Bienvenido al Blog de Carmen Urbieta




Soy Licenciada en Ciencias de la Información. Me gusta la poesía y la narrativa poética. He publicado artículos en revistas y periódicos desde 1989, he escrito 4 novelas, algún que otro cuento, ensayos y relatos cortos. Actualmente estoy trabajando sobre mi 5ª novela. Asimismo colaboro con Radio AFAEMO, en Madrid y con Emisoras ASEMFA en Andalucía. Publico también artículos para la Revista mensual Espacio Humano.

Por último añadir que soy miembro de ODEM (Organización para los Derechos de los Enfermos Mentales), colectivo éste que despierta en mí un alto grado de sensibilización.

Quisiera desde estas páginas pedir vuestro apoyo, colaboración, comentarios y la mayor difusión posible, a fin de mejorar muchos aspectos. Todo ello lo iréis viendo en mis escritos.

lunes, 4 de septiembre de 2017

Caminaban despacio. (A Javitxu y Vanesa).


Caminaban despacio hacia el altar.
Los dos juntos, saltándose las reglas.
Caminaba despacio y pensaban...
Con la sonrisa más bonita del mundo.

Quisieran atrapar estos instantes.
Lienzos furtivos donde el eco grita.
Quisieran atarpar estos instantes...
Con la sonrisa más bonita del mundo.

Él la mira a ella furtivamente.
Como quitando la espina de la rosa.
Ella, radiante, miraba de soslayo...
Con la sonrisa más bonita del mundo.

Acercaron sus dedos al anillo.
El Juez de Paz presidiendo el evento.
Acercaron sus dedos al anillo...
Con la sonrisa más bonita del mundo.

Y juntos compartirán su larga vida.
Igual de tiernos y de enamorados.
Y juntos compartirán su larga vida.
Con la sonrisa más bonita del mundo.

miércoles, 30 de agosto de 2017

La sonrisa más bonita del mundo

No sé de qué color irá la novia.
Más seguro que es un palo discreto.
Toques hippies con guirnalda de flores.
Y la sonrisa más bonita del mundo.

Pero le sigue atrás su novio amante.
Van a unir sus corazones.
Van a unir sus ilusiones...

Porque el amor es éso: una ilusión.
En la que ambos dáis todo de ambos.
Con ilusión y entrega; sin pereza.
Y con el corazón entre las manos.

Javitxu iba pensando en quererla.
Hasta mucho después del triste trance.
Miraba de soslayo sus facciones.
Con la sonrisa más bonita del mundo.

Pero Vanesa a su vez iba pensando...
Qué era aquello que le gorgeaba.
Y con ternura miraba sus facciones.
Y veía la sonrisa más bonita del mundo.

Y los dos; él y ella se encontraban por fin.
Ante el altar donde darán sus votos.
En presencia de los testigos más aconsejables:
Su familia y amigos.

Cariñosos, hermosos, van de la mano.
Al lagar de la reina de los sus mares.
Su hermana les espera desde el altar.
Juan acompaña a la novia a ese lugar.

Carboncillos de tinta se van besando.
Uno guiña, otro bulle, y dibujando.
El cuadro de su vida.Todos con ellos.
No queremos perdernos este comienzo.

Abuela, tía, prima, ellos se casan.
Vanesa y Javitxu en holgaranza.
Contentos y aturdidos ellos esperan.
El ser felices siempre; nadie lo manda...
                                                                ...pero ellos saben.
Que es mejor quererse siempre; claro compare!

Javitxu y Vanesa ya se han casado.
Y lo han hecho con todos; a nuestro lado.

martes, 20 de junio de 2017

Bullen en los álamos.



Grandes mujeres bullen por los álamos.
En días de calor prestan fragancias.
Corretean sinuosas y su infancia.
Se ha tornado opaca y sin nostalgias.

Ya no recuerdan nada de lo pretérito.
Obtusa su memoria inmaculada.
Llegar a la treintena ya es un mérito.
Cuando se trata de amargas circunstancias.

Momentos de dolor incomprensible.
Diagnósticos que aún andan rondando.
Episodios que no obtienen tratamiento.
Caos y enfermedad siempre acechando.

Pasan los años y esos episodios.
Se recrudecen con los mal ajustados.
Medicamentos, que al ser tomados.
No hacen sino torcer el desvarío.

Pero ya no. Ya algo he aprendido.
Doctores tiene la Santa Madre Iglesia.
Descanso, alegría y dieta es la receta.
Para sobrellevar los desatinos.

Y en toda esta maraña monstruosa.
Mi anhelo fue y es recuperarlas.
Harta tarea! Hoy desaprensivas.
Nada quieren saber de su madre amorosa.

Debo tener dos nietos en algún escondite.
O tal vez más. He perdido la cuenta.
Y ese amor no entregado me corroe.
Igual que un ratoncito con su queso.

Ya me vuelvo a encontrar. Triste mirada.
Ya retrocedo al paso del desprestigio.
Ya quisiera avanzar en otras lides.
Ya naceré otra vez sin un vestigio.

Ya se acabó el implorar templanza.
Palabra altiva y decepcionante.
Trenzo las crines del caballo hermoso.
Y galopo sin freno a otros lugares.

