Bienvenido al Blog de Carmen Urbieta




Soy Licenciada en Ciencias de la Información. Me gusta la poesía y la narrativa poética. He publicado artículos en revistas y periódicos desde 1989, he escrito 4 novelas, algún que otro cuento, ensayos y relatos cortos. Actualmente estoy trabajando sobre mi 5ª novela. Asimismo colaboro con Radio AFAEMO, en Madrid y con Emisoras ASEMFA en Andalucía. Publico también artículos para la Revista mensual Espacio Humano.

Por último añadir que soy miembro de ODEM (Organización para los Derechos de los Enfermos Mentales), colectivo éste que despierta en mí un alto grado de sensibilización.

Quisiera desde estas páginas pedir vuestro apoyo, colaboración, comentarios y la mayor difusión posible, a fin de mejorar muchos aspectos. Todo ello lo iréis viendo en mis escritos.

martes, 21 de diciembre de 2010

DESOLACIÓN2.- Carmen Urbieta.

Pero las cosas tienen que pasar para bien y para mal.

Porque al que no vive nunca le pasa nada.

Y porque la edad nos va enseñando que todas las cosas tienen un proceso.

Que nada permanece; que todo fluctúa y se sucede.



Y es que queremos seguir siendo jóvenes.

A pesar de lo que en ocasiones nos maltratamos.

Y puede ser una oportunidad para decir: por ahí ya no...

En lugar de lamentarnos en lo que hemos estado haciendo.



Es lógico que ante una mala noticia te sobrevenga la desolación.

Pero la vida está para vivirla.

Dieciocho horas enchufada a una máquina de oxígeno,

dan seis horas diarias de vigilia sin aparato alguno.



Y en seis horas se pueden hacer muchas cosas.

Si sabemos disponer de ellas con sensatez.

Y de las dieciocho restantes, gran parte se las lleva el sueño.

Y retazos perdidos de mañanas y de tardes en que vienes a escribir o en que miras tus e-mails.



Dicen que el que no se conforma es porque no quiere.

Yo, no es que no quiera; es que no me queda más remedio,

para procurar seguir haciendo actividades, aunque haya tenido que frenar algunas,

y evitar así caer en una triste depresión.



Pero éso no va a ocurrir porque soy fuerte, (éso espero).

Y aunque ahora esté en un momento disponible para encajar los acontecimientos,

y me haye un poco confusa, y por qué no decirlo, desolada,

yo sé que luego el día a día se presentará más fácil.

De lo que ahora me parece.

DESOLACIÖN.- Carmen Urbieta.

Llevo una semana desolada.
Total y absolutamente desolada.
Por éso siempre he sido tan reacia a hacerme la víctima en el tema del trastorno bipolar. Porque según se mire, siempre hay cosas peores y una de ellas pienso que es lo que me acaba de suceder a mí.

Llevaba como quince días con una hinhazón muy fuerte en la cara y en uno de los ojos. Había acudido al médico de cabecera con Laura, que me había recetado antibiótico y antiestamínicos, pero no remitía. Entonces Ana e Iván me llevaron por urgencias del Gregorio Marañón al Departamento de Oftalmología.

Tras las pruebas previas, descartaron que pudiera ser un problema ocular y me remitieron al Departamento de Alergología. Alli tampoco encontraron gran cosa y fui vista por fin por el Servicio de Neumología.

Tras incontables pruebas descubrieron que mi capacidad de oxígeno en sangre está al 50%, con respectoa lo normal, motivo por el cual debo llevar enganchada una botella al menos 18 horas al día. Este hecho me limita para cualquier actuación que quisiera realizar. Y lo que más rabia me dá: Todo por mi mala cabeza; por el goce de fumar, cuando lo que realmente he estado haciendo ha sido matarme. ..

Así que esto sí creo que sea una mala noticia. Gracias a Dios que cuento con el apoyo, la ayuda y el cariño de mis hijas. También del resto de la familia y quizá de algún amig@.

Hoy no tengo ganas de escribirmás. Supongo que sabréis perdonarme. Besos.

sábado, 11 de diciembre de 2010

NINES.- Carmen Urbieta.

Por la cuesta de la encina
va con su coche.
Un seat panda azul clarito
y ella de chófer...
¿A dónde vamos?. Monta. Te llevo.
¿Hay que ir al Hospital,
o a por los huevos?.

¿Vamos a Guadarrama
o a la Estación?
¿Necesitas ayuda
o Información?

