escrito 4 novelas, algún que otro cuento, ensayos y relatos cortos. Actualmente estoy trabajando sobre mi 5ª novela. Asimismo colaboro con Radio AFAEMO, en Madrid y con Emisoras ASEMFA en Andalucía. Publico también artículos para la Revista mensual Espacio Humano.

Por último añadir que soy miembro de ODEM (Organización para los Derechos de los Enfermos Mentales), colectivo éste que despierta en mí un alto grado de sensibilización.

Quisiera desde estas páginas pedir vuestro apoyo, colaboración, comentarios y la mayor difusión posible, a fin de mejorar muchos aspectos. Todo ello lo iréis viendo en mis escritos.

domingo, 31 de mayo de 2020

PRINCESA DÁCIL.



El corazón se me sale del pecho.
Pulsiones, movimientos.
Sístole y diástole de un amor preñado.
De sentimientos.

Conoceré a tu hija, tiernamente.
La haré un hueco en mi casa.
Presidiré cantares que vehementes.
Ella incluirá en mi alma.

Dácil feliz. Tu canto me embelesa.
Y me fascina.
Canto de amor. El aire me confiesa.
Que se avecina.

Se avecina, terremoto Dácil.
Dulce tormento.
Se avecina. El quererte es fácil.
Casi al momento.

A  Canarias iremos las dos juntas.
De veraneo.
A tu tierra de amor. Unir las puntas.
Con un te quiero.

Norte, Sur, Este, Oeste, a trompicones.
Iremos todos.
Desgañitándonos; cantando mil canciones.
Por tos los poros.

Buenas vibras; amor hecho jirones.
En Garachico.
Recuerdo de unos padres; ocasiones.
De un mundo chico.

Comeremos sonrisas y ensaladas.
Mojo picón.
Volveremos de la playa remojadas.
Nuestra canción.

Princesa Dácil, estaré esperando.
Ese momento.
Mientras mi corazón ilusionado.
Rebasa versos.

QUIERO QUE SEAS FELIZ.



Mantel y servilletas en la mesa.
Cazuela de cocido en la lumbre.
Platos, cubiertos, vasos, todo quepa.
Para sentarnos; somos muchedumbre.

Mi madre está encantada de tenernos.
Alrededor de su preciosa casa.
Si más, mejor, casi siempre le pasa.
Que pone un corazón de amores tiernos.

Cuánta felicidad aquí respira.
La llama de un amor inusitado.
Cuánta paz; siempre estaré a tu lado.
En la noche de luna que ya expira.

Y en los días que luzca el sol orondo.
Llevaré rosas junto a tu ventana.
Claveles y gladiolos. Cante jondo.
Y perfumes de espumas encantadas.

Quiero que seas feliz a toda costa.
Te quiero sonriente y encantada.
Pues lo demás no importa; que no es nada.
Bordear tu mirada por la borda.


VEN A MI LADO.



El retrato de Adita me espera sonriente.
Dulce amor que se nos ha marchado.
Dulce pasión que emana en cualquier lado.
Y dulce corazón efervescente.

Yo te miro y te tengo muy presente.
No te has marchado. Siempre con nosotros.
Siempre aquí; con la razón y votos.
Y una dulce mirada desde el este.

Corazón que palpita agitado.
Sístole y diástole de mis caricias.
Yo te voy a cuidar pues, a tu lado.
Respiraré el amor que tú codicias.

Tú no quieres riquezas ni fortunas.
Sólo amor con mayúsculas.
Codiciosa de besos y de hambrunas.
Miel y aceitunas.

Ven a mi lado, que al tenerte yo siento.
Ala en los pies.
Ven a mi lado, escucharé a ese viento.
Y volaré.

RESURGIRÁN LAS NUBES. (RASHID).



Andarán en mi pecho atolondrado.
Los diminutos pasos de la aurora.
Es el momento; ahora es el ahora.
En que encontrarnos juntos; a mi lado.

Bastarán unos pasos para verte.
En mi sentir, ya estoy en tu regazo.
Bastarán unos pasos, y tenerte.
Es el anhelo tierno en que me baño.

Conjugaréis el verso poco a poco.
Anidaréis en el lugar de siempre.
Estrecharéis los lazos con simiente.
Y el corazón late; lo desboco.

Prepararé la cena con manteles.
De hilo y ganchillo; bordo corazones.
Del alma surgirán viejas prisiones.
En que ensanchar de gozos y quereres.

Resurgirán las nubes en el cielo.
El sol señoreará por los rincones.
Y mientras, rezo mis oraciones.
Y le presto al amor mi octavo velo.



VEN JUNTO A MÍ.



Si quieres venir a cantar, ven conmigo.
Si quieres dejar de soñar, ven conmigo.
Si quieres un pájaro volar, ven conmigo.
Si quieres una flor tomar, ven conmigo.


Ven conmigo al confín de los valles.
Donde el sol, junto a ti, señorea.
Ven conmigo a navegar los mares.
Trigales y centeno amarillean.

Tratarás de sentir nuevos amores.
Desterrarás los que quedaron lejos.
Acamparás tu tienda bajo el tejo.
Y llenarás mi jardín de hermosas flores.

Cumplida la mañana, cae la tarde.
La noche se aproxima sigilosa.
Enciendo chimenea, donde arde.
La historia de tu amor, fiel y gloriosa.

Cantarán los jilgueros y canarios.
Golondrinas, gorriones, pichis, mirlos.
Variado es el piar, el volar vario.
Y un solo corazón para sentirlos.

Anoche me dormí estremecido.
Soñé que te ibas a otros lugares.
El alma despertó, pues dolorido.
Mi corazón arrastraba iniquidades.

Ven junto a mí, pues que te estoy llamando.
Ven a mi lado, corazón valiente.
A cambio yo te entrego mi simiente.
Y un bello amor, corazón atolondrado.


sábado, 30 de mayo de 2020

CUANDO.



Cuando la mente piensa que te quiere.
Cuando el corazón siente que te ama.
Cuando la sola idea de perderte.
Nos haga despertar una mañana.

Cuando el amor pronuncie sus palabras.
Cuando alegres vayamos hacia el huerto.
Cuando entregue mi llave p'a que abras.
Un corazón que jamás estará muerto.

Cuando el tren viaje por sus raíles.
Cuando el barco navegue por los mares.
Cuando me pierda entre tus seis perfiles.
Y cuando mi congoja te acompañe.

Cuando el mundo gire sobre su órbita.
Cuando el sol amanezca de nuevo.
Cuando la luna, estéril, vaya sórdida.
Cuando pienses que todo ha sido un juego.

Verás despertar los campos de amapolas.
Mirarás los trigales sobre el río.
Fecundarás las mieses, campos, olas.
De huracanes y fríos.


CUANDO AMANECE.



Cuando el cantor no tiene quien le cante.
Cuando el dolor apenas aparece.
Cuando el caminante anda camino alante.
Y en su peregrinar crece.

Cuando despierta el mirlo del letargo.
De una noche de mayo.
Cuando el piar a veces se hace largo.
Y el río claro.

Cuando el halcón recobra ya su presa.
Y vuela en círculos.
Cuando el jilguero siente la sorpresa.
Tras de los cúmulos.

Cuando amanece el día esperanzado.
Y consecuente.
Cuando por fin vayamos de la mano.
Bocas y dientes.

No te puedo aún besar, pues me lo impide.
El Covid 19.
No te puedo besar, pero hay quien pide.
La noche anuente.



PEGASO.



Pues a beber del agua de tu fuente.
Me has invitado.
Yo traigo con sudores de mi frente.
Caballo alado.

Pegaso que recorres otros mundos.
Con tus dos alas blancas.
Ve a buscar a mi amor, soy vagabundo.
Y quisiera estrecharla.

Quisiera estrecharla entre mis brazos.
Pero no puedo.
El Covid me lo impide, yo amenazo.
Y lanzo un ruego.

Un ruego que llegue hasta el Altísimo.
Campos de flores.
Una canción que entono cual barítono.
Cien mil amores.

MI POBRE HATILLO.



Comenzaba apenas la tarde.
El cielo claro. Cielo lacayo.
Las ascuas encendidas, porque arde.
Mi corazón en llama iluminado.

Voy a volver a ver tus ojos tristes.
Y tu sonrisa tenue.
Tus pómulos arengando lacustres.
Tu boca siempre.

Volveré a cantar mis mil canciones.
Para que escuches.
El sonido del mar en sus pulsiones.
Miel y acebuches.

Hoy voy a despertar a la mañana.
De un día cualquiera.
Hoy dejaré mi hogar, porque mi hermana.
Viajar quisiera.

Y montaré en mi carro azul metálico.
Hace poco estrenado.
Iré con ella a visitar el oceánico.
Siempre a mi lado.

Cantaré una canción de madrugada.
Hacia la aurora.
Veré besar al sol, azucarada.
Mi tierra sola.

La aurora al despertar presta su canto.
A los pajarillos.
Mi amor al rebasar. Tesoro y llanto.
Mi pobre hatillo.

Soy pobre, sí, pues dinero no tengo.
Soy vagabundo.
Llevo en el alma el corazón que obtengo.
Viajando por el mundo.

viernes, 29 de mayo de 2020

AL ALBA.



Al alba entonan su canto los pajarillos.
Al alba el cielo despierta a la oscuridad.
El firmamento alumbra un nuevo sino.
Y las noches culminan su inmensidad.

Hacia el alba ya van los jornaleros.
Con su pico y su azada, a terminar.
El trabajo que ayer dejaron prisionero.
Un terruco y un brozal por acabar.

Sempiternos desfilan los peones.
Enganchado a sus cestas, aceituna.
Entonando sus mil y una canciones.
Al amor de los cielos y la luna.




TÍA KELI.



De Andalucía venía.
A ver a su fiel sobrina.
No había prisa, pues corría.
La brisa del mar. La brisa.

Después, ya en Madrid, corría.
A visitarme y a verme.
Voy a tu casa, decía.
Voy ya, porque quiero verte.

Y siempre tan esmerada.
Y siempre tan cariñosa.
Un pan con su mermelada.
Y un café, por toda cosa.

Tía, alegras mis mañanas.
Y las tardes haces cortas.
Tía Keli, sin patrañas.
Presta a luchar con las olas.

Llegará mi barca al puerto.
Velero de treinta nudos.
Sin apenas movimiento.
Y con los brazos desnudos.

Yo engancharé los caballos.
Daré agua a tus jilgueros.
Pues quiero ser el primero.
En contemplarte, gallardo.

Y en esas noches de luna.
En que sobran las estrellas.
Yo seré, no más que una.
La de la mirada bella.

Porque tú te lo mereces.
Porque siempre estás ahí.
Porque das amor con creces.
Y porque te quiero aquí.



A BARLOVENTO.



A barlovento vienen a mí esas olas.
Del océano Atlántico en que me hallo.
Vientos del oeste donde siempre solas.
Nos agitábamos subidas a un caballo.

Cabalgando llegaremos a la costa.
Costa da morte, Galicia levantisca.
Galopando veloz llego a tu boca.
Que beso con ardor; mente de artista.

Ya no pronunciaré jamás tus votos.
Ya temprana termina la mañana.
Voy al lugar donde sólo unos pocos.
Llegamos a quedarnos, cortesana.

Pisaré despacito la hojarasca.
Bordearé la hermosura del paraje.
A barlovento viene mi muchacha.
Que se funde en mí, y con el paisaje.

La muñeira se escucha desde lejos.
Bailes gallegos acordes y asonantes.
La gaita suena, alegres y perplejos.
Los corceles desfilan caminantes.

Ven hacia mí, que te estoy esperando.
Ven pronto. que se acerca la tarde.
Corre rocín, cabalga musitando.
Que ya encendí la leña, y ahora arde.

jueves, 28 de mayo de 2020

A DOS METROS PARA HALLARNOS.



Amor. Motor que mueve el Universo.
Amor filial. Amores.
Te traeré sin dudar ramos de flores.
Y una canción entonada y un verso.

Medirás la distancia en que encontrarme.
Regresarás al alba de mi ausencia.
Susurrarás canciones con behemencia.
Y palparás mis huesos y mi carne.

Dos metros son la distancia inopinada.
Dos metros para hallarnos.
Sanidad muy presente y gestionada.
Con el coronavirus avanzamos.

