Bienvenido al Blog de Carmen Urbieta




Soy Licenciada en Ciencias de la Información. Me gusta la poesía y la narrativa poética. He publicado artículos en revistas y periódicos desde 1989, he escrito 4 novelas, algún que otro cuento, ensayos y relatos cortos. Actualmente estoy trabajando sobre mi 5ª novela. Asimismo colaboro con Radio AFAEMO, en Madrid y con Emisoras ASEMFA en Andalucía. Publico también artículos para la Revista mensual Espacio Humano.

Por último añadir que soy miembro de ODEM (Organización para los Derechos de los Enfermos Mentales), colectivo éste que despierta en mí un alto grado de sensibilización.

Quisiera desde estas páginas pedir vuestro apoyo, colaboración, comentarios y la mayor difusión posible, a fin de mejorar muchos aspectos. Todo ello lo iréis viendo en mis escritos.

martes, 23 de junio de 2015

Ella se fue.

Ella se fue.
Ella no está.
Ella se ha ido de mi vida.
Laura no está. Laura se fue.
Y ni siquiera ya el sol brilla.

Cuando vuelvas volveré a encender
las farolas con cerillas.
Laura no está,
mi corazón llora afligido por las esquinas...
Laura se fue, Laura no está.
Y mi mente apasionada se pregunta
dónde estarás ahora, chiquilla.

Tú te fuiste una mañana dulce en la que brillaba el sol.
Y dejaste casi descompuesto a mi pobre corazón.

Porque ella no está,
ella se fue, y no sé cuándo volveré a encontrarla.
Puede que ayer, puede que hoy. No te dejaré abandonada.

Ríen sol y luna cuando acampan,
en el cielo oro y gris.
Los mechones de tu pelo agrandan,
la consistencia del gressitte.

Y Laura no está. Laura se fue.
Ella ha decidido perderse.
En un lugar. En un país.
Donde jamás podré verte.


sábado, 20 de junio de 2015

Bajo la lluvia.

Otra vez sola, y sin embargo,
mi alma no llora.

Mi corazón permanece incorruptible.
El mascarón de proa se ha secado.
Mi armazón aún sujeta, indefendible.
Las algas que del cieno hemos sacado.

Y llueve fuerte.
Junto al magnolio blanco hoy diluvia.
Y yo me escondo, ausente,
bajo la lluvia. 

viernes, 19 de junio de 2015

Resbalaba por su tez una lágrima.

Resbalaba por su tez una lágrima.
Por su cara una mueca de terror.
Quiso la luna fugarse cual fantasma.
Siempre a su alrededor.

No divisaba nada en ese instante,
en que las peñas descienden en tropel.
Iba buscando a un hombre y no obstante,
ese hombre era él.

Desecho de esqueletos malformados,
donde mi corazón hunde un puñal.
Colección de hombres uniformados.
Y por el sur regresa mi zagal.

Yo no le he visto.
Me he convencido.
Yo no lo he visto.
tras de tí he ido.

Y un tropel de cigüeñas patilargas,
vuelan rasante por los campanarios.
Y una voz que medita emborrachada.
Volverán al acecho los muchachos.

miércoles, 17 de junio de 2015

Me acompañaste.

Me acompañaste al médico, una mañana, en que mis ojos temblaban clamando al viento. Y recogía la hojarasca el barrendero, que ayer se ha muerto.

Clarines y estorninos estruendosos, dan la bienvenida al viajero.
Sutiles ondas de frases redondas... y un estor viejo.

Me acompañaste también a la enfermera, que tendía sus alas. Para impregnar de luz y de pucheros, el cantarín arroyo de tu voz.

Luego volvimos a urgencias nuevamente. A repetir el proceso. Y la médico nos explicó con tiento. Que esto va lento...

Ha pasado la noche sin moverse, de su particular habitáculo.
Y a las siete de la mañana me ha dicho... que ésto va mejor.



Salíamos al aire.