¿Quieres quedarte aquí?
Tengo una habitación...
Y por si tienes frío,
doy la calefacción.

¿Quieres un cafetito?
...Pero uno nada más.
que el médico te ha dicho
que no debes abusar...

¿Te vienes con los perros
a darles un paseo?
Yo estoy en cinco minutos,
mientras me pongo el pareo.

¡Ay qué calor, madre mía, que calor!,
Nos vamos a la pisci a darnos un refrescón.
¿Cómo que no? Ven tú también.
Luego entre todas colaboramos
para comer.

Nines positiva.
Nines cumplidora.
Nines desbordante.
Nines amapola.

Nines brillante.
Nines enfática.
Nines colorida.
Mi Nines simpática.

Y entre dos nubarrones ella sonríe como el sol ardiente.
Y en el prado, entre dos montes muestra su sonrisa displicente.

Nines es la ardilla que roe las piñas,
Nines la alegría de todas las viñas.

Nines tan valiente como una titana.
Nines tan sonriente como una sultana.

¡Cuánto la queremos!
sobrinos, padres, hermanos y compañero.

Nines: yo; siempre yo
primera voluntaria para cualquier situación.

Nines bonita.
Nines liviana,
lo más precioso
de la mañana.

jueves, 9 de diciembre de 2010

COMO DOS MONTAÑAS.- Carmen Urbieta.

Adita maternal, mi buena amiga,
mi hermana que me abraza como nadie.
¿Qué sería de nosotras; la una sin la otra?.
¿Qué posición tendríamos en este mundo subrealista?.

Adita entrañable, siempre dispuesta
a que la visite y a venir a visitarme.
¿Cómo podríamos andar la una sin la otra,
por territorios plenos de dolor y de amargura?.

¿Tú sufres también, verdad?, -me preguntabas.
Y yo te contesté: No.
He decidido que los días cuenten, a tener que contarlos.
No quiero vivir atrapada entre el pasado y el futuro.

Como dos montañas que se distancian
y te obligan a abrir las piernas ancladas allí y allá
y nunca aquí. Si estoy bien, voy a disfrutar del ahora,
hacer que el día cuente, como te decía.
Y si estoy mal voy a tratar de solucionarlo ahora
sin tener que estar contando los días.

Sea como sea, siempre se aprende algo.
Se saca alguna conclusión.
Altibajos del ánimo cada vez más extraños,
siempre que respetes la medicación.

Y las cuatro reglas esenciales que conocemos muy bien.
Como cualquier dolencia que incluye el cuidado dietético per se.

Adita admirable, que pese a todo,
ha sacado su familia adelante.
Adita confortable que te ofrece
lo que tiene y lo que no tiene.

Adita respetable, que en su hazaña
y a pesar de las dificultades,
está dispuesta a escribir en su tablilla un mañana
repleto de deseos de amor y de veldades.

No sufras mi niña, que eres una santa.
Con tu dulce carácter y tus redondos besos,
tus abrazos de oso y tu triste mirada, aunque sonrías...
Dime; ¿quién se podría poner en tu pellejo?.

Eres mi hermana y te quiero.
Si no fueras mi hermana también te querría.
Porque eres mi hermana te quiero.
Porque te quiero eres mi hermana.

EN ESTE ATARDECER.- Carmen Urbieta.

El día oscurece. El cielo plomizo
languidece.
Aún es otoño pero en el aire hay ya
un barrunto del invierno por venir.

El día oscurece. El sol languidece.
El cielo plomizo cae sobre nuestras testas
y aún así; sigo siendo feliz.

Amo la profunda soledad de los campos
castellanos cuando el cielo palpita y llueve.
Amo la neblina agarrada a los peñascos
cuando estamos a punto de cambiar de provincia.

Andalucía: Tierra de Luz. Y es así sin duda.
Pero no hoy. Hoy el día oscurece. El sol languidece...
Y sólo me faltas tú.
Hombre anónimo de cadencias otoñales,
para quien no tengo voz, aire, ni nombre.
Para quien el escondite se ha transformado en juego.
¿Estás muy lejos?. ¿Vas a encontarme?.

Visceralmente quiero; le quiero ya.
Aún desconociendo si aparecerá.
Pero no es un anhelo; es más bien esperanza,
o recreo de la mente mientras miro llover
a ese cielo plomizo que se cierne
en este atardecer.

domingo, 5 de diciembre de 2010

ARTE EN GRANADA.- Carmen Urbieta.