Cerca de mí te quiero a cada instante.
Tal vez dos metros.
Me pondré la mascarilla y guante.
Sin tí a lo lejos.


PINTARÉ NUBES ROSAS.




Hoy vuelves a mirarme a la cara.
Ya pasó el tiempo del confinamiento.
En tu alma llevas el pensamiento.
De quererme abrazar, junto a la almohada.

Aún no podemos besarnos ni achucharnos.
Aún es pronto para los abrazos.
Reservaré para tí  estos mis brazos.
Le robo tiempo al tiempo para amarnos.

El corazón me dicta una poesía.
Y la razón me acompaña en silencio.
No voy a procurar amor del necio.
Te voy a dar mi amor con alegría.

Comenzaré a cantar una mañana.
Salpicaré de versos este libro.
Ahondaré en silencios el postigo.
Y te perseguiré, cariño, hacia la nada.

Conseguiré para tí un sol redondo.
Pintaré nubes rosas en el cielo.
El monte agudo va a ser el primero.
En primer plano, junto a tí, muy hondo.

Clara será la mañana en tu paraje.
Claros los ríos y las montañas.
Pintaré para tí el más bello paisaje.
Con claroscuros, ciñendo la mañana.


miércoles, 27 de mayo de 2020

COMO LLUEVE EN LAS NOCHES DE VERANO.



Como llueve en las noches de verano.
Hondo y profundo.
Así yo siento por tí un amor lejano.
Temeroso y oscuro.

Como canta el arroyo a su paso.
Por el quebrado.
Así yo canto y alzo luego el vaso.
Ya hemos brindado.

Como vuela el halcón, corriendo hacia su presa.
En cielo abierto.
Así estoy yo, buscando con sorpresa.
Tu pensamiento.

Como huele la rosa en los rosales.
Fragancia eterna.
Así yo, despejando las verdades.
De tu esencia.




CUÉNTAME UN CUENTO.



Bajas corriendo la cuesta del calvario.
Rubia y pequeña.
Has cogido tu ropa del armario.
Sólo una prenda.

Vas volando como las mariposas.
De mil colores.
Vas volando; dices que son hermosas.
Libando flores.

Cuéntame un cuento; te estaré esperando.
De mil amores.
Fantasía de hadas; en mi alma sumando.
Tiempos mejores.




BEBEREMOS DEL AGUA. (RASHID)



Y una alondra al volar, tuerce hacia el cielo.
En que alegres cantan los estorninos.
Camachitos y halcones peregrinos.
Y un dulce caminar. Todo un te quiero.

El amor aparece en el recodo.
De mi vida que entiendo marinera.
El mar bravío enciende la primera.
Llama con que apostarse desde el lodo.

Nunca pensé que hubiera otro momento.
Para asirme a tu brazo, encaramado.
Por amor quise ser siempre tu amado.
Y por querer emprendo el movimiento.

El sol radiante señorea ya en el cielo.
Los cirros se apartan y diluyen.
No digáis que no están, porque no huyen.
De un paisaje sereno y pendenciero.

Descorreré los velos, terciopelos.
En que la oscuridad tiñe tu estancia.
Llegarán otros aires de abundancia.
Y otros mares de amor, y otros consuelos.

Yo quiero darte, niña, mis anhelos.
De unión desmesurada y de presente.
Beberemos del agua de la fuente.
En que un día se perdió un te quiero.

Juntas caminaremos hacia el puente.
Que separa tu tierra de la mía.
Fronteras no; mi corazón un día.
Perfilará quereres de poniente.

PROMETO.


Prometo no caer en lugares comunes.
Prometo no hurgar más en la herida.
Prometo no ganarte la partida.
Y prometo no ahondar en tus albures.

Porque lo que tengo ahora es importante.
Quisiera conservarlo para siempre.
Porque juntas pusimos la simiente.
Verso desnudo que se halla en el estante.

No voy a precipitarme, no ahora.
Que me pides paciencia y acomodo.
No voy a relajarme; de qué modo.
Estoy para adorarte en esta hora.

Con espontaneidad te pido en este instante.
Que manejes mi vieja caravana.
Para estar junto a tí, tal vez mañana.
Corazón que anhela el visitarte.

Necesito que expreses un te quiero.
Todavía no es tiempo de abrazos.
Pero unidas tendremos en los brazos.
Amor enfebrecido y marinero.

Desperté de un mal sueño una mañana.
Dulce como la miel. Mi alma sabe.
Y confiesa un albor que en cada instante.
Se pronuncia y se besa en la maraña.

Y así viene a decir, gracias cariño.
Gracias por dibujarme una sonrisa.
Golondrinas anidan en cornisa.
Y vuelan acechantes y con tino

martes, 26 de mayo de 2020

Carmen Urbieta Pérez de Nanclares-Escritora Madrileña SUBIDO (VPRE) VI...

CASTELLANO.




Ya veo el alba clarear.
Se apagaron las luces del suburbio.
El rocío dispuesto a pertrechar.
La escarcha que despierta a este mundo.

Soy cantante, mis coplas se dibujan.
Entre los entresijos de mi alma.
Soy cantante, el misterio ya alcanza.
Los amores que, viejos, se acumulan.

Y como amaneciendo ya en mi boca.
Las palabras sonantes que desvelo.
Un cierto corazón de terciopelo.
Y un te quiero en el aire, que te invoca.

Castellano que acudes a mi canto.
Ebrio de emociones.
A mi vera, cantando mis canciones.
Noches de mayo.

Sereno y firme son tus atributos.
Castellano de campos.
Siembra tus hortalizas a los lados.
Del camino que ocultan los arbustos.

Y pues ancho el respeto y la arrogancia.
Acompasado el paso.
Que te vas a beber hoy otro vaso.
Del rico néctar de tu elegancia.




AL ALBA FESTEJAR.



Bajaba el río grande en catarata.
El salmón ascendía contra corriente.
La trucha ya acechaba por poniente.
La lumbre preparada.

El jilguero trinaba allí en su rama.
El verdejo  asentado ya en la copa.
Los amores ligados, que no es poca.
La manera en que ahuyentas tu mañana.

Visitabas allá al sepulturero.
Invitabas a vino y a fritanga.
Sardinillas al fuego, la comanda.
Que pediste obsequiar al mundo entero.

Los espetos ya brillan en la brasa.
Cazuela de coquinas aliñadas.
Platillo de chopitos y añadas.
De uva joven, mantel en Nicolasa.

Y a la tarde, paseo por la bahía.
A contemplar la puesta desde el mar.
Ven corriendo, no quiero yo asustar.
Al doncel que a mí me da la vida.

Canta gallardo, la noche se aproxima.
Y con ella, vamos a recogernos.
Mañana será el día en que veremos.
Al alba festejar la luz del día.



lunes, 25 de mayo de 2020

Carmen Urbieta, autora de Caligrama

RELOJ DE ARENA.



Quería entonar por ríos, mares y montañas.
Cantos alegres, jotas, bulerías.
Quiero que todos sepan que yo, esta mañana.
Destilo por mis poros inmensas alegrías.

Ya estamos todas como yo quería.
Reunión al fin tan esperada.
Nueve personas; tres en esmerada...
Mis dos hijas y yo; sin más porfía.

Los demás son mis yernos y mis nietos.
También con todas nosotras reunidos.
Ágape de carnes rojas, barbacoa, han traído.
Banderillas picantes y anchoas de primero.

Miro a mi alrededor y veo contentos.
A todos los comensales.
Me miro en mi interior, y no lamento.
Los lentos preliminares.

Lo que deseas ardientemente.
A veces se hace de rogar.
Pero es bonito entregar.
El tiempo, que dulcemente.
Se añora en el hogar.

Y entonces de nada sirven.
Los relojes ni las horas.
Estás ahí; donde quisiste.
Y con quien quieres: Ahora.

LLEGA EL TREN.



Ayer me reconcomía la desesperanza.
Estaba inquieta por ver qué sucedía.
Pero el tiempo ha pasado muy aprisa.
Y ya el verles me llena de esperanza.

Voy a ponerme el vestido con el que estoy más guapa.
El vestido que más me favorece.
Es de tonos color marrón y verde.
Y algún que otro morado, difuso, en la solapa.

Va a encontrarse conmigo desde hace seis años.
Estoy tranquila, pero en la tripa algo revolotea.
Mariposa de colores hermosos, vas a ser la primera.
En divisar a mi hija y su familia, por esos campos.

Ya llega el tren a la estación de Collado.
Collado Mediano, se llama realmente,
Ellos están esperando dulcemente.
A que en el andén, el convoy se haya parado.

Ya frena el maquinista la maquinaria.
Ya el tren se ha parado en el andén.
Descienden pasajeros; trasiego y vaivén.
Y la última en bajar yo; estrasfalaria.

Estrafalaria porque junto al vestido claro.
He debido ponerme un jersey grueso.
Calcetines de lana y gorra color hueso.
Y es que en la sierra hace mucho frío, hermano.

Pero ellos en mí se han fijado.
Sin acusar mi porte y desaliño.
Eso me gusta de ellos; su gran tino.
En hacerte creer que es todo inmaculado.

Y así pasamos un día extraordinario.
Y les ayudo a preparar la comida,
Algún que otro truquito, de salida.
Que ellos celebran siempre de ordinario.

Cuántas ganas tenía de estrujaros.
Y de conocer a Jorge, mi nietito.
Es un ángel; todavía muy chiquitito.
Y muy despierto; nos tiene embrujados.


COVID 19.


A veces se me acaba la paciencia.
Y me dan ganas de mandar todo al garete.
Porque realmente, la situación promete:
Todo el coronavirus y su ciencia.

Es posible que aún sepamos poco.
Sobre el comportamiento de este virus.
Pero las pautas de salud son necesarias.
Para luchar contra él, y ver el foco.

El foco en que se expande, y en que avanza.
Debemos conocerlo y concretarlo.
Nos va la vida en ello; importante atajarlo.
Y frenar ese ritmo de expansión y de chanza.


IMPACIENCIA.



Es de noche aún, y ya estoy levantada.
Yo no puedo dormir sin tu presencia.
Dices que un mes aún, pacientes y en ausencia.
Pues el coronavirus acecha y gana la batalla.

Dices que no has quedado con familia ni amigos.
Dices que esperarás a que todo esto pase.
Dices que soy persona de riesgo, y es probable.
Que cuando llegue julio se andarán los caminos.

La fase 3 será la más certera.
Para realizar visitas atrasadas.
A tí yo quiero verte la primera.
Y a tu hijo Jorge y a sus risotadas .

Pero se me va a hacer largo de aquí a julio.
No soy paciente cuando algo pretendo.
Ya sé; vas a decir: mamá comprendo.
Que tengas muchas ganas, pero súbito.

Súbito puede empeorar la situación.
Súbito puede que llegue un retroceso.
Eso sería peor. No;  pues un suceso...
Así, puede tirar por tierra nuestra acción.

Y son ya muchos meses trabajando.
Porque el virus no llegue a nuestra puerta.
No hay que precipitarse; pues despierta.
La atención necesita un buen descanso.

Mamá -me dices-, es que es preferible.
Que aguardemos un poco para vernos.
Yo también tengo ganas de tenernos.
En abrazo infinito, incombustible.

domingo, 24 de mayo de 2020

CUANDO LA TORMENTA PASA.



Durante la tarde se echaban las nubes.
Nimbos, cirros, estratos, campean por el cielo.
Habrá que ir a buscar el lugar donde te cubres.
De la fina lluvia que te moja el pelo.

Cuando la tormenta pasa por tu vida.
Cuando el rayo impaciente relampaguea.
Cuando el llanto de un ángel regrese y pida.
La ilusión de tenerte junto a mi hoguera.

Calentitos los dos, afuera llueve.
Tortitas de limón, buen apetito.
En la lumbre, tranquila, la llama arde.
Naranja y rojo prenden; es exquisito.

Exquisito es tenerte aquí en mis brazos.
Exquisito es amarte como aquel día.
Vienes a acompañarme; a unir los lazos.
Que un día nos trenzamos; Ave María.


CANCIÓN GITANA.



Desfilaba por sus ojos una lágrima.
Quería caer.
Resbalaba por su tez en añoranza.
De otro querer.

Ya no silban los mirlos en el valle.
Ya no volverán más.
Ya no vuelan gorriones en la calle.
Ya no volverán.