Salíamos al aire a respirar la noche,
furibunda, masiva, allá donde encontrarnos.
pero viendo que tenía torpes las manos,
acarreaba leña y la metía en el coche.

Leñador que no sabes de caminos.
Solamente de leñas y de huertos.
Quisiste hacer por una vez el muerto.
Para que no te encontraran tus gorriones.
Altos, enardecidos...
Subidos a una rama, repicando golpes en la madera.
Es un pájaro carpintero; tiene oficio. Seguro que tiene llena la nevera...
de cosas inservibles. Como Diógenes.

Discurría la corriente río abajo.

Discurría la torrente río abajo.
Arrastraba a su pasar mil canciones.
Los barcos se iban haciendo con trabajo.
Desmesuradas aguas sin renglones.

Sillas y trastos viejos revertían.
A la torrente que un día se salió,
de la vida de hombres que vestían,
chaqueta y pantalón.

¿Cuándo separaremos cielo y tierra?
¿Para cuándo las horas de esplendor?
Achicando aguas con las botas puestas
Y un pantaloncillo corto en derredor.

Croan las ranas al sentirse libres.
De los agujerucos en que viven.
Vienen silbando lindas melodías.
Para pasar muy dignamente el día.

Los guijarros van amontonándose.
En conos altos, llenos de colores.
Predominan, y aún están mojándose.
Cauce, ranas, guijarros y flores.

sábado, 13 de junio de 2015

viernes, 12 de junio de 2015

Presuroso envolvía.

Presuroso envolvía la corbata.
Zapato oscuro; traje gris perla.
Hacía poco había dejado la bata.
Que se empapó al secarse. Voy a verla!

Blancos narcisos de pétalos gloriosos.
Magnolios verdes, brillantes, coloridos...
Vuelve a mi casa; mis ojos espantosos,
lloran por que te has ido...

Caballero español de fina estampa.
Aventurero, truhán, bohemio, gordo...
flaco, rubio, moreno, colorado...
En mi jardín ya florece el jazmín.

Ya florece, mi niño, ya florece.
Y ya perfuma kilómetros cuadrados.
Hasta papá está jugando a los dados.
Y olisquea la fragancia que ofrece.

Rústicos cardos; como los de tu pelo.
Fingidos porches con el toldo al viento.
Suave mujer que endulza con su velo.
Atardeceres rojos y sedientos.

Labios como el color de la amapola.
Él ya se va y ella se queda sola.
Ojos en los que nadan los Océanos.
Balsa en el mar. Te contemplaré un año.

Un año entero. Ven a acompañarme.
Tú aún estás aquí; yo no me he ido.
Volverán a vestirse los cristales de aire.
Y lloverán tormentas de pétalos de rosa...
... nunca sabrás lo que te has perdido...
cuando mi boca entera caiga sobre tu boca...


jueves, 11 de junio de 2015

Ven cuanto antes.

(A mi hija Anuska).

Ven cuanto antes, niña,
ven cuanto antes.
Que sin tí ya no trinan
los elefantes.
Los elefantes, niña,
los elefantes.
Noche de luna llena,
ven cuanto antes.

Por el sendero pasan
varias familias.
Unos van cabizbajos,
otros con alegría.
Y lo que dicen, niña,
no te concierne.
Que allá abajo en la viña
un árbol florece.

Olor de madreselvas
y de magnolios.
Que en un ratito llega
ése tu novio.
Ése tu novio, niña,
ese tu novio.
Olor de madreselvas
y de magnolios.

Canta a la noche oscura
con mil luceros
que para tí quisiera
el mundo entero.
El día ya amanece
por lontananza.
Y una rosa florece
sobre mi palma.

Sobre mi palma, niña,
sobre mi palma.
La mañana surgía
allá en la plaza.
Allá en la plaza, niña,
allá en la plaza.
Con colores de mirra,
luz de esperanza.

