mi alma no llora.
Mi corazón permanece incorruptible.
El mascarón de proa se ha secado.
Mi armazón aún sujeta, indefendible.
Las algas que del cieno hemos sacado.
Y llueve fuerte.
Junto al magnolio blanco hoy diluvia.
Y yo me escondo, ausente,
bajo la lluvia.
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