Ya me cansé de esperar...
una voz cantarina y un te quiero.
No puedo más...
Sin fuerzas y esperando yo me muero.

Cansada ya.

Cansada ya de recorrer caminos de concordia.
Puesto el sentido en lo que más me importa.
La cerrazón me impide seguir hacia adelante.
Necesito un respiro ante tanto desplante.

Ahora soy yo la que rindo sin fuerzas.
Mis propias hijas ahora me desprestigian.
No contestaré a ecos de historias infundadas.
¡Toda la vida al traste!... No hice nada.

O hice mucho, quién sabe, grandes errores.
Maltratos y traiciones a mansalva.
Propinados por mí. ¡Maldita incauta!
Alejados de mí... inexistentes.

No hay traición más grande que una mentira mal  pronunciada.
No hay error más fiero que el perdón que ya no espero.

Polizones de un barco abandonado.
En la bahía amarrado con su ancla.
Siniestras calaveras van flotando.
Entre las maromas fuertes y las lanchas.

Fantasmagóricos gestos del absurdo.
Moribundos destellos de un te quiero.
Bordados de flores de amaranto.
Y una noche de amor como un destello.

Ya no espero nada.
Sólo a tí: muerte

No me doblegó.



No me doblegó el trabajo.
Tampoco la sinrazón.
Me doblegó la desidia.
Que encuentro en tu corazón.

martes, 13 de junio de 2017

Ellas.


La ventana entreabierta apenas dejaba pasar la luz.
Haces simétricos se colaban por entre las rendijas.
Fuera hacía mucho calor, casi africano.
Los niños jugaban en casa esperando que dieran las nueve.

Una pareja antigua paseaba a sus perros.
La madre preparaba un bizcocho con amor.
Las flores bajaban la cabeza en espera de las sombras.
El alquitrán de la carretera parecía blando.

Hacía calor de verano. Derretido corazón.
Manchado apenas sus curvas por la desazón.
No te atormentes mi niña, la vida es injusta.
La moneda de cambio es falsa. Respiran usura.

Hago cantar a mi abanico tiernas canciones.
Poemas ocultos que hasta mí han llegado.
Para olvidar el tedio de otro día sin ellos.
Sin tener noticias. Sólo con desvelos.

Absurdos desvelos de desesperanza.
Tierras prometidas que nunca se alcanzan.
Brumas y tormentas. Soledad. Presagio.
La ventana abierta junto al relicario.

Sus fotos de antes a la vista están.
Las han olvidado en algún lugar.
De su alma errante y equivocada.
Furia inconsciente y acalorada.





Cantarinas aves.



Cantarinas aves que a tu fuente van.
Su buche encendido de añil y de mar.
Picotean alegres los rosados frutos.
Granados, cerezos, picotas, arbustos.

Se para la niña bajo el pino frondoso.
Sus manos albergan agua clara y fresca.
Anidan alegres los mirlos en ellas.
Y los mandarinos, regados, ociosos.

Voy a ver al hombre que me ha de casar.
Con el muchachito que hay en mi lugar.
La niebla temprana tendrá que girar.
Por entre los bosques, allá, al despertar.

Bruma tempranera, semejante al humo.
Se cuela, impasible, por las espesuras.
Corriendo amanecen las frutas, tersuras,
De una fuente diáfana que surgió sin tino.

Mañana domingo me voy a casar.
Con el muchachito que hay en mi lugar.
Trompetas, clarines, arpas, ¡Desfilad!
La música es bella. Hay que aprovechar.

Seré la doncella más feliz del mundo.
Por las espesuras correrá una sombra.
Inquietas, las aves inician su vuelo.
En los altos montes comienza el deshielo.

Bordaré las sábanas con sus iniciales.
Me gustan los hombres francos y leales.
Tejeré toallas. El ajuar completo.
Y yo animando bellos sentimientos.

Mañana domingo te daré el te quiero.
Sonreirá mi madre. Arará el labriego.
Y tu con tu estampa, fino caballero.
Tomarás mi mano, emocionado y tierno.


jueves, 25 de mayo de 2017

El epitafio.


El epitafio.
Que quisiera tener escrito en rafio.

Fue una persona.
Cariñosa y sensata desde la cuna.

Pero no existe.
Nadie que me rubrique lo que dijiste.

Marcado a hierro.
Que si yo te maltrato desde el destierro.

Ser inocente.
Mentira salpicada hacia la frente.

Punto de encuentro.
Y mi amor se marchita con el deshielo.

Mañana llueve.



Mañana llueve.
El futuro es incierto sobre mi almohada.
Llegan ecos de luchas muy trasnochadas.

Voy escribiendo.
Luces de amaneceres blandos y tiernos.

Vuelve a mi lado.
Enterremos las hachas. No pelearnos.

Si yo pudiera.
Transformar esta guerra en primavera.

jueves, 18 de mayo de 2017

Que mi madre es gitana.



Rizos dorados, blancos, viste mi niña.
Bordadillos violetas allá en el prado.
Corre a la orilla.
Que el viento señorea junto a mi barco.

Olas gigantes.
Despertares atónitos cubriendo chales.

Márchate pronto.
Que mi madre se ha ido con sus retoños.

Vuelve a la orilla.
Que mi madre es gitana y lleva hebilla.
Cosida con cien hilos; salta a la vista.