Esta mañana estaba vaga. Las sábanas se me han pegado al cuerpo y he tenido que hacer un esfuerzo terrible para despegarlas. Me han llamado tres veces al móvil y he sido incapaz de levantarme a ver quién era. Luego he sabido que habían sido Adita, Nines, Ana y Adita otra vez. Por fin a las once menos cuarto una quinta llamada me ha hecho bajar los pies al suelo y calzarme las zapatillas. Era la otra Adita; la de Vitoria, que quería saber qué tal estaba por aquí y si ya había arreglado lo de los papeles. Espero no haberla parecido antipática porque en realidad a ní me pasa que hasta que no me tomo el segundo café no me espabilo. Y si alguien habla conmigo antes de hacerlo, respondo con monosílabos y poco más. Bueno pues ni siquiera había empezado a cortarme la tostada; ya digo que acababa de bajar los pies de la cama y colocarme rápidamente las zapatillas, para contestar, rápidamente también a lo que creía que sería alguien de la familia más cercana.

No obstante me ha venido bien porque tenía el propósito aparcado de ir a visitar la Catedral y se me estaba haciendo tarde. Así que aprovechando que ayer por la tarde adecenté la casa, me he dado una ducha rápida y calentita, me he vestido en un plis y he salido zumbando. El último pase de la visita guiada empezaba a las doce de la mañana.

Menos mal que el autobús tarda 7 u 8 minutos en dejarte en la misma puerta, pero todos mis esfuerzos han sido inútiles porque parece ser que los domingos no hay visitas guiadas hasta las 4 de la tarde, y evidentemente yo a esa hora no voy a estar porque ahora mismo son las 15,10h., y tendré que ir a casa a comer algo. Aún me queda mañana, aunque es mi último día por aquí y creo que voy a tomármelo con calma. Siempre tienes que dejar algo pendiente para poder regresar y a mí me quedan aún muchas cosas que ver.

Algún día contaré lo que supuso para mí el visitar la Alhambra, cuando era jovencita; cuando mis hijas eran unas niñas y ahora, este último mes de octubre. Nunca deja de sorprenderme. Pero esto merece un capítulo aparte que tal vez escribiré mañana o pasado.

Hoy sí puedo decir que me he recorrido el 75% de las Iglesias de esta Ciudad y que he dado testimonio de ello en la cantidad de fotos de retablos y columnas y ábsides y de crucetas. El arte es maravilloso. Es todo lo que puedo llegar a decir hoy. El tiempo se me escapa, tengo que marcharme. Me han dicho que fuera ha estado lloviendo....

LA ABADÍA DEL SACROMONTE.- Carmen Urbieta.



Y sigo caminando por los rincones.

Ayer estuve en la Abadía del Sacro-Monte. Me llamó la atención la cantidad de estrellas de David,o símbolos de Salomón, que en ella estaban incrustadas en forma de vidriera, bajorrelieve, lienzo o formando parte de las cornisas, entrelazadas unas con otras como los azulejos árabes de la Alhambra y de otras construcciones moriscas. No tiene, sin embargo, el símbolo nada que ver con el judaismo y sí, al parecer con el símbolo de Salomón que perpetúa la sabiduría y el conocimiento, por si no son la misma cosa, que no lo son.

En la visita guiada solamente estábamos presentes un inglés y yo. Eran las 13 h. y a nadie se le ocurrió, más que a nosotros dos, adentrarnos por el simbolismo de la Abadía. Parece ser que siempre ha estado muy vinculado al arzobispado desde que en 1496 dejaron a D. Pedro e Castro construir sobre el monte más elevado de Granada unas habitaciones para los seminaristas y un colegio que ha estado funcionando desde el S.XVI hasta los años 40. La Iglesia es un lugar acogedor donde se exponen las tallas de los cuatro santos quemados allí mismo con cal viva. San Cecilio fue uno de ellos y su negra piedra sepultural puede ser besada por las mujeres que desean contraer matrimonio en menos de un año. Yo, por supuesto, no la besé. No sé lo que deseo; supongo que el amor en mi vida es importante, pero no tanto como para darme un plazo tan corto, y menos sin saber quién será el afortunado. Y perdón por la petulancia.

El inglés y yo nos miramos de reojo. Obviamente él también andaba solo por el mundo, pero se las apañaba como yo, para no perder el tiempo. Era guapo y gentil y siempre me cedía el paso. Llegó a decirle a la guía que explicara las cosas primero en español y luego en su idioma. La guía aceptó, encantada y seguimos deambulando por corredores, vestidores, sacristías y cuevas, donde se alzaban diferentes capillas todas ellas dedicadas a diferentes vírgenes, con tallas contemporáneas a la construcción del recinto.