Difuso el beso, aún brilla en su frente.
Caricia al fin.
Difuso corazón que busca enfrente.
Tanto confín.

Y con el corazón enamorado.
Y con el resplandor.
Vendrá la noche, que nos ha enseñado.
Su sinsabor.

Canción gitana que retumba al viento.
Cantar y taconeos.
Presagio de un momento ceniciento.
Y sus anhelos.


APICULTOR.



Admito que soy una romántica,
Una romántica empedernida.
Arcos de piedra y bóveda románica.
Planta de cruz, al este, enfebrecida.

Ni siquiera van a volar las aves.
En sus nidos, el piar ensimismado.
Cuatro crías en primavera han dado.
Las alondras hambrientas y los mares.

Condición del gorrión que desde el cielo.
Vuela a perderse por entre la espesura.
Crisálidas que emergen con gran miedo.
Al ver acorralada su bravura.

Mariposas de satín revolotean.
En el bog, que, consciente se entrelaza.
Mariposas de amor espolvorean.
Su simiente amarilla, rubia y plana.

Las abejas ya liban a sus anchas.
En la flor, cuatro abejas se han posado.
Miel harán, que ya habremos probado.
Con la recolección y las andanzas.

Apicultor con velo y overol pertrechado.
Guantes de caucho y botas.
Ve a la colmena que la abejas han libado.
Miel de flores en gotas.





ANTONIO EL LABRADOR.




Sí. Debo decirlo; soy muy romántica.
Una enamorada de la vida.
Vida que emprende el camino y, estática.
Regresa al corazón de ambrosía.

Debo expresarme en odas tricolores.
Multicolores retazos de presencias.
Debo anidar en mi alma las flores.
Con que sembrar mañana tus ausencias.

También puedo declararme en rebeldía.
Y confinarme en el huerto una mañana.
O ir a verte a tu cortijo, un día.
En que amanezcas sólo y con legañas.

Yo traeré jarros de agua p'a que bebas.
Yo te haré chuletones en las brasas.
Yo calcinaré el tiempo donde debas.
Aprovechar tremenda la mañana.

Agua de manantial que te he cogido.
En el monte alejado de tu sierra,
Vinillo de jerez te he prometido.
Anchoas en vinagre y hierbabuena.

No me resistiré a besar tu boca.
Dulce y sabrosa como el primer día.
Comeré de tus labios, porque poca.
Es la razón que encuentro; alevosía.

Con alevosa calma yo te beso.
Y deseo que estés siempre a mi lado.
Corazón generoso que profeso.
Un amor intachable; inmaculado.

Cabizbaja desciendo la montaña.
Pitres se queda arriba, sobre el llano.
Vamos presto a entrelazar las manos.
Desear amante eterna; dulce y llana.

Y por la noche vuelvo a mi cobijo.
Me despido de tí hasta otro día.
En que venga a visitarnos la armonía.
Nuestro nido de amor es tu cortijo.

sábado, 23 de mayo de 2020

ONDEARÁN LAS BANDERAS.



Ondearán las banderas victoriosas.
Roja y gualda te guía por la frente.
Roja entera con pentagrama verde.
Estrella salomónica, gloriosa.

Rashid se ha levantado de la cama.
El ramadán termina con la luna.
Tez morena, regada de aceituna.
Fatima bella, saluda a su hermana.

El fin del ramadán se acerca incauto.
La fiesta se respira por doquier.
Corderos en tajid, saben a aplauso.
Y un ancho mar donde bañarse ayer.

Danza del vientre, con bellos arabescos.
Barbaris anudados y convexos.
Guedra tradicional, en pies alados.
Bailes muy populares y sagrados.

Con tu jardín he soñado esta noche.
Las mil y una, Hazar afsana persa.
Correré laberintos con el coche.
Dejaré de soñar; mente perversa.

Rosales de colores en terrados.
Injertos que se cubren ya de tierra.
Azahares y jazmines sonrosados.
Petunias y claveles, dulces perlas.


ZORZIKOS.



Rueda la rueca.
Con treinta hilos.
Va satisfecha.
Sin entresijos.

El jazmín cuelga de la rama verde.
El azahar se despierta en la mañana.
Son las seis, y debo de tenerte.
Junto a mi cama.

Cantores andaluces que profesan.
En cánticos, sus sueños son dorados.
No me mires el alma, desalmado.
Que pronto llegarán, siempre se besan.

Confines de otros cielos habitados.
Por nuestros muertos, inconmensurables.
Voy a habitar el universo alado.
Para verte un día más; es saludable.

Saludable es tenerte entre mis brazos.
Cantar zorzikos de la tierra mía.
Y esculpir una nota de agonía.
Donde no puede haber luchas ni lazos.

,


viernes, 22 de mayo de 2020

RAMADÁN.



Rajita de melón, luna menguante.
En noche cierta.
Estrellas que acompasan mi talante.
Aquí en mi huerta.

Ramadán que termina y se define.
Fiesta en marruecos.
Fin de la fiesta. Empieza en los confines.
Baile con zuecos.

Podrán reunirse en torno de la mesa.
Los mis hermanos.
Podrán reunirse en torno de una mesa.
Juntas las manos.

Pedirán por su alma aventurera.
Y por sus hijos.
Rezará el almohazín en la rivera.
Vertiente y pinos.

Ya se van cabalgando en la mañana.
Caballo árabe.
Ya corren por el bosque, emboscada.
Espera el ágape.



SERGIA.



Salías de mañana a estrenar el día.
El aspersor regaba las plantas del jardín.
Preparabas un zumo en la cocina.
Para desayunar sano; ése era el fin.

Sergia te llamas, Sergita la bella.
Dulce canción.
Con ella miraremos las estrellas.
En comunión.

Y una alondra volando viene a verte.
Con su dulce trinar.
Y en su vuelo no quiere perderte.
Sensible al caminar.

Golondrinas anidan en cornisas.
De mi ventana.
Y los mirlos de pico anaranjado.
Llenan mi cama.

Ven a verme que tengo preparados.
Arroces y legumbres.
Ven a verme, corazón deshuesado.
Guisos en lumbres.

Bendito sea el día en que llegaste.
A tocar mi puerta.
Y bendita seas tú, mi fiel baluarte.
Flor de mi huerta.


LUNA LLENA.



Yo ya he pintado mi corazón verde.
Por los servicios sanitarios.
Esmeraldas que acuden para verte.
Como al lobo estepario.

Mi corazón te acecha ensimismado.
Y la razón potente.
Pintará mil razones bajo el puente.
De la mente, recordando el pasado.

Altivos montes por los que he hollado.
Cimas ignotas y desconocidas.
Al viento van, descendiendo agradecidas.
Hacia el confín del valle, nunca hallado.

Risas de querubines atrevidos.
Alas revolotean a lo lejos.
Cascadas que descienden, aguerridos.
Al manantial doliente de mi tejo.

Juegos de niños en que presuroso.
Vienes a disfrutar.
Al pilla, pilla, en que venturoso.
Sales del olivar.

La luz se esconde por entre mis campos.
Luna de mayo.
La luz resuelta volverá a sentir.
Fragancias mil.

Esencias de un amor inacabable.
Verde aceituna.
Esencias de un amor inabarcable.
Es mi fortuna.

Mi fortuna es tenerte entre mis brazos.
Fortuna inmensa.
Mi fortuna es atarte con mil lazos.
De luna llena.



BALUARTE.



Ocho siglos bastaron para amarte.
Y otros ocho impusieron por quererte.
Califas andaluces, el baluarte.
De tierras por que paso para verte.

La medina dormida me estremece.
La muralla rojiza me impresiona.
Musulmanes de fe, en donde crece.
La salvación eterna que presiona.

Voy a cantar contigo mil canciones.
Iré a los baños a asearme en la mañana.
Me vestiré con ropas verde y  grana.
Y me pondré el velo para las ocasiones.

Altiva, buscaré quién me entretenga.
En horas en que esté quizás ociosa.
No me gusta que me tomen por mentirosa.
Cuando mi corazón aún no está en venta.

Sencillas son las cosas que te pido.
Sencillo el trino de la mañana.
Pajarillo cantor, ¿a dónde has ido?
¿Has volado a reunirte con mi hermana?

Y el ave ya contesta estremecido.
Con sus trinos silentes y apocados.
Un arrebato inunda el cielo claro.
Silbidos en la rama, bien mecidos.

El aire se pronuncia formalmente.
La brisa estalla.
El silencio se acopla con tu mente.
El mundo calla.



LLUVIA DE ESTRELLAS.



Hoy quiero confesarte, aquí cerquita.
Que te amo, quizás con toda el alma.
Hoy quiero preguntar a la mañana.
Si te ha visto pasar por la mezquita.

Muchacha de ojos tristes, pintureros.
Al río vas, a coger agua de fuente.
Y yo quiero quererte, porque siempre.
Me engañas al sentir que son sinceros.

Tus ojos esmeralda, brillan tenues.
Tus labios carmesí, rojos distantes.
Tu ritmo al caminar, siempre constante.
Tus facciones recuerdan a los reyes.

Elegante y cordial, tiendes la mano.
Y esperas apurada el primer beso.
Elegante y cordial, junto a tu hermano.
Entre algodones, restando todo el peso.

Khadija le pusieron sus ancestros.
Risas de miel dulces y exquisitas.
Ven conmigo a cantar, que ya estoy presto.
Presto para adorarte, mar de olivas.

Y Rashid se acurruca, atolondrado.
En su jergón de lana de oveja.
Dulce espera, la noche tendrá queja.
Del lento caminar acompasado.

Lluvia de estrellas, la noche ya cercana.
Vendrá a tu olivo a recoger las sombras.
Yo te quiero querer, porque me nombras.
Y porque altiva esperas un mañana.

jueves, 21 de mayo de 2020

TUNA.



Olmos verdes. Verdes álamos.
Castaños y bananos.
Jardín convexo de frutos amarillos.
Ocres los trigos.

El sol avanza. Fines de mayo.
La sombra retrocede.
El sol avanza. Tomaré tu tallo.
La sombra cede.

Ven a cantar la canción de la cuna.
La nana ingenua.
Ven a cantar. Yo llamaré a la tuna.
Más primigenia.

Entonando el clavelitos han pasado.
Por tu balcón.
Y con ritmo y pandereta han sonado.
Cantos de flor.

La tuna estudiantil ya se retira.
Cintas en capa.
Y se van, dibujando una sonrisa.
A quien los halla.

Hallaréis en la frente, disecado.
Un corazón.
Serpenteará un te quiero anonadado.
De perdición.





VEN A MI VERA.



Pie descalzo. Por la amplia playa.
Bikini estampado.
Va recogiendo conchas y piedritas.
En su rincón soñado.

Dácil me invita a pasar los veranos.
Las dos juntitas.
Juntas iremos; iremos de la mano.
A su tierrita.

Canarias es el destino deseado.
Allá en las playas.
Garachico el lugar que frecuentamos.
¡Nunca te vayas!

Llenaré mi maleta de recuerdos.
Y de nostalgias.
Y pasearé mi estampa, aventurero.
Mi vida, gracias.

Una piedra ha encontrado, y me regala.
Forma de corazón.
Te traerá suerte, dice, mientras me abraza.
Con compasión.

Y en las tardes, paseos por la bahía.
Isla Manrique.
El Atlántico crece por la cornisa.
Del muelle a pique.

Dacilona, tu amor me ha llegado.
Muy hacia dentro.
Dacilona, contigo he besado.
Las olas, presto.

Ven a mi vera, que yo quiero encontrarte.
Mi fiel sobrina.
Ven a mi vera, que voy a emborracharme.
Con tu voz fina.

SAUDADE.



Cantan los mirlos desde la espesura.
De mi jardín.
La urraca vuela, prestará hermosura.
De vuelos mil.

Vuela el gorrión en busca de unas migas.
Que yo le ofrezco.
Vuela paloma, seremos amigas.
Te compadezco.

Jirones del vestido frecuentado.
De una y mil puestas.
Tesoros que en mi palma se han quedado.
En noches bellas.

Jilgueros, gurripatos y alondras.
Al despertar.
Secuencias de un espacio donde ahondas.
Este cantar.

La vega enmudecida por el alba.
Trinos sinceros.
La vega que despierta toda el alma.
Cantar postrero.