Flamencos otoñales allá en Doñana.
La primavera alumbra junto a mi hermana.
Roca que rueda.
Sísifo transhumante, castigo, piedra.



Corre a mi orilla.



La golondrina vuela con una gota en el pico.
Tras ella, en la avenida, brinca mi niño.
Juega a la rueda rueda, rueda rodando.
Caracolas de trigo se van formando.

Espliegos y jazmines jalonan pronto.
Por el serpenteante camino corto.
Azucenas, geranios, laurel, violetas.
Y una nana cantada pá que la entiendas.

Busca niña el rincón.
Que después de la azada viene el pilón.

No insistas siempre.
Que las flores del huerto visten de verde.

Amarillos y rojos por la avenida.
Lilas, naranjas, fucsias, dan bienvenida.
A los atardeceres sintetizados.
En paleta pasteles y satinados.

Corre a mi orilla.
Que la tuya está llena de gente pilla.

Berenjena morada.



Berenjena morada, fruto carnoso y tierno.
Nabo blanco, compacto, que hay en mi huerto.
Remolacha silvestre de rojas carnes.
Lechuga entreverada, dulce y sonriente.

Mira el tomate a la luna, redondo y ágil.
El aguacate estrena su nuevo traje.
Voy a enterrar el hueso junto a la linde.
Para que crezcan hojas, retoño triste.

Sacaré un cucharón de mantillo y un pico chico.
Regaré con agua de la lluvia de la noche pasada.
Conspiraré con cielos futuras claridades.
Construiré mi vergel con las manos brillantes.

La regadera.
Va y viene y se esconde junto a las fresas.

Te vendrás a mi fiesta.



Volando va el mirlo negro con pico naranja.
Volando va el jilguero con sus largas galas.
La cigüeña planea camino de la torre.
El ruiseñor despierta ecos de mis amores.

La luz, engrandecida; nueve de la mañana.
Ya ha despertao mi niño. Gritos al alba.
Sueña con querubines muy alocados.
Desechos de virtud. El torso alado.

Mira esta linda rosa que ha florecido.
La sombra de la madre relampaguea.
Yo estoy aquí pendiente, templando el hilo.
De los acantilados, locos de veras.

Te vendrás a mi fiesta, niña, temprano.
Yo te estoy esperando tras los bananos.
Tras los bananos, niña, tras los bananos.
Te vendrás a mi fiesta, niña, temprano.

miércoles, 17 de mayo de 2017

Amigo. Padre.



Amigo.
Padre.
Buen corazón.
Amigo.
Padre.
Buena impresión.

Ejemplo vivo de lo que debo.
Testigo mudo de mis anhelos.

Canción con música que oigo entre sueños.
Domingo a la mañana; sus ojos tiernos.

Suave el momento.
Bossa Nova enunciada.
Ritmos al viento.

Sonrisa en boca.
Sonrosadas mejillas.
Rojo en los labios.
Y una luz mañanera sin despilfarros.

Mi dulce padre.



Mi dulce padre.
Salió corriendo.
Cuando le hablaron.
Lo de mi pierna.

Ya no podría ir de campamento a las Dehesas.
De Cercedilla.
Un yeso inmoviliza la pierna izquierda.
Y sus heridas.

Montó en el coche, mi madre al lado.
Txema en la calle, tomando helado.
Él no quiso montarse, y nos marchamos.
Prestos al hospital. Para allá vamos.

Mi dulce padre salió corriendo.
Yo voy con él. No me entretengo.

Amarilleaba el alba.



Amarilleaba el alba.
Clareaba la aurora.
Se encendían las luces de la noche.
La luz salía en racimos transparentes.

Se adueñaba del ocaso.
Traspasaba puertas y ventanas.
Se colaba entre las rendijas inhóspitas.
De un haz de claridad temprana.

Papá dormía plácido.
En el bello claroscuro.
Decía: yo seré el próximo.
En alcanzar el día.

Reinaba la paz equidistante.
La armonía iba repartiendo flores.
La quimera entre trotes despuntaba.
Al final de la noche.

martes, 16 de mayo de 2017

Vuelve.



Con todo el orgullo.
Pero sin orgullo.
Tragando las lágrimas.
¡Último festín!
Mirando sus venas aún azuladas.
Despejando el vuelo del atardecer.

Comíamos las uvas rojas y violetas.
Entre la calima de mi juventud.
Que nadie separe lo que Dios ha unido.
Salvo si te hacen vida cresa en tu nido.
Vuelva la luz.

Y vuelve tú, padre; te necesito.
I nice you, padre, castillo errante.
Vuelve a nosotros. ¡Resucita!
Regresa pronto. Cuento contigo.
Mi amor profundo llama implorante.


Te cantaba canciones.



Te cantaba canciones de Roberto Carlos.
Mi querido, mi viejo... ahora lo echo de menos.
Cuando llamo a Papis sólo se pone ella.
A papá algo inconsistente le ha apagado la luz.

O quizá ve demasiado.
Tanto que se deslumbran.
Y no alcanzan a ver algo tan pequeñito...
... como yo.

Papá dirige mis dedos.
Hacia tiernos compromisos.
Primero: Te querré siempre.
Segundo: Ellos lo mismo.