Súbete a la escalera
de mi ventana.
Verás la primavera,
cuando despunta el alba.
Cuando despunta, niña,
cuando despunta.
Déjame partir leña...
ni una pregunta.
Ni una pregunta, niña,
ni una pregunta.
Que las pequeñas riñas
ya no me gustan.

miércoles, 10 de junio de 2015

No llegues tarde.

 (A mi nietecito Miguel).


Te espero en el sueño de siempre; no llegues tarde.
Que hace tiempo que no abarco tu fino talle.

Canta la rana.
Y el corazón me avisa: vuelve mañana.

Iré a peinarme.
A la sabana extensa; perfuma el aire.

Lavanda en flor.
Duérmete mi pequeño, duerme mi amor.

Yacía sobre las sábanas un cuerpo.

Llenaba con sus lágrimas los odres,
reservados a el vino añejo.
Yacía sobre las sábanas un cuerpo,
languideciendo delante de un espejo.

La mirada hacia el cielo interrumpida,
como clamando clemencia impenitente.
Basta ya!. No quiero más rencillas.
Horas vendrán que anuncien al valiente!

Recorrían sus ojos embusteros,
los entresijos de su gallardía.
Y no encontrando mayor melancolía,
le gritaban al aire; reboleros.

Píntame, Greco, a los doce apóstoles,
busca sus caras en lugares públicos.
Otros vendrán que recuenten la diástole,
y la sístole de sus pobres impulsos.

Asomaba.

Asomaba a sus ojos una lágrima.
Como la espina cuando aún está en flor.
Como las macilentas amapolas.
Como el pesebre de nuestro niño Dios.

Bajaba de la iglesia, subida a sus tacones.
Bajaba despacito; no fuera a resbalar.
Bajaba con los ojos encendidos.
A la ignorancia que los vió pasar...

...Y no sabía...

Que detrás del alcornoque reina la melancolía.

martes, 9 de junio de 2015

Azucena.

Azucena que se explica a sí misma.
Dulce muñeca de flequillo al viento.
Noches de calenturas y resinas.
Despertar con una frase de lo siento...

No quise hacerlo; fue él quién se marchó
a buscar a otra orilla a su sirena.
Me dejó con dos piernas, cuando yo,
deslizaba mi cola por la arena.

Azucena salvaje, aventurera...
Rosa silvestre; pétalos al aire.
Voy a desearte la mañana entera,
felicidad, amor, salud, paz y donaire.

Capiteneas los riscos y montañas.
Los ríos riegan tu tierra enardecidos.
No saben que tu pecho dolorido.
Naufragará en las vertientes moradas de lavanda.

Y agradecidos... compondrán una copla sevillana.
Donde se unan mi corazón y tu alma.

Se abría la mañana.

Se abría la mañana lentamente.
El sol ascendía por peldaños invisibles.
Rozaba el mar con sus rayos permanentes.
Que esculpían ondas doradas; previsibles.

Baja la niña, llorando, a la ensenada.
Nunca su corazón fue tan osado.
Perfuma el aire una ráfaga salada.
Como la lágrima de un enamorado.

Se acerca al agua, densa, refrescante,
e introduce sus pies sobre la orilla.
Vagabundea, sin mirar hacia adelante.
Sus ojos líquidos brillan cual diamantes.

Déjame que te cuide y que te abrace.
No quiero, hermana, aunque es lo que deseo.
Pásame ese cepillo con esmero.
Y déjame soñar que todo es fácil.

Quizá algún día vuelva, enamorada,
a cantar al amor y a sus pasiones.
Quizá algún día la rosa se me abra,
perfumando mi pecho y sus galones.

Gaviota voladora que planeas,
aire marino que trastorna mentes.
Caracola enterrada en las arenas
rubias de la bahía y sus simientes.

Piedrecillas marinas; de colores,
coleccionadas para ver en invierno.
En un frasco con agua, y sus olores,
asemejan ese trozo de mar, que ya no veo.


jueves, 4 de junio de 2015

Nueve de junio.

Se la llevaban al río a que se bañara.
El gran sol apretando por la mañana.
¡Aún no es nueve de junio!
Pero con mucho gusto me mojo el culo...