Y correré a tu lecho a despertarte.
Lecho nupcial.
Prenderé el corazón para besarte.
Hondo y cordial.

El rocío en la flor se ha posado.
Escarcha fría.
El sol llega del este, atolondrado.
Saudade mía.



MAMÁ.



Campos de tulipanes y amapolas.
Cantos de sirena.
Mamá en el centro, regando a solas.
Es la primera.

Primera en descorrer mantas y colchas.
Y echarse al suelo.
Primera en advertir que las alondras.
Alzan su vuelo.

Mamá tiene un cantar ensimismado.
Canción del norte.
Zorziko en que te hayas desatado.
Veinte reproches.

Y riega que te riega, el horizonte.
Se vuelve azul.
Y riega que te riega, vas por donde.
Llegaste tú.

Canta el mirlo, el día amanece.
Albas de mayo.
Que te quiero querer, pues lo mereces.
Tormenta y rayo.

Mamá, ven a buscarme, que me pierdo.
Por tus parajes.
Vendré con mi guitarra, que ya siento.
Lindos paisajes.

Y volveré a quererte en la mañana.
Y volveré a decirte que te amo.
Y volveré a cantar de madrugada.
Y volveré a buscarte, pues te extraño.

miércoles, 20 de mayo de 2020

VOLVERÁN LOS VERANOS.



Dardos envenenados, dardos rojos.
Se clavan en la diana circular.
Para jugar, debes tener los ojos.
Prestos a concretar.

Visión marina, tiburón, delfín.
La mar hermosa, azul y peligrosa.
Sirenas cantarán su canto al fin.
Mientras el baño surge en la Malvarrosa.

Volverán los veranos y sus duchas.
Volverán  ya las risas y los juegos.
Vuelve el calor, voy a ser el primero.
En llevar la maleta hasta tu choza.

Al alba cantarán los ruiseñores.
Y al caer la tarde, los estorninos.
Ven hacia acá, que vienen los señores.
A pasar el verano con los niños.

CANTAR DEL RIACHUELO.



Caminábamos con pasos decididos.
Cansados ya de cuestas y vertientes.
Andábamos, tratando de pasar inadvertidos.
Hacia el nogal, en que se suaviza la pendiente.

Completábamos la marcha inusitada.
Descendíamos por rampas pronunciadas.
Cantos de aves, alba, amor en ciernes.
Cantar del riachuelo en la vertiente.

Y yo, enamorado de la vida.
Vengo hasta tí, mujer acalorada.
Traigo un presente, que mi alma pida.
Pida por tí, valiente consumada.

Nines, yo soy tu fiel compañero.
Que alocado viene a verte.
Nines, yo voy a traerte, mañanero.
La ilusión de mi vida al conocerte.


PRIMAVERA.



Buenos días, dijo la pastora.
Que sean muy buenos.
Buenos días, contestó la señora.
Desde su huerto.

Van a pasar las bellas golondrinas.
Vuelo rasante.
Volverán a tu hogar, arrepentidas.
Vuelos de antes.

Y planearán calondras agitadas.
Redondos círculos.
Darán fin al cielo, emborrachadas.
Tranquilos vínculos.

Jilgueros, ruiseñores y estorninos.
Van a tu vera.
Azul celeste, que entra en tus dominios.
La primavera.

MIS REDES.


Orgullosa de tí, mi dulce niña.
Contenta de que hayamos descansado.
De vendimiar, parece que la viña.
Ha otorgado la paz; campo labrado.

Ya llevamos las uvas venturosas.
Hasta el barril en que será estrujado.
Vendimia en los barricas, que dichosas.
Fermentarán el vino condensado.

Orgullosa de tí, mi dulce niña.
Hijas maravillosas.
Cada una de vosotras necesita.
Sentir de mí mis cosas.

Se acabó el tiempo en que nos peleábamos.
Por cosas nimias.
Llegó la primavera a nuestras vidas.
Tan dulce; vamos.

Vamos a pelear por nuestra unión.
Tan densa y fuerte.
Vamos a festejarlo con canción.
De amor y muerte.

Porque ahora sí; aunque venga la parca.
No desatará el lazo.
Del destino, que en cielo y tierra abarca.
Un pobre corazón, deshilachado.

Pero remendaré con hilos de colores.
Todos los huecos.
Como las redes zurcidas, pescadores.
Cosen los viejos.

Y mis redes saldrán  a pescar.
Una y mil veces.
Porque te quiero y voy a entonar.
Cantos y peces.

Canción nostálgica que cantas desde el barco.
Bailes y cantos.
Zorzikos y muñeiras distraerán tu paso.
El mundo es ancho.

Sevillanas, sardanas, jotas de mi lugar.
Dulces sonidos.
En toda España se festeja el caminar.
Con los amigos.








YA NO PUEDEN CLAVARSE LAS ESPINAS.



Ramo de rosas blancas, sin espinas.
Ya no pueden clavarse; ya ha pasado.
El tiempo oscuro en que se hundían.
Hasta el fondo de mi corazón ajado.

Ella ha venido con la mejor de sus sonrisas.
Me traía un ramo blanco, inmaculado.
Con mucho amor me ha ofrecido las risas.
Brisas de aire gentil, de mayo, serenado.

Ya no pueden clavarse las espinas.
Porque una a una, las dos hemos quitado.
Del tallo verde, las más atrevidas.
Ahora sólo queda amor emborrachado.

Esencias y perfumes; blancas rosas.
Adornan la estancia  en que me encuentro.
Dulce mañana, tibia y amorosa.
Dulce mañana para hurgar por dentro.

Y sentir que te quiero más que a nadie.
En plurales voces de mi pensamiento.
Y pensar que el amor entra a raudales.
Y sentir que eres todo lo que siento.

martes, 19 de mayo de 2020

CARICIAS.



Voy a caer desde el firmamento.
No sé volar.
Voy a caer, aunque sólo un momento.
Hasta tu hogar.

Caricias que asemejan terciopelos.
Y satinados.
Baile nupcial, correrán siete velos.
Muy delicados.

Y volará la alondra hasta tu techo.
De tejas verdes.
Recorrerá tu cielo con un verso.
De hojas perennes.

LOCURA.



Locura en la que entrabas esperpéntico.
Como El Quijote y su fiel Sancho.
El corazón en un jardín mesiánico.
Late de amor, por lo largo y ancho.

A lo largo de tí fui a traer, prosaico.
Jazmín y pétalos.
Lo ancho constituye el mosaico.
De la flor y sus sépalos.

Locura al fin, con sus rimas chirriantes.
Locura tierna.
Baja del pedestal; imagen acuciante.
De cosas bellas.

El cantar de la Mancha y sus ancestros.
Canción preciosa.
No morirán; voy a correr al centro.
De linda prosa.

Dulcinea es su nombre, del Toboso.
La imaginaba.
El amor a uno vuelve más grandioso.
Serpenteaba.

Torcía el esqueleto jubiloso.
Con Rocinante.
Cabalgadura tenue; veleidoso.
Su fiel amante.

Los Molinos de viento se acercaban.
Por los sembrados.
Sancho y Quijote, al punto atesoraban.
Premios comprados.

En barrica de vino lo enterraron.
Con gran tesón.
Al caballero andante festejaron.
De corazón.

RAMA DE NIDO.



Azul. Cielo azul.
Azul. Azul mar.
Y aquí sólo tú.
Prisionera de mi alma. Ya.

Vuelve a buscar en su pico la alondra.
Rama de nido.
Calandrias elegantes que planeáis ahora.
Sobre mi nicho.

Verdes montañas. Verde olivo. Verde.
Verde esperanza.
Verde colina. Verde suelo. Verde.
Verde templanza.

Marchito el corazón con sus quereres.
Ramo de rosas.
Esperpéntico actor, que con mujeres.
Teje la prosa.

Y le van a seguir por las terradas.
Huerto silvestre.
Y le van a seguir, pues enterradas.
Guardan simiente.

MARCOS PERAZA.



Marcos Peraza nació.
En Canarias; buena tierra.
Y por sus playas buscó.
La alegría de la huerta.

Santa Cruz de Tenerife.
Paraje de Los Cristianos.
La Alhambra, el Generalife.
Se van dando de la mano.

Hibiscus y primavera.
Cante jondo e ilusión.
Acércate aquí a mi vera.
Yo te doy mi corazón.

Marcos Peraza ya ha muerto.
Pero vivo está en mi alma.
Contigo flores del huerto.
Y canción en la mañana.

Risotadas estruendosas.
Olor a jazmín y a hierba.
Mariposas deseosas.
De volar hacia tu pierna.

Islas Canarias, por fin.
La Virgen de Candelaria.
No sé qué tienen que en mí.
Busca sombra la araucaria.

Icod de los Vinos es.
Con su drago milenario.
El que me ha hecho entender.
Tu corazón estepario.

VOY TEJIENDO.



Bajo el albornoz la piel.
Y bajo la piel el alma.
Iré a buscar al doncel.
Que hace que pierda la calma.

Muñequita presurosa.
Que a mi portal has venido.
No sufras, que el alma rosa.
En tu jardín ha crecido.

Corazones de algodón.
Jazmines de mil olores.
Id a buscar, con su son.
Los trescientos mil colores.

En paleta de pintor.
Voy tejiendo un nuevo cuadro.
Te ruego a tí, mi Señor.
Que me otorgues un harapo.

Con que recubrir mi piel.
Dorada por los diez soles.
Que yo te seré muy fiel.
Y franca seré en amores.

Otros quisieran tener.
Un trapo con que cubrirse.
Es mayo; mediaos de mes.
El calor llega y embiste.

TRES CUÑADOS.



Bordados en paño de panamá.
Blancos, rosas, azules y morados.
El bastidor desafía a la aurora.
Verdes los prados.

Cosiendo está Almudena sus costuras.
Con finos hilos.
Amapolas de campo que, hermosuras.
Cantan sin tino.

Marisa va componiendo los versos.
Y las historias.
En su mente, un doncel dará dos besos.
A la amapola.

Y Pope que se entrega presuroso.
Hacia la cima.
El pico aquel donde asciende, curioso.
Con su vecina.

Tres cuñados me tienen exaltados.
Mis pensamientos.
Tres cuñados, un premio avalanzado.
De sentimientos.



lunes, 18 de mayo de 2020

SEVILLA SINGULAR.



Decibelios de música, anagrama.
Tocadiscos de vinilo impertinente.
Bailan las notas sobre el pentagrama.
Tacón gitano y castañuela, simplemente.

Fandangos en cuatro pasos constreñidos.
Sevillanas suaves, que al oír, mañana.
Despachan taconeos y volantes, revividos.
En elíptica espiral urbana.

Cuánto trabajo impone al costalero.
Llevar al Cristo de la Buena Muerte.
Con fajín y bodoque, costurero.
Llegarás a la iglesia, ¡mucha suerte!

Triana despierta al son de la Macarena.
La Giralda nos toca su campana.
El Callejón del Aire, con olor a azucena.
Y un bouquet de jazmín en la mañana.

Sevilla singular, Guadalquivir.
El río grande que pasa por mi tierra.
En mayo comenzarán a revivir.
Geranios, gitanillas, en muros de piedra .




SÍSTOLE Y DIÁSTOLE.



Gracias.
Agradezco al día este momento.
En que he podido verte.
Y alcanzar tu movimiento.

Sencillo y suave, acompasado.
Etéreo y celestial, enamorado.
Sístole en corazón precipitado.
Diástole de razones inundado.

Tu corazón me impulsa a olvidar.
Y la razón me fuerza a razonar.
Tremenda bulla, inhóspita, decidiré.
El margen en que yo pueda volverte a ver.

Capellanes se acercan a dar tierra.
Pájaro en rama.
Las cenizas debajo de la piedra.
Del Alto Guadarrama.

Y es allí donde yo quiero encontrarte.
Cuando me aleje.
Es allí donde yo quiero estrecharte.
Mi rueca teje.

Te llenaré de besos tu carita.
Marrón y beige.
Te llenaré de amor, hermana Adita.
Canción que véis.

Clarea la mañana pinturera.
El sol avanza.
Viene la brisa a rozarte la primera.
Con tanta chanza.



domingo, 17 de mayo de 2020

POR SUGERIR LA IDEA.