Las cuevas tenían el aspecto de cavernas o de catacumbas cristianas. Allí fueron quemados con cal viva los cuatro santos del retablo central de la Iglesia. Los símbolos salomónicos continuaban reproduciéndose en paredes y techos, y las bóvedas, con luz exterior, hacían innecesario el tendido eléctrico.

Salí encantada de haber visitado algo peculiar que está sin embargo tan próximo a Granada. Cuando me encaminaba hacia la parada del autobús, Philip en su fatídico español, me dijo que me bajaba él en su coche. Por la espalda me recorrió un escalofrío. A ver si iba a tener razón San Cecilio. Yo estaba guapa aquel día y lo sabía, pero en el trayecto de bajada hubo algo que nos separó: el idioma. Yo no tengo ni repajolera idea de inglés y evidentemente a él le pasaba lo mismo con el español. Así que le dirigí hacia un restaurante de tapas que conozco; pedimos una cerveza y nos despedimos como amigos; éso sí, yo no tenía su teléfono ni él el mío. Resultaba tan embarazoso pedírselo... y sin saber cómo demonios entendernos más que por señas... Le voy a decir a Ana que empezamos el viernes con las clases de inglés. Ya se lo había dicho, pero tuve que venirme por asuntos de papeles y para hacer un poco de turismo que no me canso de deambular por estas tierras.




sábado, 4 de diciembre de 2010

GÜEJAR SIERRA.- Carmen Urbieta.



Continúo paseando por mi Granada.

Anteayer estuve nuevamente dando un paseo por el Centro. Hice fotos en la que no salgo porque no hay nadie cerca que impulse el interruptor. Debo tener miles de fotos de los mismos lugares en diferentes estaciones y viajes, pero no me canso de fotografiar las fuentes cantarinas o la Alhambra cuando se asoma desde alguna calleja del Albaizín, o se vislumbra desde el Paseo de los Tristes, o se presenta espléndida y arrebatadora desde el Mirador de San Nicolás.

No me canso de las macilentas hojas de chopo que alfombran el camino de este otoño, ahora sí, severo en su temperatura prácticamente invernal. Me llama la atención el amarillo y el bermellón de los tapices tejidos con mano magistral por la naturaleza. Y esos chorros de agua que aparecen al final del recodo del camino y que te invitan a beber, sedienta como estás por unas gotas de algo que no sea el envase que transportas en el macuto y que has llenado en el grifo de casa esta misma mañana. Algo hay de esencial y de expectante en las cristalinas aguas del manantial voluntario y sereno que aparece tras un risco y que se desborda en tu mirada incrédula. Que se prevé con su sonido antes de dar la vuelta a la última curva del camino.

Todo es paz. Paz y amor. Naturaleza en estado puro por las veredas de Güejar Sierra, justo enfrente de Sierra Nevada... Y de repente, un aguacero enorme detiene mis pasos hacia lontananza. Espero un poco; me ajusto la capucha y todo es vano... el temporal se convierte en granizo y es preciso retroceder.

Mis pasos hacia el pueblo son más lentos y más elementales. La cuesta del Calvario hace honor a su nombre. Necesito un café y un cigarrito. Llego por fin al pueblo y visito la Virgen del Rosario. Obra Mudéjar del S.XVI. Está en el centro de la plaza. Busco una mercería; he perdido uno de mis guantes. Me compro otros que me están grandes pero están forrados y son calentitos. También me compro un jersey de hombre para la sierra que llevo puesto. Me servirá para mis salidas por la sierra de Madrid.

Por fin atisbo un bar lleno de gente. Los Montoya; lo recomiendo. Por una cerveza te preparan como "tapa" una fuente de carne guisada en salsa con patatas revolconas. Cuando he llegado a casa me he dejado las espinacas para mañana. He tomado un yogurt de postre y un zumo de naranja; bueno y el café que al final no me tomé en el bar.

A las tres menos cuarto estaba en la parada del autobús de Güejar. Me he bajado en Cenes, -el primer pueblo de la sierra-, porque hasta allí llega el urbano 33 que me deja directamente en la puerta de casa. Así de fácil. Y así de rápido. He podido ver con asombro el nacimiento del río Genil, abriendo su parlanchín cauce entre rocas hasta convertirse en un hermosísimo embalse lleno de belleza entre las montañas escarpadas de las inmediaciones de Sierra Nevada; allá donde hace apenas unos años circulaba el tren de vía estrecha. Es un camino suave y precioso en estos meses del otoño con sus contrastes ocres de color.