Agur Jaunak.



Lloramos intermitentemente.
Como la lluvia tras la ventana.
Agua de mayo, bendita y pura.
Con la que recibiste sepultura.

No está. -me digo-, se ha esfumado.
Y se ha ido desnudo como el día que nació.
La madre, siempre ocupada.
En rondarle todo bien.
...Sobre la piel.

Abuelita.
Mamá.
Nines.
Venid acá.
Que ha cerrado los ojos Lorenzo.
Es su final.

Adiós papá
Jaunak agur.
Agur terdí.

sábado, 13 de mayo de 2017

Preguntaba.



Preguntaba al océano por las olas de la bahía.
Y no sabía nada. Le pillaban muy lejos.
Lejos de la costa. Ingrata travesía.
Salpicada de corales rojos y azules.

Preguntaba al arroyo si había visto al río.
Sí. Por allí bajaba entre los grandes riscos.
Descolgando frenético su lengua de cascada.
Mientras el sol acecha tras esa madrugada.

Preguntaba al caballo si había visto al ponnye.
Creo que salió hace rato con uno de mis niños.
Pero no estoy seguro porque he estado ocupado.
En desfiles marciales, cabalgar inusitado.

Preguntaba a la Virgen si había visto a mi padre.
¡Claro! Lo vi entrando por las puertas del cielo.
Cruzando el Gran Arco de personas humildes.
Hacia sus aposentos, con toda su familia...

Preguntaba a mi abuela si había  visto a su hijo.
Si; lo tengo a mi lado, la cintura fruncida.
En todo alrededor. Gratas verdades.
Hombre justo hasta el fin. Humilde y tierno...

Preguntaba al azar si alguien lo había visto.
Y el azar respondía con prisa inusitada.
Sí. Lo he visto prendido de la cuerda de un globo.
No sabe que más alto ya no puede subir.

Preguntaba al silencio y éste me recordaba.
Que se marchó tranquilo. Sin aspavientos.
Pregunté al viento por si lo vio pasar.
Y el silencio, callado me dijo la verdad.

Preguntaba a mi alma si podré reencontrarme.
Con tan hermoso ser. Si yo podré escucharle.
Las cosas que decía. Abierto el Diccionario.
Y en el cielo presente con mis antepasados.

Y mi alma, afirmativa, soltó un sí acelerado.
Los crines del caballo ya se han despeinado.
Al galope traspasa los ángeles de luz.
Porque te has marchado. Te nos has ido tú.


jueves, 11 de mayo de 2017

Y por fin salió el sol.



Alegraos hermanos, él ya ha nacido.
A una nueva dimensión donde todo lo vé.
Todo lo oye, e incluso todo lo aprehende.
Como en sus mejores tiempos, él está allí.

Percibid el horizonte de una noche estrellada.
La luna llena incorpora sus acordes de amor.
Las estrellas tililan al compás del aire.
Llueve. Y la inmensa lluvia es como un dolor.

Caravanas de musgo. Volvimos a vernos una noche.
La misma mirada, la misma pasión.
Los mismos ojos bellos donde prima el silencio.
Ojos de océano que desean rechistar.

Bailando vuelve por los caminos.
Enjuto el gesto; hombre de bien.
Yo quisiera darte mi vida.
Parte de ella de la que me siento orgullosa.
Despojada de errores innombrables.

Y por fin salió el sol. Imperturbable.
Orondo y naranja; estimulante.
Vamos al cielo a  a encontrarnos con él.
Ya sólo siento el placer de saberle vivo.
Aquí... junto a mí.

miércoles, 10 de mayo de 2017

Una farola eterna.


Es un cabalo realmente precioso.
Sus crines pelirrojas brillan al sol.
El lomo terciopelo anega el ojo.
De cuantos, en presente, bailan al son.

¿Cuántos delirios deben pasar?
Para que me conjugues el verbo amar..
...Como él sabía.
Sale del alma bella la mi poesía.

Luz en el cruce.
Una farola eterna.
Tu boca aduce.
Cogeremos tesoros,
se reproducen..

La niña llora.
Ha perdido a su padre
tras la farola.
Luna creciente.
El organillo canta
a la noche ausente.

Y yo en camino.
De recoger tu cuerpo
con dos testigos.
Luna lunera.
Hoy colmados de panes,
mañana en guerra.

Cariño arrabalero.



Cariño arrabalero, creciente e inocente.
Perturbadas las flores que te dan compasión.
Castillos en la arena donde nada pretende.
Más que el volver a verle a través de visión.

Nacidos hermanados, nuestra vida es la tuya.
Ángel que no ha caído sediento de amor.
Valiente, tierno, bello. Cabello relumbrante.
Y una pequeña huella de superior postín.

Nadas entre tus tierras. No autorizas traiciones.
Juntos los corazones que pronto van a amar.
Sedientos de justicia sus labios relampaguean.
Odas de peregrinos sin saya y con puñal.

Tango. Mi tierra hermosa. Tango. Tu linda rosa.
Tango; camino y vida que nunca ha de tornar.
Tango príncipe inmenso. Camino nunca hollado.
Donde los ciudadanos pronto recordarán.