Por sugerir la idea me has forzado.
A acompañarte.
Vientos de piedra y hielo me han dejado.
Cual botarate.

Cantos ajenos de tierras inhóspitas.
No acostumbrados.
Cantos que vienen desde otras órbitas.
Un mundo raro.

Petunias, pensamientos y claveles.
Alfombran tu paso.
Gitanillas, rosales, buganvillas.
Reposan en vaso.

Voy a plantar las flores de verano.
En seis macetas.
Coloridas, translúcidas, hermano.
Ven a por ellas.

Ven hasta aquí, que te estoy esperando.
Tras esta esquina.
Ven hacia mí, que te estoy aguardando.
Escarlatina.

Sube hacia el cielo, globo azul, escala.
Los siete pisos.
Sube hacia el cielo, emoción que embarga.
Tiempos remisos.

RECORRÍAS LA ACERA.



Recorrías la acera con tu tobillo roto.
No llegabas a la Iglesia.
Misa de doce, D. Julián el párroco.
Te hacía un guiño al entrar.

Misa de doce, lo dejabas todo.
En los domingos.
Vas a rezar porque no quieres lodos.
Ni tampoco respingos.

Pides por mí y pides dulcemente.
Por familia y amigos.
Entonas cánticos que emites sutilmente.
Para evitar castigos.

Cielo divino, te has aproximado.
Hasta llevarla.
Pura y dócil, mirar ensimismado.
Su dulce charla.

Quiero que vuelvas, hermana presurosa.
No tengas miedo.
Ven hacia mí, te llevaré gozosa.
Hasta tu cielo.

Cuando canta la rana en esa charca.
Mi corazón te espera.
Y sonríe al soñar que una barca.
Te traerá la primera.



SU NOMBRE ES ADA.



Pido permiso al cielo.
Para quererte.
Y al infierno le pido.
Que quiero verte.

Cuántas noches calladas.
Sin tu presencia.
Las brumas trasnochadas.
Marcan su ausencia.

Quiero subir al cielo.
Con mi escalera.
Cuatro peldaños, veo.
Que estás afuera.

Angelito que al lecho.
Vigilas presto.
Ve a buscar a mi niña.
Le mando un beso.

Un beso de rocíos.
Y de escarchas.
Bendecido amor mío.
Ya no te apartas.

Que estás conmigo siempre.
Sobre mi lecho.
Que al quererte te guardo.
Bajo mi techo.

Lucecita que alumbras.
Las madrugadas.
Y rompe las penumbras.
Su nombre es Ada.

SU NOMBRE.



Bulerías gloriosas, en esta feria.
Canciones, son hermosas, vienes a verlas.
Ven a ver cómo bailo con alegría.
Del portal de mi hermano, bullicio y vida.

No des la espalda nunca.
A Andalucía.
Comarca que ya busca.
La luz del día.

Y alegremente llegan.
Con bulla bailan.
Tacones, castañuelas.
Hoy nos embargan.

Sevillanas que al paso.
Hoy nos visitan.
Y con su baile, escaso.
Su ritmo incitan.

Ve a buscar a mi niña.
A la caseta.
Caseta de la feria.
Su nombre: Urbieta.

PABLO NEVADO.



Cantando va el labriego.
Por los sembrados.
Cantando va mi niño.
Danza y sobrado.

A extender una capa.
De finas hierbas.
Y esperar la mañana.
Desde su puerta.

Madrugaré temprano.
Para ir a verte.
Estrecharé tu mano.
Valle del Jerte.

Extremeños altivos.
De fina estampa.
Me sobran los motivos.
Esta mañana.

Iré a ver a Pablito.
Pablo Nevado.
Desandaré el camino.
De mi sembrado.

Luna en el cielo.
Que a Pablo yo espero.
De terciopelo.

VOY BUSCANDO LA NIEVE.



Si yo supiera llegar hasta tu corazón.
Lo intentaría.
Si yo supiera componer mi canción.
Ave María.

Celeste desdibujas mis entrañas.
Con odas miles.
Celeste reverdecen de añoranzas.
Tus tres perfiles.

Perfiles que acumulan lo que eres.
Hoy todavía.
Perfumes que destilan de quereres.
Algarabías.

Voy buscando la nieve inmaculada.
Y no la hallo.
Voy buscando a mi niña pertrechada.
De fiel lacayo.

Estará dando al viento sus amores.
Tan generosa.
Estará dando al viento sus perfumes.
Olor de rosa.

Claveles y jazmines que en la tarde.
Agazapados.
Prestan cadencias al horno que arde.
Por los techados.

Cortijo viejo de flores buganvillas.
Llenan paredes.
Flores de invierno prestan maravillas.
A sus quereres.

HILANDO ODAS.



Al alba pretendí nuevas pasiones.
Y nuevos versos.
Al alba compuse nuevas canciones.
Y nuevos besos.

Atraje hasta mí grandes eventos.
De lunas llenos.
Y dispuse en mi alma movimientos.
Plenos de anhelos.

Festejé la mañana que aquel día.
Se presentaba.
Ví un gorrión en mi mesa, algarabía.
De frutas sanas.

Y recordé los besos que te he dado.
Bajo la mesa.
Y alcancé a estrechar al bien amado.
Fiebre dispersa.

Compondré mil canciones exquisitas.
Y bien llevadas.
Y visualizaré al fin las mil visitas.
Sobre mi almohada.

Tenderé bajo el cielo mis dos sábanas.
Junto a mis ropas.
El sol ardiente blanqueará el mañana.
Con sus aromas.

Reconstruiré los besos que no diste.
Bajo la luna.
Desandaré caminos que dijiste.
Todos a una.

Columpiaré mi alma aventurera.
Con finas sogas.
Y temblará mi canción mañanera.
Hilando odas.

Ven al lugar acorde y estudiado.
De mi añoranza.
Ven al lugar; no digas que te ha dado.
Fiebre de danza.

Danza febril que bailas pinturera.
Sones difusos.
Danza febril, en que eres la primera.
En recorrer el mundo.


sábado, 16 de mayo de 2020

CANCIÓN PROTESTA.




Decibelios de notas discordantes.
Canción protesta.
Vieja música; letras importantes.
Entrando en testa.

Mira niña los cuadros que te pinto.
Ponles un título.
Mira niña los cuadros, porque he visto.
Que tienen vínculo.

Vínculo alegre que en la luz de la mañana.
Llama a tu puerta.
Vínculo alegre que traerá tu hermana.
Con flores de la huerta.






TEÑIRÁS DE VIOLETA.



Teñirás de violeta tus ropajes.
Ablandarás pucheros.
Resurgirán de morado tus trajes.
Siempre desde un te quiero.

Ya sale el barco por la bahía.
Ya los motores están en marcha.
Ya recogen la pesca pretendida.
Ya llenamos la barca.

El oleaje está suave y tranquilo.
Oleaje de mayo.
Sale la luna, el clima bienvenido.
Luna que traigo.

Vuelve la luz a entrar por tu ventana.
Luz primigenia.
Vuelve la luz a entrar una mañana.
De luna llena.

Te quiero a tí, mi alma aventurera.
Mi fiel amiga.
Te quiero a tí, soledad que no espera.
Las ansias mías.

Desandaré caminos y senderos.
De verde rama.
Recorreré tu silueta, embustero.
Quizá mañana.

viernes, 15 de mayo de 2020

MAMÁ.



Mi madre siempre está al otro lado.
Inquieta y preocupada.
Yo le insisto en que no tengo nada.
Más que un amor incipiente y alado.

Mamá responde con voz enardecida.
Móvil en mano.
Yo le insisto en que no se dé por vencida.
Que hable a mi hermano.

Y que traiga recuerdos primigenios.
Y que guarde sonrisas de otros tiempos.
Y que se suba al carrusel de la vida.
Y experimente una salida.

Una salida que, airosa, le entretenga.
Rosas y flores.
Un amor que con ganchillo teja.
Los sus amores.

Ven a bailar el vals de mariposas.
Y de luciérnagas.
Ven a bailar, a tí, la fiel esposa.
La abuela tierna.




MÁLAGA LA MORENA.



Lámparas naúticas tiene en su casa.
Bronce y verde, tulipa, el mar anima.
A pasear por el puente hasta la ensenada.
El espigón se asoma por la marina.
Málaga la morena, de piel muy fina.

Marisa prepara churros por San Isidro.
Javi aguarda expectante, su fiel marido.
Y los dos muy juntitos van a estrenar.
Un día lleno de soles, al olivar.

Vencido invierno.
Que ya la primavera toca a tu puerta.
Y la niña se mece, ventana abierta.

Tocando el cuerno.
Que da las campanadas, las ocho en punto.
Y mi hermano nos quiere uno por uno.

Málaga la morena, de piel muy fina.
Verdiales y boleros en las encinas.

Llévame al cielo
Málaga salerosa, contigo sueño.

RISTRA PIMIENTOS.



Txema por Hontanares.
Ya va llegando.
Hierbabuena, en los bares.
Le van buscando.

Yo voy por los sembrados.
Y por las casas.
Me levanto temprano.
Por si tú pasas.

Iré contigo.
A comerme un cordero.
Por el camino.

Ven a mi vera.
Que en el campo ya huele.
A primavera.

Ven aquí siempre.
Que en mi casa te espero.
Con la simiente.

Ristra pimientos.
Almudena se esmera.
En dejarlos tiernos.

Balcón abierto.
Que ventilo la estancia.
Luego la cierro.

Txema, te quiero.
Ve a buscar a tus nietos.
Es lo primero.

Álvaro y Alejandra.
Y ahora Andrea.
Tres nietos con quien andas.
Por esas tierras.

Segovia enamorada.
De mi hermano.
Segovia inusitada.
Tiende su mano.

DÍA DE SAN ISIDRO.



Viernes por la mañana.
Día de San Isidro.
Mi mente, por mi hermana.
A Dios le pido.

Recuerdos a mi suegro.
Que hoy cumple años.
Que se nos fue el primero.
¡Cuántos engaños!

Correré las cortinas.
P'a que no miren.
Prenderé las bombillas.
El mundo sigue.

Apagaré las luces.
En pos de sombras.
Y me daré de bruces.
Sobre las ondas.

Y subiré los riscos.
Una por una.
Siete Picos, olivos.
Mil aceitunas.

Cantaré a la mañana.
Con dulce voz.
Quizá llegue mi hermana.
Alrededor.

Alrededor del cielo.
Yo la he encontrado.
Tocando con el chelo.
Enamorado.

Y el cielo se transforma.
En auditorio.
Canta, hermana, da forma.
Al purgatorio.

Pero ella está en el cielo.
Con su laúd.
Canta, niño, el primero.
Y después tú.

















jueves, 14 de mayo de 2020

PAJARILLOS.



Pajarillo que entonas bellos sonidos.
Ve a cantar a mi hermana por los caminos.
No se extravía.
Que yo la espero presto desde el tranvía.

Jilguerito que comes alpiste en mano.
En mano de mi hermana; mi bien amada.
Jilguero, no te vayas.
No remontes el vuelo; sigue su paso.

Gorrión de plumas.
Haz nido en su casa, sé bienvenido.
Te habrá tendido.
Un lecho de algodones por si las brumas.

Tráete una rama.
Una rama de olivo para tu cama.

ESTRELLAS Y LUCEROS.



Muñeca morenita, de fino cutis.
Ve a llamar a mi hermana; no me hagas mutis.
Corriendo subirán la cuesta arriba.
Corre, corre, caballo que va María.

María Inmaculada, la del pelo zaíno.
La de la piel morena; los ojos claros.
Bella por dentro.
Por fuera, una estrella que cojo presto.

Y en digna comitiva vienen las dos.
A cantar alabanzas a su Señor.
Las dos iguales.
La de dentro y de afuera son similares.

¡Cuánto te quiero!
Temblores de estrellicas y de luceros.

VUELVE A TU RAMA.



Azahar que preconizas el naranjal.
Vuelve a tu rama.
Biznagas redondicas tras el telar.

Coses niña bordados muy puntillosos.
Los coses con esmero, mañana eterna.
Puntadas diminutas, lienzo en la pierna.
Y sobre el bastidor, miles de hilos.


ME HAS ENSEÑADO.



Me has enseñado.
A ser generosa con mis seres queridos.
A adornarme de flores y de vestidos.