¡Ay, qué caló!.
Cuatro duros de pipas y un edredón...
Para las noches breves junto al salón.

La chimenea,
lanza chispas, crepitan y se menean.
Y al día siguiente,
me bañaré en la poza de mi pariente.

La luna llena, oronda, se ha perfumado
para pasar la noche junto a su amado.
Trae finas ropas.
Los árboles la ocultan entre sus copas.

Y mi torito,
la mira embelesado, cuernos al viento.
¡Vístete ya, mi niña, que yo voy lento!

Y su voz quebrada.


Paseaba junto a la orilla del Darro.
Camiseta, pantalón fino y chanclas.
Ya ha llegado a la Iglesia de Santa Ana
y San Gil; la noche es larga...
las estrellas tililan, allá arriba,
llenando el firmamento de luces amarillas,
doradas, verdes, blancas, rojas, plata...

Preguntarás al cielo dónde está ahora
la pequeña lucecita de tu hermana,
de tu suegro y tu abuela,
que tanta veces habías encontrado en tu camino.
No hay respuesta.
Un lucerito te hará entonces un guiño.
Y sabrás que es ella.

Paseaba por la orilla del Darro,
en camiseta, chanclas y pantalón fino.
Pasados los conventos y los baños árabes,
el río rizaba una curva con gran tino.
Y al fin llegaba a la Iglesia de San Pedro,
como un simple peregrino.
Confesión obligada con D.Ángel.
Y a continuar con el camino.

El río Darro llega hasta unas casas,
donde existe un colmado.
Y entramos en el sueño de la Alhambra,
vista del Albaizín; parte de abajo.

Y el río Darro yace entre los riscos
del monte de La Roja.
Muralla ocre, fuentes y jardines.
Y el mechón de una novia...
que ha cedido sus rizos a la zarza
que le prestó cobijo.
La Torre de la Vela señoreando,
Palacios nazaríes, aberroes, moriscos...

Todo es tan bello que desde el balcón
de San Nicolás los gitanos cantan.
Con sus guitarras muy bien afinadas
y su voz quebrada.
Esperan que se ilumine poco a poco la Alhambra
y se produzca el sortilegio
de una noche más con palmas y con cantes.
Y un lucero a lo lejos.

martes, 2 de junio de 2015

Más allá del letargo.

Inundada la fina arena por la olas del mar.
Serpenteando...
Achicando bajamares y lamiendo las caras de la luna llena.
Vociferando...
Ruge el mar en su postrer agonía.
Desesperando.
Viene a encontarse con tu cuerpo desnudo.
Inusitado...

Desde las rocas del embarcadero.
Voy pregonando.
Las nueve caras de mi luna lunera.
Y de mi charco.

Ven esta noche a encender la chimenea.
Con mis abrazos.
Troncos que huelen a hogar encendido.
más allá del letargo.

Y una cena preparada en puchero.
Que con las ascuas,
Calientan la comida y la cocina.
Te alegra el alma.

Voy a vivir siempre en tí.
Brindaremos por ello.
Con vino blanco fresco y suave, al sentir.
Romances bellos.

lunes, 1 de junio de 2015

Dá comienzo el concierto.

Vamos a ver si ganamos la apuesta
que nos dejó en herencia el tío Enrique.
La bonoloto, acreditada y puesta...
junto a sus alambiques.

Lupas, coladores, jarros y un sinfín de trastos más.
hornacina, cerillas, azahar, y jabón para fregar.

Ya se vé por el este llegar la noche de puntillas.
Dá comienzo el concierto.
Gasa esterilizada para añadir a la olla,
el corazón chiquito de un insecto.

Y escalando, escalando, llega hasta arriba,
donde el mortero machaca frutos secos,
el gorro de merlín, cónico, en la cabeza,
y capa azul, con estrellas en las mangas anchas.

¡Parece un brujo loco!
Él podía conformarse
con ése poco...

Dulce silencio.
De un hombre que vivió
después de muerto.