Al llega a casa lo primero que he hecho ha sido cambiarme de ropa y ponerme un poquitín más cómoda. Luego me he echado una reparadora siesta de treinta minutos y he bajado a visitar a Encarni y a contarle mis peripecias. No podía creerse que hubiera ido sola. Pero yo ya casi estoy acostumbrada a hacer las cosas por mi cuenta. Alargar el camino o suspenderlo si, como hoy, las circunstancias metereológicas impiden continuar. Algo he podido ver, de todas formas.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

PASEOS POR GRANADA.- Carmen Urbieta.

Ya entramos en el tercer día de estancia en tierras granadinas.
No he perdido el tiempo. Esta mañana he salido temprano a hacer una excursión a la Fuente del Avellano, que muy poca gente conoce. Está en la vertiente de la Alhambra al final del paseo de los Tristes. Se cruza por el puente del Darro y se coge la primera desviación a la izquierda. Es sencillo.

El camino es precioso; los alcornoques ceden sus hojas al camino, que las recibe hambriento. Llueve. Llueve tanto que el dueño del bar donde he parado a tomarme un café me ha prestado su paraguas. Aunque no he llegado a usarlo, salvo como bastón, para subir la pequeña empinada cuesta del camino. Tengo una capucha tremenda. Y un chubasquero a prueba de agua...

El agua. El protagonista del día; de la mañana. el río Darro discurriendo cantarín abajo, en la ladera del monte. La lluvia con su sonar de flauta, cantando avergonzada ante tanto silencio...Mis pasos; escurridizos y húmedos, deteniéndose apenas para leer uno de los poemas que jalonan el camino y distraen al paseante.

Todos ellos alusivos al agua. Podemos ver versos de San Juan de la Cruz, de Jorge Luis Borges, de Rafael Alberti... y de muchos otros autores que mi incultura no me deja recordar. También hay un relato relativo al agua de Antonio Muñoz Molina...prosaica prosa que desentona ante las caladas cocepciones poéticas del resto de los autores.

No obstante, en la Fuente del Avellano ya no hay fuente. Sólo un pequeño chorrillo silencioso apenas, y una de esas máquinas que proporcionan agua cuando le pisas el pedal. Se ha acabado la poesía y me pregunto que por qué no voy un poco más para allá... pero se hace tarde y debo volver a casa a comer y a descansar un poco porque esta tarde quisiera salir de nuevo a visitar pequeños rincones de mi Granada.

Efectivamente; me preparo una comida de patatas con pimientos y tomates; todo muy troceadito y pasado por la sartén con un sofrito de cebolla y ajo. De segundo unas croquetas congeladas de pollo que no están del todo mal, y para postre un zumo de naranja, que de éso no me privo.

Mañana voy a comer unas setitas que compré ayer en el mercado. Seguramente las prepararé ahora cuando llegue a casa, pues vengo de regreso del Mirador de San Nicolás; uno de mis rincones preferidos, aunque esta tarde ahí arriba ha hecho bastante frío, y las luces se han hecho esperar. Se han encendido pasadas las 18,30h.; cuando ya casi estaba a punto de marcharme porque creía que ya no las iban a encender. Abajo, el alumbrado de Granada se veía diáfano... Catedral, Las Angustias, S. Gregorio, S. Andrés, El Sagrado Corazón, Puerta Elvira... todo encendido y la Alhambra en penumbra... He preguntado a un extranjero con una reflex impresionante, si sabía cuándo iban a dar la luz... pero sabía lo mismo que yo; o sea, ni idea... éso sí; se mostraba optimista y pensaba que el motivo de la tardanza es que esos focos tienen que calentarse despacito.

Bueno pues a esperar moviéndome de un lado a otro para combatir el frío de la tarde anochecida. Hablando cuatro frases inconexas con los cuatro chalados a los que se nos ha ocurrido subir hasta allí hoy.

Pero tengo pocos días. El lunes si Dios quiere ya me vuelvo y no puedo permitirme el lujo de perder el tiempo y esperar que lleguen días mejores porque estamos a 1 de diciembre y me temo que de aquí en adelante mucho calor no puede hacer. La opción, por lo tanto, está muy clara para mí.