A este hombre extraordinario que ha dejado este mundo.
Tumbas judías donde no casa tu osamenta.
Queríamos traerle, impávido el semblante.
Y el cuerpo dolorido y con olor a tierra.

Te has revolcado.
En la lucha ganaste.
Un lugar hacia el cielo.
Jesús te lo entregó.
A tí siempre, papá.
Siempre tú.
Siempre así. Siempre, papá.

martes, 2 de mayo de 2017

¿Dónde?



Martes.
Fiesta.
Dos de mayo.
Día de la Comunidad de Madrid.
Y tú no estás ya entre nosotros.

Martes.
Lloro.
Dos de mayo.
Otro día más sin verte.
Tristeza sin fin.
Desamparo.

¿Dónde?, ¿dónde vas?
¿Dónde estás?
Sabemos que muy cerquita de Adita.
Muy cerquita también de nosotros.
Notamos tu alma próxima.
Allá en el valle.

Martes.
Fiesta.
Lágrimas suaves.
Tanto como tú.
Papá.
Siempre.
Nuestro.

lunes, 1 de mayo de 2017

Como vuelan las aves.



Como vuelan las aves a encontrarse con los cirros.
Nubes algodonosas que rebosan agua de abril.
Como nadan los peces en aguas cristalinas.
Tú nos dejaste una preciosa tarde de primavera.
Clara. Tan clara como tú.

Como caminan los elefantes hacia su tumba.
Como se aparta el macho herido de la manada.
Como el león va a encontrarse con su árbol.
Así llegaste tú al encuentro de tu amada.
Clara. Tan clara como tú.

Como los niños se te acercaban, felices.
Como tú les contestabas con amor.
Como tus hijos te profesaban ese cariño inmenso.
Así vimos tu luz, tan ardiente y vibrante.
Clara. Tan clara como tú.


Sin hacer ruido.



Serían más o menos las ocho de la tarde.
Sentado en su sofá ve pasar las horas.
Aún tiene que romper un sinfín de papelitos.
Que cuidadosamente deposita en una bolsa de plástico transparente.

Y no. No es cierto.
Ya no está sentado en su sofá viendo pasar las horas.
El carrillón dice que ya son las ocho y cuarto.
Ya nadie rompe un sinfín de papelitos.
Que cuidadosamente van a parar a una bolsa de plástico transparente.

Quisiera que retrocedieran los días y las horas.
Que el gran reloj del salón dejara de funcionar.
Quisiera un punto y seguido y no logro concretarlo.
El ordenador solamente responde al punto y aparte.

Sin hacer ruido.
Como él nos dejó.
Sin hacer ruido.
Despedida hermosa.
Sonrisa en la boca.
Sin hacer ruido.

Y yo no sé proseguir.
Se me  queda pequeño el vocabulario.
¿Cómo poder explicar?...
Todo cuanto nos ha enseñado.
¿De qué modo plasmar?
Como si de un óleo se tratara.
Todas las perlas que nos regaló con su sabiduría.
Su prudencia. Su sentido de la justicia.
Y su tremenda, humana, honestidad.

Como un río que corre hacia el océano.
Así él nos dejó.
Sin hacer ruido.


domingo, 30 de abril de 2017

Lorenzo.



Cansado el  caminar.
Su nombre sin edad...
Lorenzo.

Bandada de bondad.
Seguro al despertar...
Lorenzo.

Patriota sin igual.
Honesto y justo andar...
Lorenzo.

Te entregas al partir.
Caballo sin su crin...
Lorenzo.

Sueñas con cabalgar.
Campos de mies; lagar...
Lorenzo.

Amor e inmensidad.
Tus manos saben dar...
Lorenzo.

Tiemblas al verte allí.
Donde nada fingí...
Lorenzo.

Eres el sol radiante.
Que desfila en la noche...
Lorenzo.

Cupido me lanzó
La flecha con tu amor...
Lorenzo.

Y llegó el día



Y llegó el día.
Nunca lo esperamos.
Pensamos que seguía canturreando.
Y cortando milimétricamente papelitos.
Pero él estaba a otras cosas.
Tristes acontecimientos.
Quizá felices para él.
Quizá corría al encuentro de esos padres.
Y de esa hija.
Y de ese hermano que le antecesó.

Y llegó el día.
Soleado día de primavera.
Un jarrón de lilas adornando el salón.
Perfumándole.
Papá quería decirnos que se iba.
Que había llegado su hora.
Pero tembló al pensar en el hueco que dejaba.
Y entonces el silencio abarcó salas y dormitorios.
Y él murió feliz.
Feliz por tan hermosa despedida.
Tan sólo unas horas antes.
Riendo  como  un  chiquillo con sus bisnietos.
Sin edad...

Y llegó el día
17 de abril de 2017.
Rondando la noche te marchaste.
Feliz de haber compartido.
Tus horas con nosotros.
¡Tanto nos amabas!
Que no quisiste decirnos nada.

El sillón que ocupaba está vacío.



El sillón que ocupaba está vacío.
El babero que se colocaba  al comer ya no sirve.
Las canciones que cantaba ya no suenan.
Los besos que nos daba ya no vienen
a traernos un pedacito de su alma.
Pedacito  de cielo que ha volado.
Hacia espacios profundos como el mar.