Me has enseñado.
A romper corazones sin darme cuenta.
Y atesorar quereres junto a mi huerta.

Me has enseñado.
A amar a nuestros hijos, agua bendita.
Y a trenzar corazones con esa espita.

La tinaja está llena de rico vino.
De arcilla, sol y tiempo... y madera de pino.

Me has enseñado.
Que hay un rico en tu alma que otorga a mares.
Bendiciones, cosecha y poesía en los olivares.

No nos dejes nunca.
Que el sol se está poniendo sobre tu nuca.

Me has enseñado.

CASA DE MUÑECAS.



Cuando vienes a mí, lo haces desde mi infancia.
En que las tres jugábamos a las muñecas.
Tú enredas pulseras y collares con elegancia.
De la que lleva pecas.

Dictas las normas del juego, pues eres la mayor.
Nines, tú y yo jugando en nuestra habitación.
Tienes miedo en la noche y enciendes la luz.
Nines protesta; para ella es una cruz.

Se pone el antifaz que nos cosió la abuela.
De fieltro gris.
Lo coloca en sus ojos y así vuela.
Para dormir.

Normalmente, terminamos tú y yo.
En la misma cama.
Por eso es que te quiero, sin rubor.
Con toda el alma.



AÑORANZAS.




Templadas añoranzas de otros tiempos.
Se acumulan en mi manta, y duermen.
Dulce vigilia donde mis ancestros.
Sin su sábana blanca, llegan a mí; vienen.

Descorreré los cerrojos que había echado.
Ocho en total.
Y abriré presurosa la puerta.
De par en par.

Venid a mí, fantasmas del pasado.
Que yo os espero.
Sin ruido; no me dejéis de lado.
Es lo primero.

Hablaré con mi abuela desde dentro.
Y con mi padre.
Preguntaré a mi hermana sus sucesos.
Amor de madre.

Y un cantar peregrino y embustero.
Viene a mi lecho.
Que os quiero querer como al lucero.
Que está en el cielo.

DULCE.



Dulce. Mirada dulce.
Dulce sonrisa. Dulce.
Tu corazón aduce.
Remembranzas canarias agridulces.

Dulce. Dulce ademán. Dulce sosiego.
Dulce. Poético vivir entre tanto trasiego.
Dulce. Corazón grande. Dulce.
Y el pajarillo llena el buche en tu casa.
Y regala un cantar. Alpiste y casta.

Ya nadie cantará tras tu ventana.
Ya no habrá más jilgueros ni gorriones.
No me acompañarás nunca, mi hermana.
Y mi alma se llena de prisiones.

Muchas veces me piden que componga.
Un canto más alegre y más liviano.
Ordeno al corazón a que disponga.
Mi cantar más temprano.

Y salen odas de éstos mis labios.
Enmudecidos.
Canciones ondas, construiré despacio.
Tu mundo herido.

Yo sé de tu pesar exagerado.
De tus angustias.
Corazón que en mi mano ha palpitado.
Y flores fucsias.

De tanto amar, tu corazón parado.
Se vuelve viejo.
Tanto sobrevolar sobre el arado.
De mi concejo.

Y amplias sonrisas nos dejas en legado.
Amor risueño.
Yo te ví, generosa has regalado.
La vida es sueño.

ALPUJARRA.



Fuente de los siete caños.
Iré mañana.
A buscar novio por San Isidro.
Fuente de los siete caños.
Que con sus mañas.
Al visitante acoges dolorido.

Y tú vendrás en pantalones cortos.
Y alpargatas.
A dar un trago a la fuente, yo te ahorto.
A que lo hagas.

Fuente de Santa Lucía.
La que aclara los ojos.
La que aclara la vista.
Entre los hinojos.

Por Lanjarón he entrado.
A recorrer la Alpujarra.
Pampaneira, Bubión, Pitres.
Acompasan mi estancia.

Jarapas y pulseritas.
Y piedras semi preciosas.
Dan la cordial bienvenida.
A la visitante ociosa.

El río Bermejo desciende.
Entre aguas ferruginosas.
Manantiales que no entienden.
De tus deseos, gloriosa.

Va la madre con su niño.
A darse los baños rojos.
Por el camino ha venido.
Por él marchará a su antojo.

Pampaneira en sus balcones.
Ristras de pimientos secos.
Son como dos corazones.
Prestos a desearse un beso.

Pitres altiva y serena.
Con su iglesia y con su torre.
Mi amigo Antonio me espera.
Presto a pasar una noche.

En calle Calderería.
Y número diecinueve.
Subo, estando en armonía.
Antes de que den las nueve.

Paredes muy encaladas.
Junto a aperos de labranza.
Voy a hacerte una ensalada.
A Dios rogando alabanza.

Y por fin ya dan las doce.
Y duermo como angelito.
En mi cama, desde anoche.
Jarapas y camachitos.

Amigo Antonio, te extraño.
Voy a escribirte una carta.
Porque hace más de un año.
Que no sé de tus andanzas.





















miércoles, 13 de mayo de 2020

ANDALUCÍA.



Por los patios de Córdoba rondé.
Las Cruces de Granada frecuenté.
Plaza España, en Sevilla, yo soñé.
Procesiones de Málaga visité.

La luz de Andalucía me envolvió.
Madrugadas entregan mi fervor.
Bronce y playa, el mar me enamoró.
Cadencias de verdiales me rozó.

El alma pura ya se va a despertar.
Tras la espesura, Almería sin igual.
Olivos viejos ven a Jaén alzar.
Por bulerías va mi Huelva a atronar.

Taza de Plata, mi Cádiz deseada.
Andalucía, siempre mi bien amada.
Arte flamenco, con bronco son cantado.
Y el firmamento, día y noche inusitado.

Andalucía, la tierra de la luz.
Ferviente y firme, ensalzando su cruz.
Mil mariposas revolotean sin fin.
Aquellos páramos donde viví.

TOCA A MI PUERTA.



Canto sin música. La desesperanza.
Toca a mi puerta.
No abriré a nadie. Porque la esperanza.
Viene alerta.

Siete cerrojos me has descorrido.
Con siete notas.
Siete colores al lienzo has vertido.
Y siete odas.

Saudades de vestigios pretéritos.
Salen de mi garganta.
Bossa novas de llantos heméritos.
Dulce añoranza.

Voy a cantar el canto de sirena.
Voy a tu lado.
Traeré una rosa, junto con la tierra.
Amante alado.

Peinaré tus cabellos con mi peine.
De plata y oro.
Y trenzaré tu talón y tu empeine.
Así; a mi modo.

No quiero llorar más sobre tu lápida.
Mi dulce hermana.
No quiero; la mañana pasa rápida.
La luz se acaba.



EN LA NOCHE ESTRELLADA.



Deliciosas tormentas, primavera.
Potentes rayos.
Ven a mi vera, quiero ser la primera.
En caminar tus pasos.

Lucero que recorres mi camino.
En la noche estrellada.
Lucero que intuyo que eres tú:
Inmaculada.

Hermana bella, dime, ¿dónde estás?
¿A dónde has ido?
Yo he mirado en tu lecho y ya no estás.
Has desaparecido.

Los ríos pasan llorando por barrancos.
Y por collados.
Dime, mi amor, que te estoy esperando...
¿Dónde has hollado?

Lumbre fuiste de gentes y de hijos.
Ejemplos bellos.
Zumito de naranja y entresijos.
Pensando en ellos.

Quítate la nostalgia por quererles.
Siempre los has hecho.
Tristeza inmensa por dejar de verles.
Sonrisa y beso.

JUGLAR.



Juglar que vas al pueblo a componer.
Tus melodías.
Canciones para siempre estremecer.
¡Todos los días!

Vas a la plaza a vernos bailar.
Con las farolas.
España entera sucumbe bajo el trigal.
Sobre las olas.

Meridianos de estrellas van dejando.
Sus esteladas.
Meridianos de estrellas van posando.
Inmaculadas.

Tu nombre es mi perfume para siempre.
Fulgor divino.
Tu nombre me acaricia y me convierte.
Gota de vino.

Y te vuelves al cielo a ocupar.
Tu precioso destino.
Y te vuelves al cielo a adornar.
La galaxia y el pino.

Vuelve a diario, que yo te esperaré.
Junto a mi lecho.
Vuelve a diario, que yo pronunciaré.
Uno a uno tus versos.

OÍR TU ECO.



Dime estrofas que nadie nunca a oído.
Sobre su alma.
Dime algo que no pase inadvertido.
Dilo con calma.

Quiero saborear la primavera.
Junto a tu pecho.
Quiero estar junto a tí; muy a tu vera.
Oír tu eco.

Pecho que irrumpe ciego y se acelera.
Palpitaciones.
Dolor interminable; la postrera.
Música sin canciones.

Ven a mi lado, que estoy viviendo.
Tiempos felices.
Yo quiero compartirlos contigo.
¿Tú qué me dices?

Del cielo una estrellita se ha caído.
Estrella ingrata.
Y aquí en la tierra algo ha crecido.
Junto a la rama.


MIÉNTEME.



Desandábamos el camino que hace un rato.
Me lleva a tu presencia.
No calculaba cuánto tiene de facto.
Tu dulce ausencia.

Dulce ausencia de noches aquietadas.
De suaves nubes.
Voy contigo, experiencia inusitada.
Arriba subes.

Vas al cielo en busca de tu abuela.
Y tus parientes.
Vas al cielo, y eres la primera.
Como siempre.

Quédate conmigo en la mañana.
De un día de mayo.
Yo iré descalza, te entregaré haragana.
Su flor y tallo.

Miénteme y dime que no has ido.
Al camposanto.
Miénteme y dime que has venido.
Junto a tu hermano.

martes, 12 de mayo de 2020

NOVENTA MESES.



Solamente el tiempo cicatrizará.
Mi sangrante herida.
Quizá el reloj solucionará.
La ausencia de mi hermana querida.

Hoy te extraño como nunca en mi canción.
Que nadie ha entonado.
Zumito de naranja y oración.
Tu sonrisa has esbozado.

Hace ya siete años que me faltas.
Noventa meses.
Entre tus cosas yo voy a ir descalza.
Amor con creces.

Quiero tenerte cerca, entre mis brazos.
Y no consigo.
Más que unas pocas noches a tu lado.
Soñar contigo.



HOY LA NOSTALGIA.



Cada vez que una rosa se abre.
Desde el capullo.
Y se enreda en sus pétalos, y sale.
Al viejo mundo.

Su perfume se abraza a tu cintura.
Y se expande en tu boca.
Sus aromas te llegan con premura.
Saliente en roca.

Brava saliste por entre la piedra.
Agujereada.
Saliste brava, derredor de hiedra.
Escalonada.

Musgo en norte del pino.
Verde aceituna.
Mírame, que yo seré tu sino.
Y tu ventura.

Hoy la nostalgia me hace preguntarme.
Por otras guerras.
Mi corazón escala hasta asomarme.
A aquellas tierras.

NENÚFAR SOLITARIO.



Nenúfar solitario.
En el estanque.
Peces rojos nadan alrededor.
De mi sangre.

Son como células. Como glóbulos rojos.
Como hematíes vistos al microscopio.
Viajando por las venas con arrojo.
Entrando en las arterias con acopio.

Y mientras mi nenúfar se ha abierto.
En el centro mismo del estanque.
Rosas suspiran por saber si es cierto.
Su natural empaque.

Rosaleda con flores terciopelo.
En los parterre.
Niños de comunión huelen con embeleso.
Sus aromas de siempre.

HABLAN LAS PIEDRAS.



Hablan las piedras del camino.
Van desgranando nuestro destino.
Dicen cosas bellas y cosas tremendas.
Del subconsciente, con pocas prebendas.

Terreno abrupto, terraplenes escarpados.
Y el río a nuestra izquierda.
Cargado de agua fresca, a la orilla los fangos.
Renacuajos y mierda.

De unas vacas que acuden presurosas.
A beber agua.
Sirenas rosas nadarán hermosas.
En la mañana.

Ven, soldadito, acércate a mi tienda.
Estoy acampada.
La noche se ha hecho larga y me ciega.
La madrugada.

lunes, 11 de mayo de 2020

CASTUELLOS EXTREMEÑOS.



Paseando por mesetas y por collados.
Hondonadas profundas, mi fiel lacayo.
Ve a subir a la fuente de la fortuna.
Ramito de claveles, mi cielo, es una.