Muchas canciones. Muchos versos.
Muchos poemas de amor revertidos.
Mucho calor. Muchos desvelos.
Mucho amor de padre esculpido.
En una gota de agua que es océano.
En un dulce suspiro lleno de aire.
En su dulce mirada cuando pide
a Dios que no nos pase nada.

Familiar y prudente. Honesto y justo.
Caballero de gracia y bello busto.
Maravilla de hombre. Enjuto el gesto.
Y una sonrisa tierna siempre  presto.

Domingo de primavera.




Domingo.
Las amapolas languidecen.
Los geranios se llenan de luz y de color.
El rosal se expande.
Es primavera.

Mi padre está aguardando una visita.
Nos espera sonriente.
Sabe que llegaremos a rezarle.
Y a dedicarle bellas palabras de amor.

Primavera.
Llueve sobre mi almohada.
No me resigno a no verle nunca.
Nunca jamás.

En mi retina guardo sus últimos momentos.
Serenos y sonrientes. Cantarines.
En mi pecho cobijo todos esos recuerdos.
Bellos recuerdos que me atañen.
Que hablan de su singladura por la vida.
La vida y su familia.
Irrenunciables y épicos.
Casi únicos.
Él nos amaba tanto...

Domingo.
Es primavera.
La pertinaz lluvia nos recuerda.
Que él aún vive entre nosotros.
Lágrimas de San Lorenzo adelantadas.
Sólo una estación.

Y yo le quiero; se lo digo siempre.
Se lo digo ahora. Se lo dije ayer.
Lo diré mañana. Y en todo momento.
Porque es la verdad que me atrae a él.

Papá. Guárdame un sitio en tu sepultura.
Quiero estar cerca, muy cerca de tí.
Quiero tu mirada y quiero tu aliento.
Y quiero el consejo que me das al  fin.

Primavera, padre. Muerte engalanada.
Cuarenta gomeles trotan a tu paso.
Hacia el camposanto que alberga tu ocaso.
Descansas lleno de paz y entre la nada.
Y tu alma limpia verterá, como siempre, su canto.


jueves, 27 de abril de 2017

Padre nuestro.



Padre nuestro que estás en los cielos.
Santifica a mi padre, alumno aventajado. Número 1 de su promoción.
Santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino.
Como has venido al reino de papá y lo has impregnado con tu bendita misericordia.
Hágase tu voluntad. Aquí y allá.

Danos hoy nuestro pan de cada día. Dánosle hoy.
Alimenta a mi padre con tu infinita bondad.
Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
Y líbranos de todo mal. Amén.

Pero no fue un sueño.



Despejado lunes de Resurección.
Despejada luna más grande que el sol.
Nubes barridas por vientos alíseos.
Trote de ponnies en campos de mies.

Papá se levanta, feliz, de su siesta.
Son las siete en punto. Su mujer y él.
Juntos, como siempre, Beso en servilleta.
Reflejo del aura que viene de Aquél.

Papá que me pinta dulces acuarelas.
Que conservo intactas, como agua de mar.
Acuarelas lindas, de bellos colores.
Paleta manchada, de pastel y de alma.
Alma pura y digna, como mi papá.

Cantaré a los cielos lo que yo soñaba.
Quería que fuera feliz para siempre.
Más ya no hace falta que llegue septiembre.
Porque feliz fuiste a encontrar el alba.
.... Y ya no estabas.

Vivías en nosotros; en todos nosotros.
Trocitos de luna donde me asomé.
Tu recuerdo impregna lo que codo a codo.
Sentimos por tí. Todo eso soñé.

Pero no fue un sueño. Fue la despedida.
Que descalza viene un beso a posar.
Desnudo y gastado por tantos anhelos.
Y en conjugaciones con el verbo amar.

Testimonio vivo; ternura infinita.
Dulces despertares con música clásica.
Domingo. Pan frito. Quinta de Beethoven.
Tercer movimiento. La furtiva rosa...
Que implacable llama, queriendo adoptarla.

Y el Agur Jaunak, llorando en los ojos.
Y en las gargantas abrasando.
Tenemos un padre. Un padre hermoso.
Puntual acude a consolarnos.

Cómo decirte sin aspaviento...
Papa, te quiero.


Papá, te quiero.



Papá.
Mi dulce papá.
Aquél que me revisaba, puntuaba y mejoraba mis escritos.
Papá.
Que hubiera querido verme como escritora en la Feria del Llibro de Barcelona.
Un Sant Jordi cualquiera.
Podría haber sido el anterior o el siguiente...
Pero fue esta edición.
A menos de una semana de su fallecimiento.
Él estaba allí, conmigo.
Notaba su presencia.
Él me corregía, me tachaba y me añadía.
Y yo feliz porque él estaba allí conmigo.

Papá: te quiero, le dije.
Y él me sonreía con esos ojos limpios que nunca olvidaré.
Con esa sonrisa inmensa y sincera que siempre recordaré.
Papá, te quiero, le decía.
Y él asentía removiendo el gesto.

Papá, te quiero.
Y él pospuso las correcciones y me dio un abrazo profundo y tierno que no olvidaré

jueves, 20 de abril de 2017

Papá.



Papá.

Bella flor silvestre que hemos encontrado.
Hombre, sobre todo, fiel, inmaculado.
Honesto y fiable como agua de mayo.
Calidad suprema, bello ser, hermano.

Tu mirada posas en el ser humano.
Atajas errores ajenos y engaños.
Yo daría mi vida por tenerte al lado.
Sobre la colina; luna y estrellado.

Te vas de este mundo con una sonrisa.
Para todos nosotros. ¡Tanto te queremos!
Que he sentido anoche tu brisa, sin prisa.
Y a mil angelitos a tu lado, tiernos.

Te vas de este mundo con una sonrisa.
Peculiar y tierna, como todo tú.
Tu esposa del alma guardará el recuerdo...
Sabrá que estás cerca del niño Jesús.

Yo quisiera extenderme, llevarte con nosotros.
Corazón que latió hasta el fin con amor.
Tus bisnietos rondando en tu sentir, ignoro,
si dejaste en ellos todo tu corazón.

Imagino la lluvia de estrellas, que presurosas van.
A darte la bienvenida... noche de lunes. Papá

miércoles, 12 de abril de 2017

Jamás me confundiré.



Cabalgando por la vega.
Vega del Guadalquivir.
La chiquilla fue a la era.
Y allí es donde yo la ví.

Vi sus dos trenzas muy rubias.
Despeluchados cabellos.
Que al sol quieren imitar.
Cuando ensalza tus reflejos.

Niños de aquí y de allá.
Venid prestos a escucharme.
Que puede que no sea ná.
O puede que sea bastante.

Pastorcito de Belén.
Tú, que has visto cerca al niño.
¿Por qué ahora quieres matarle?
Tras el cerco y hacia el pino.

Jamás me confundiré.
Otra vez no, voto a Bríos.
Jamás me equivocaré.
He la lección aprendido.

Que no se pueden meter.
Individuos indeseables.
No te das cuenta, mujer;
te pueden dar con el sable.

Y mi canción se termina.
Mi voz ya no puede más.
Y mi canción se termina.
Suicidio. No puedo más.



martes, 11 de abril de 2017

Galopando la noche.



Corazón partido, tú que tienes.
De tu duelo, perfecto sentimiento.
Del llorar asfixiado entre la almohada.
Del torcido cabalgar de ese jinete.

Galopando la noche se ha fugado.
Globo amarillo que señoreas.
Galopando en su contra se han hallado.
Las flores de mi huerta...
...iluminadas.


Monigotes de barro.



Monigotes de barro que diseño indolente.
Caras, brazos y piernas se dibujan sin más.
El cuerpo enrojecido por camisa encarnada.
Y el árbol de un ahorcado que se atreve a avanzar.

No quiero más errores. No quiero más dolencias.
Me quiero suave y sana, con proyectos sin fin.
Quisiera entretenerme con mil y una potencias.
Y con un diccionario que consulto por tí.

Quisiera entretenerme, dibujando tu rostro.
Imagen limpia y blanca igual que un serafín.
Quiero buscar tu boca, abierta y sonrosada.
Estrechar tu cintura, manifestarme en tí.





Soy tu poesía.



Soy el suspiro de tu piel.
Que ya no puedes aprehender.
Soy tu poesía.

Soy el amante cordobés.
Que imaginabas en tu sien.
Soy tu poesía.

Soy ese fuego abrasador.
Que junto a mí encontrarás.
Soy tu poesía.

Soy un payaso que se vá.
Que junto a tí nunca estará.
Soy tu poesía.

Y los caudales de mi voz.
Se apagarán en rededor.
Soy tu poesía.

Y el alto valle emprenderá.
Canciones hechas de cristal.
Soy tu poesía.

Inevitablemente rota.



Inevitablemente rota, muñeca de porcelana.
Su rostro fraccionado a causa del estrépito.
Sus piernitas dolientes, rosas de mil caricias.
Sus manos sin un dedo, rotas en mil caminos.

Su sonrisa perfecta aún dibuja el vacío.
De unos pómulos bellos, rasgados por el viento.
La muchacha perfecta con sus tules y encajes.
Descansará dormida sin recordar su acento.

Lucha, mi dulce niña, no le pidas al día.
Que te añada los trozos de tu cara perdida.
Que ilumine tu boca; tus ojos encendidos.
Que el tiempo nuevamente aparece rendido.

Tu maraña es ahora la luz de tu mañana.
Tu rostro roto alegre, aún sin tu mirada.
Tus piernas paralíticas, en la silla de ruedas.
Ya no atienden amores. Amores de veredas.


lunes, 10 de abril de 2017

Racimos de nieve.



Racimos de nieve entierran mi cuerpo.
Fresco y sudoroso, allá, al amanecer.
Sedientos de vino verde de mi puerto.
Henchido de uvas por culpa de un querer.

Procesiones de pasos augustos.
Decidme, ¿cuándo llegará?
¿No será que a lo lejos le acompaña...
Un rústico zagal?

Racimos de vida que explotan al tañido.
De la loca campana del convento.
Suena a arrebato. Puede que el destino.
Le haya sellado la boca con un beso.

Inveteradas nieves alineantes.
Donde el suspiro no conoce razón.
Dulces sonidos aún veligerantes.
Todo a mi alrededor.