Es una la aceituna que hay en mi campo.
Y el olivo transmite todo su canto.
Canto viejo que fija amores nuevos.
Relicario de rosas y de castuellos.

Castuellos extremeños de dulce son.
Gira niña la rueca de tu señor.
No te entretengas.
Viene Pablo a buscarte por la vereda.



VERDE EL LIMÓN.



Entonábamos cantos entre las amapolas.
Margaritas silvestres sobre las olas.
Las olas de trigales y de centenos.
Perfumando aceitunas, verdes, mi cielo.

Yo hincharé para tí la luz del día.
Con flores de jazmín, ¡cuánta alegría!
Veo subir por el llano de estos parajes.
A mi amor imperfecto; ceñido el traje.

Verde el limón.
Que la luz amanece sobre el rincón.

GORRIONCITO.



Gorrioncito que vuelas por estos lares.
Ve a decirle a mi niña que yo la extraño.
Extraño su sonrisa, por los lugares.
En que el río es azul. Alegre el llanto.

Niebla difusa.
Bendecido sea el nombre sin más excusa.
Canta la rana.
Que el gorrión permanece sobre mi rama.

Gorrioncito que alzas tu canto al viento.
Ve a decirle a mi niña que yo la espero.
Estoy esperando.
A que vuelvas con ella y con su canto.

Verde espesura.
Y tú, gorrión alegre, ¡cuánta mesura!
Al ir volando.
De prado en prado vienes sobre mi manto.

Y yo te espero.
Espero amaneceres de amor sincero.

domingo, 10 de mayo de 2020

ARRULLO AL VIENTO.



Paloma mensajera.
¿A dónde has ido?
Quiero ser la primera.
Junto a tu nido.

La Paz viene aleteando.
Muy presurosa.
La paloma bailando.
Se la ve hermosa.

Gorjeo ensimismado.
Arrullo al viento.
Cantan ya las palomas.
Por los conventos.

Y la Paz, victoriosa.
Ensancha el valle.
Y la tarde, grandiosa.
Te mece el talle.

Torcaz, ¿a dónde fuiste?
¿Dónde has estado?
Fui a darle el alpiste.
A mi bien amado.

Luna sal en la noche.
Cuarto creciente.
La paloma se esconde.
Detrás del puente.

Y la Paz se sitúa.
Por detrás del collado.
Y la Paz perpetúa.
El corazón morado.


VOY A PINTARTE.



Mi corazón tardío se engalana.
Con mil ramos de rosas.
Color de primavera enmarañada.
En paletas viscosas.

Voy a pintarte un cuadro de colores.
Claros y puros.
Siete son, como las notas musicales.
¡Ese es mi orgullo!

En el centro una mesa y una silla.
P'a que descanses.
Y meriendes, viendo a la buganvilla.
Junto al estanque.

PEDACITO DE CIELO.



Domingo por la tarde. Tiempo variable.
Mayo ha nacido hermoso.
Jazmín, jacinto, azahar... flores que al aire.
Regocijan mi espíritu animoso.

Nubes que van y vienen por el cielo.
Que traen luces y sombras.
Sol que se oculta detrás de cada viejo.
Y que al mirar te asombras.

Pedacito de cielo que florece.
Tras mi ventana.
Pedacito de cielo donde crece.
Mi hija Ana.

¿Dónde irán esas nubes venturosas?
¿A dónde han ido?
A acunar a los pájaros, hermosas.
Junto a su nido.

CLARA.



Clara se aguanta las ganas.
Reflejo de su yo, se demora en la cama.
Debe salir deprisa.
A las siete su hermano canta misa.

Clara no tiene quien le quiera.
Demorándose aún en la bañera.
La noche ha sido larga.
El despertar le embarga.

Mira a su alrededor, allí está su traje.
De lino y repujados, bordados al donaire.
Rosa palo. Tacones que distraje.
La eterna canción de las musas al aire.

Clara quiere pasar inadvertida.
No necesita amores de altos vuelos.
Sólo desea ver quién será el primero.
En reparar en ella, con la razón vertida.

Clara tiene un lunar sobre su pecho.
Clara oculta dos piernas muy hermosas.
Clara tiene su corazón en bancarrota.
Clara irrumpe en cobijado techo.

Y no está bien, dicen los allegados.
Su estado de ánimo es cada vez más flaco.
Que sirvan ese vino, porque Baco.
Le llevará lejos, en corcel alado.

Y recorrerá ríos y montañas.
Descenderá a la fuente de las flores.
Vendrá a sentarse cuando las mañanas.
Le regalen perfumes ciertos en amores.

Y campeará por collados y vaguadas.
Y recorrerá ríos y montañas.
Inocente, preguntará al jacinto.
Si a su amor de la noche alguien ha visto.


VOLVERÁS A SU CAUCE.


Caminabas despacio, entreteniéndote.
En buscar limos.
Al borde de los ríos, vas pensándote.
¡Cuánto delirio!

Volverás a su cauce, estremecida.
De transparentes aguas.
Volverás a vivir, enmudecidas.
Tus voces y tus ansias.

Riachuelo que inundas, extasiado.
Estos parajes.
Agua de manantial que, asediado.
Vuelve a su cauce.

Montañas que se agitan presurosas.
Colina arriba.
Cuando el sol dá, están aún más hermosas.
A mediodía.




VOY A TU CASA.



Soñaba con emprender el día una mañana.
Soñaba con quererte.
El cielo azul despejó en la madrugada.
Mis ansias de verte.

Verdes los pinos, granates los ciruelos.
Lilas las flores.
Voy a tu lado. Quiero ser el primero.
En darte amores.

Y visitar tu templo inusitado.
Y perderme en tu vientre.
Y ascender por el tórax, prolongado.
Quiero quererte.

El ancho mar para mí se ha ocultado.
Con sus barcazas.
Marineros pescan del otro lado.
Voy a tu casa.

Voy a tu casa a ver la primavera.
Con sus azahares.
Voy a tu casa; quiero ser la primera.
En adorarte.

La mañana azul turquesa se expansiona.
En cantos miles.
Mañana que en mi pincel impresiona.
Con diez matices.

Nenúfares, rosales, rododendros.
Todos a una.
Explosionan la vista, que hacia dentro.
Huele a aceituna.

Y mi calor ardiente, emborrachando.
Canta el jilguero.
Gorriones, camachitos van volando.
Mirlos primero.


OJALÁ QUE LA NOCHE.



Avanzaba sonriente la luz de la mañana.
Sorteando los muebles, una noche estrellada.
En casa permanezco, sentada en mi sofá.
Esperando nuevos tiempos; aquí; ojalá.

Ojalá que la noche llegue hasta tu ventana.
Ojalá la mañana.
Ojalá que este día transcurra sin pesares.
Honda canción del viento, y de mis mares.

Mares del norte.
Cantábrico bravío de olas levantadas.
Oleaje pretérito, siempre al borde.
De mi niña de azul; mi bien amada.

VUELVE AL OLIVO.



Jardín prohibido.
Corazón estremecido.
La lluvia deja senderos desolados.
Por estar aquí, juntos; a tu lado.

Veo la flor abrirse a la luz de la luna.
Y me pregunto si como tú no hay una.
Veo el verde musgo trepar sobre aquel pino.
Y mi alma serena renunciará a su sino.

Campos de amapolas.
Serenas y confiadas.
Cabalgan sobre las olas.
De mi bien amada.

Mares de lluvia y plata; el sol se oculta.
Por entre la ensenada; las ocho y media.
Y un brillo iridiscente, nace y ocupa.
La extensión de los campos; la ancha tierra.

No te detengas.
Que ahora vienen las brisas a dar con ella.
Las jaras y amapolas, mis flores bellas.
Y la naturaleza hace su entrega.

Vuelve al olivo.
Que mi niña no duerme; todo es olvido.

sábado, 9 de mayo de 2020

VOLVERÁN A CANTAR LOS RUISEÑORES.



Volverán a cantar los ruiseñores.
Con sus trinos alegres y profundos.
Volverás a querer de mis amores.
En un día infeliz robusto y hondo.

Volverás a mi lecho, ilusionado.
Con tu camisa al viento.
Y otra vez, en la tarde, inusitado.
Tu pensamiento.

Querías celebrar tiernas batallas.
Donde ganan los dos.
Querías abrazar a esta tu hermana.
Caballo en pos.

No he podido celebrar contigo.
Los esponsales.
No he podido; pues presto he acudido.
A otros lugares.




FUENTE DE LA MAÑANA.



Hoy voy a recorrer el mundo entero.
En mi corcel zafiro.
Recordaré los besos que me has dado.
Y serás bienvenido.

Fuente de la mañana, aún pretendes.
Mojar mi cara y manos.
Fuente de la mañana; tienes duende.
De noches despojado, hacia poniente.

Cobijarán tus alas misteriosas.
Este bello cantar.
Y desembocarán, aún más hermosas.
Hasta el fondo del mar.

LLENA DE TÏ.



Voy como un vagabundo mendigando.
Trozos de tela con que cobijarme.
Trozos de amor con los que quiero amarte.
Y designios pretéritos acuñando.

Mi corazón me dice que ya es tarde.
Ya cruzastes anoche la frontera.
Llena de tí, y en actitud certera.
Me encontré cabalgando y a mi aire.

No consigo tu encuentro atolondrado.
Tú no me recomiendas a los tuyos.
Ríe el río, en deambular profundo.
Ríe la arboleda desplegada a tu lado.

Pero yo permanezco triste y cauta.
En actitud que no me reconozco.
Volverás a mi lado, que no es poco.
Y volverás a mí; con eso basta.

No quiero ruiseñores ni jilgueros.
Que te quiero a tí entero.
No quiero beber la fuente del deseo.
Que te quiero a tí entero.



viernes, 8 de mayo de 2020

FLORES DE MAYO.



Luna de flores.
Tráeme padre a la niña de mis amores.
Tráemela pronto.
Que mis cinco luceros ya alumbran corto.

Por la senda ha venido.
La mi morena.
Por la senda han crecido.
Noches enteras.

Corazón rojo y tierno.
De mis amores.
Guardaré para invierno.
Todas mis flores.

Que mis flores de mayo.
Son bienvenidas.
Que el rosal tiene un tallo.
Rosas henchidas.

Y al volver al sendero.
De ensoñaciones.
Miro pronto un lucero.
Con mil canciones.

AMOR LOCO.



Y me senté a esperar en el rellano.
De la escalera.
Mis llaves continuaban en la mano.
Siempre a tu vera.

A tu vera yo entono mil canciones.
Por bulerías.
Si es posible mezclar las emociones.
Con alegrías.

Pero el cielo está raso y yo propongo.
Cielo de mayo.
Yo propongo apartar tanto despojo.
En que me hallo.

El hayedo está ausente en mi memoria.
Canción al viento.
Verdes prados se extienden por la escoria.
De mis lamentos.

Pero no yo quisiera lamentarme.
De un amor vivo.
Quisiera estar aquí y relanzarme.
Hacia tu olvido.

Este amor loco, que se va corriendo.
Entre tus ruedas.
Amores locos que van despidiendo.
Tu vida entera.


CORRE CABALLO.



Otros caminos recorreré para tenerte.
Aquí a mi vera.
Otros caminos recorreré, y alcanzarte.
Ser la primera.

Yo no quiero un sí civilizado.
Marrón y gris.
Que yo quiero un corazón ilusionado.
Ir a por tí.

De rojos, verdes claros y morados.
Azul celeste.
De amarillos y lilas trasnochados.
En trote ecuestre.

Corre, caballo, cabalga por los prados.
No te detengas.
Que el jinete resiste ensimismado.
Hacia la alberca.

Voy cabalgando por ríos y montañas.
Hacia tu choza.
Canción ecuestre que quizá mañana.
Tú me recojas.

TEJO RAZONES.



Te has marchado sin decir un adiós.
Ni un hasta luego.
Me has dejado esperando en un rincón.
Mi mundo tierno.

No entiendo lo que pudo suceder.
En mi ignorancia.
Tejo razones que me hagan entrever.
Tu inconstancia.

Andalucía es tu tierra, allí te espera.
Tu amor divino.
Yo quisiera estar ahí, la primera.
Y ser tu sino.

Pero no pude; urgente te has marchado.
A otros jardines.
Pero no pude; tus pasos han hollado.
Otros jazmines.

Voy a entonar mi canto ensimismado.
Por los lugares.
En que tú y yo construíamos pasados...
Aquellos lares.

Aquellos lares en que juntos vivimos.
Bellos momentos.
Aquellos lares en que nos convertimos.
En cuerpo hambriento.

Hambriento de sentires y razones.
Suspiro al viento.
Hambriento de tener dos corazones.
Acá, en mi huerto.

LIENZO BLANCO.



El lienzo blanco esperaba impaciente.
A ser pintado por el artista.
Paleta de colores acecha iridiscente.
A un mundo sin aristas.

Yo pintaré ese lienzo engalanado.
Con tu historia y la mía.
Yo recrearé los ríos y los hados.
De Andalucía.

Siete colores tengo en mi paleta.
El blanco y negro.
Siete razones para mi alma poeta.
Donde resurge el verbo.

He pintado unas flores amarillas.
Rosas y lilas.
He adornado un muro de bugambillas.
En esta isla.

Esta isla en que inconscientes crecen.
Los mis amores.
Esta isla, que de noche reverdece.
Con mil canciones.

SE FUE.



Y se fue.
Dejó para más tarde nuestra unión.
O quizá para nunca...
Marchó sin avisar al viento.

Y yo había aprendido a quererle en la distancia.
Pero él se fue.
Dejó para después nuestras ansias.
Y nuestras nostalgias...

Todo pospuesto.
Para un hasta luego, o para nunca. Nada.
No me arrepiento.
De haber construido con él un nido de presencias.
Que se amontonan.
Al otro lado del río. En la hondonada.

jueves, 7 de mayo de 2020

SIETE DE MAYO.



Encarcelada en casa, sin salir.
Desde el ocho de marzo.
Coronavirus, vienes a sentir.
A mi mundo explayado.

Pero hoy la luna estará llena.
La luna de las flores.
Divisaré, paseando sin problema.
Desde los balcones.

Visillo blanco que vienes a ocultar.
Y que descorro presto.
Para decirte, amor, quiero buscar.
Tu cara y tu gesto.

Siete de mayo, cumplo cincuenta y seis.
Desde el día de mi comunión.
Siete de mayo, quizá vosotros veis.
Mi jacinto y mi azahar en bella unión.

Y cantaré las nanas más certeras.
A la luz de la luna.
Quiero tenerte; quiero ser la primera.
Contigo una.



miércoles, 6 de mayo de 2020

FAROLILLO ENCENDIDO.




Farolillo encendido.
Que en la feria han dejado.
Mostrando mil caminos.
Intransitados.

Mi hermana está en la fuente.
De los deseos.
Justo detrás del puente.
De mis anhelos.

Busco un caballo viejo.
Que corra al trote.
Mi hermana me lo trae.
Junto a su Pope.

Su Pope inseparable.
Su fiel marido.
Actitud amigable.
Nunca perdido.

Siempre juntos los dos.
Por los caminos.
De agua, brisa y dulzor.
Cerca del pino.

Corre niña a la fuente.
Que yo te espero.
Yo te llevo en mi frente.
Mi pensamiento.

martes, 5 de mayo de 2020

NINES.



Vente conmigo, hermana, bajo la luz del sol.
Vente pronto a mi vera, te voy a dar amor.

Me cuentan que no quieres verme enarbolada.
Yo tampoco, hermanita, tranquila, serás llamada.
Si surge impedimento, cualquiera, por el que deba ir.
A ver a mi Doctor; yo le busco por todo mi Madrid.

Pero mientras juntitas, cariño, hoy vamos a brindar.
Por los días felices, tesoro, hijos del verbo amar.

DÁCIL.



Dacilovna es mi sobrina preferida.
Siempre me llama.
Yo la quiero; sin verme arrepentida.
Con ella mi alma.

Necesito de su voz cantarina.
Y sus maneras.
Me aconseja remedios, bailarina.
De mil ausencias.

Voy con ella a descubrir tierras lejanas.
En los veranos.
Voy de viaje; me quito telarañas.
Con mis tejanos.

Siempre alegre y prudente, cabalgamos.
Sobre las olas.
Quiero darle mi amor apasionado.
Contigo a solas.

NOTAS DISCORDANTES.



No noto tu calor. Aún no me llegan.
Tus notas discordantes.
No quiero lo prosaico, que no vengan.
Los trinos del jilguero, exultantes.

Quiero tu corazón abierto en aires.
Sístole y diástole, con ansiedad latiendo.
Quiero sentir tus brazos exprimiendo.
Mi triste alma, llena de nostalgias.

No he venido hasta tí para quedarme.
No he venido a robar tu tiempo.
Que he llegado hasta tí para mudarte.
Ese dolor tan ciego.


QUIEREN VERTE MIS OJOS.



Quieren verte mis ojos, verdes de aceituna.
Como tu tierra. Andalucía.
Quiero irme a tu lado. Visita inoportuna.
Por el ancho paisaje de tu vida.

Quiero ponerme guapa, para estar a tu lado.
Quiero tenerte.
En redes de oro y plata, enganchada, despacio.
Vuelvo hoy a verte.

El corazón me dice que no te olvidaré.
Y la razón habla de mi desvarío.
Mis piernas se dirigen, dichosas, a tu río.
Y mi alma incauta aduce que eso ya lo soñé.



TE SOÑÉ ANOCHE.



No niego que me has ilusionado.
No niego que eso nunca me ha pasado.
No niego que me gustara el juego.
De contarnos secretos que nadie nunca supo.

Has conocido en mí más que muchos amigos.
Conseguiste que perdiera la vergüenza.
De relatarte parte de mi vida que casi nadie sabe.
Y hacer que mis noches sean mucho más bellas.

Yo te soñé anoche; estabas a mi lado.
Y besabas mi boca, y besaba la tuya.
Un abrazo infinito abarcaba mi pecho.
Y un corazón de oro, entregado en bandeja.

Te soñé anoche, sí, y estabas a mi lado.
No estabas en Gerona; estabas junto a mí.
Tu blanda piel, tan suave, recorría con mis manos.
Y soñé que, en tus brazos, me moría por tí.

No quiero despertar de este sueño tan dulce.
Me enfrento a lo prosaico del día nada más.
No quiero naufragar en tus aguas profundas.
Quiero salir a flote. Ser feliz. Y aguantar.

lunes, 4 de mayo de 2020

DALO POR CIERTO.



Que te voy a querer con toda el alma.
Dalo por cierto.
Que cuidaré de tí hasta que me muera.
Dalo por cierto.

Que cantarán junto a tí los ruiseñores.
Dalo por cierto.
Que tus penas ahogaré en mi boca.
Dalo por cierto.

Recorreré tu piel con un escalofrío.
Abriré temblorosa la ventana.
Hace tiempo ha llegado la mañana.
Con suplicante añoranza de los fríos.

Da por cierto, amor mío, que estoy aquí a tu lado.
Aunque distancias férreas nos alejen.
Mi pensamiento está en tí; justo aquí dentro.
Mi sentimiento vuela hasta donde le dejen.

Ven a mi lado, amor, cuenta conmigo.
Que de amistad y fuego tengo techo.
Antes que nada, eres un gran amigo.
Acudiré, temerosa, hasta tu lecho.

Y sonarán las arpas y trompetas.
Notas celestes de color dorado.
Conmigo has de tener mucho cuidado:
Pisar despacio... añoranzas repletas.


domingo, 3 de mayo de 2020

QUIERO TENERTE PRONTO.



Quiero tenerte pronto entre mis brazos.
Quiero tejer el suéter que te cubra.
Quiero coger con mis manos la luna.
Quiero estrechar contigo muchos lazos.

Pepe, mi fiel amigo, confidente.
Ven hacia mí con uñas y con dientes.
Lucha por mí, que aquí estoy esperando.
Esperando... por besar tus labios.

Quisiera ser un sol para alumbrarte.
Quisiera ser la luna y acogerte.
Quisiera ser el aire que respiras.
Quisiera ser, mi amor, al fin tu isla.

DULCE PRESENCIA, AUSENTE.



Dulce presencia ausente, me has dejado.
Sabores agridulces. De ternura sin fin.
Acorralados verbos sin pronombres.
Participio del verbo amar, amado.
Y un riachuelo que por allí bulle.
En la corriente roja de tu sangre.

Llega el silencio temeroso y árido.
Llega la noche fuerte, acorazada.
Llegas mujer, para sentirte amada.
Y llega el hombretón, arisco y ávido.

Luz de las lumbres en la madrugada.
Tenues reflejos de las llamas.
Roza el silencio, inunda la estancia.
Sísifo viene en penitente alma.

Dulce presencia, ausente, me has dejado.
Rozar el éxtasis de tu boca tierna.
No soy de aquí, pero estoy a tu lado.
Siempre estaré rondándote la pierna.



Llueve

SI EN LA DISTANCIA.



Déjame ahondar en tu alma.
Déjame robarte un beso.
Deja que salte a tu cama.
Déjame de tu corazón preso.

Has venido con la luz de la tarde.
Dorada y verde.
Quiero llegar al altar que arde.
En tu canción; temerosa y suave.

Déjame tomar el ámbar.
De tu silencio.
Déjame correr, atrevida.
Sobre tu almohada, sin precio.

Quiero soñar el día contigo.
Y las ausencias.
Tienes que ser fiel testigo.
De mis presencias.

Qué daría por tener.
Tus caricias, asustada.
Para que me hagas creer.
Que como tú no hay nada.

Si en la distancia, me sientes tuya.
Corre a mi encuentro.
Ve despacito; sin hacer bulla.
Mírame dentro.

Verás pasar las aves presurosas.
De finas alas.
Cantando mil canciones venturosas.
E inmaculadas.







POR CONOCERTE.

Soñar. Bella palabra.
Que anhelamos temprana, en nuestras vidas.
Soñar al fin; deseo que abra.
El mágico elixir de tu mente brava y ávida...

Por conocerte.
Allá en el norte.
De Andalucía.
La muy querida.




BARRIENDO EL OBJETIVO.



Hayedos que respiran, dando forma a los valles.
Pinares, que se acunan, henchidos por la brisa.
Alcornoques desérticos, salpicando las calles.
Denodados cerezos, floridos, que crecen sin prisa.

Hay luz de primavera barriendo el objetivo.
Con que mis ojos miran, perturbados, pasar.
Reflejos de arcoiris de un tiempo embravecido.
Y mil combinaciones, bellas, del verbo amar.

Contigo me he encontrado sin quererlo.
Sin haber meditado; sin conocerte aún.
Y pronto has demostrado que, sin serlo,
tu amistad espontánea y primeriza.
Llega a mi lecho. Y me iluminas tú.
La oscuridad que habita en mi, resbaladiza.


UN DÍA CUALQUIERA.



Volvíamos del paseo que horas antes.
Hubimos comenzado, por el soto.
Pipper trota contento, entre hierba crecida.
Un día de primavera.

Jorge marcha al lado del perrillo.
Contento y animado.
Al otro lado de la valla pasan.
un montón de caballos.

Traspasan una puerta y al instante.
Recorren la vereda donde nos encontramos.
Pipper se agita y ladra, en constante.
Lamento de querer protegernos y animarnos.

Pero ladra tranquilo, porque sabe.
Que todo esto no es más que un juego.
Quisiera un mundo donde todo cabe.
En especial la familia y el labriego...

Que nos deja pasar a su soto,
una mañana verde de primavera...
Un día cualquiera.





sábado, 2 de mayo de 2020

SERGIA.



Es paraguaya. Se llama Sergia.
Vive conmigo. Las dos solitas.
Callada y tierna, tiene su gracia.
Va a hacer albóndigas. Va a hacer bolitas.

Secuencialmente espía mis altibajos.
Me observa como insecto en microscopio.
Pendiente de poemas, que a destajo.
Compongo removiendo mis despojos.

Y me cuenta que su vida ha sido dura.
Y me presenta amigos y familia.
Y tiembla al pronunciar las amarguras.
De un amor fracasado, y de vigilia.

Canta tranquila, Sergia, yo te quiero.
Entona con amor esos fragmentos.
De tu tierra lejana. Tus ancestros.
De tu madre, cuidada con esmero...
Por tu hermano mayor, el carpintero.