Capas de nieve que lo igualan todo.
De un blanco inmaculado. Carmesí.
Si se derrite formarán un lodo.
Que guardé para tí.

Muñecos con nariz de zanahoria.
Corbata y sonrisa peculiar.
Los niños tiran bolas. Sabe a gloria.
Este suave paseo al caminar.

Y deambulando he llegado hasta tus brazos.
Huérfanos de caricias.
Vida pasando que nos une en lazos.
Y en voces de otras vidas.

Recorreré el universo aletardo.
En busca de una flor.
No es una flor marchita. La he regado.
Con todo el corazón.

Calculadas las horas.



Calculadas las horas en el minutero.
Los segundos aún estaban por llegar.
Linda y confiada, bocanadas al viento.
Aún no sabía lo que había de pasar.

Aceleradas las agujas del reloj.
Bailando vienen en círculo convexo.
Aumentada la frecuencia de su amor.
Y un aspaviento viejo.

¿Por qué no encuentras a tu bien amado?
¿Por qué, -dime-, no te vas en busca de él?
Porque mis ansias y mi orgullo derrotado.
Se expanden cual vergel.

Calculadas las horas en el minutero.
Agria y febril bailando a son de vals.
Dime, mi amor, si es un amor sincero...
Dime por qué te vas.

domingo, 9 de abril de 2017

Arde la fuente.



Si alguna lágrima dejé caer en el rostro de cualquiera.
Por mí podría tener las perlas sobre mi diestra.
Que los amores furtivos vuelan como mariposas.
Y a los hombres henchidos les van recordando cosas.

Si a tu puerta fui a parar. Noche de resaca y furia.
Si la aldaba hice sonar a escondidas de la curia.
No alces el llanto a volar. Dios no lo quiera. Promesa.
No participes ya más. De la estación y la siega.

Renglones doblados.
Falsos fariseos.
Antiguos poblados.
Amores etéreos.

Dile a tu niño que baje.
A la vera de mi casa.
Y dile al sepulturero.
Que me llevo dos tinajas.

Arde la fuente.
Respira el pino.
Mojada está la fogata.
Brincan los niños.

Vete mi niña.
De este lugar.
Que la tarde está fría.
Y me voy a duchar.

Merche.



Merche sueña en voz alta.
Ahora me está pidiendo un bocadillo.
También me pide un tercio, más no entiendo...
...algo sobre mi oxígeno.

Merche se ha quedado a hacerme compañía.
Duerme en la cama libre que tengo en casa.
Ayer nos comimos dos helados...
...de chocolate negro.

Y pregunta si me he tomado las pirulas.
Como ella dice; son los medicamentos.
Merche está en todo. A mí me llama Lula.
Y a mí me gusta. Será por éso.

Merche vende de todo menos su alma.
Limpia y bonita como la de una ninfa.
De verano en edades. Treinta y nueve.
Y yo le saco veinte.

Merchita quiere que yo sea la madrina.
De su boda estupenda y colosal.
Guille no tiene madre y es por éso.
Que yo haré la funciones. Genial.

Merchita tiene un bolso muy muy lleno.
De cositas, a lo Mary Popins.
Tal vez sea ella también un poco bruja.
Que encandila al tomar recortada esa curva.

Y yo te quiero.
Mi niña hermosa.
Y yo te ofrezco.
Muy presurosa.
Que compartas a pachas conmigo.
Esta mañana.
De domingo del pi-piri-pingo.




Sumida en llantos.



Sumida en llantos antiguos, sempiternos.
De todo aquéllo que no logré expulsar.
Mi hermana Adita, mis cada vez más muertos.
Mis sesenta cumplidos. Mi llorar.
Mi sentir siempre exagerado.
Y mis nociones de un balbuceante inglés.
Mi hija maestra, por éso será que dicen.
Que en casa del herrero...

Consumida por tristezas profundas.
Como el mar abisal de mis monstruos queridos.
Inteligencia a partir de una ameba.
Célula informe de noches extraviada.

Pulsión constante. Terremotos volcánicos.
Que expulsan sabia magma en lenguas rojas.
Incandescentes. Semejantes a auroras.
Por su brillo de mil y una granada y de diez rosas.

Sumida en llantos antiguos. Sempiternos.
Yo te adoraba como flor de un día.
Cual mariposa alada que extermina el mañana.
Como lo efímero de tu mirada.

Y aún mas triste estoy por otros muertos.
Zombies vivientes que no responden.
Al dictado de la ira y el perdón.
Todo lo que no se ha hecho con corazón.
Madrugadas heladas, de bocas lleno.
Ansiosas telarañas que se expanden.
En mil túnicas leves, de ganchillo de araña.
Que nos cubre en melancólica retirada.
Para no dejarnos ir más desnudos.
De nuevo esta vez.

Anhelábamos algo.


Mutilada y herida su perfil paseaba.
Sobre los sonsonetes de una noche de amor.
Aturdida, inconsciente, sobre planchas informes.
Y viejos desterrados a viejos edificios.
Deshauciados, ocultos, bajo un bastión de hiel.
Masturbados, borrachos, ebrios de corazón.

Tocábamos un cielo infinito y profundo.
Rozábamos infiernos sin poder deambular.
Las cartas olvidadas contienen un dinero.
Y un verso limpio, bello, de riqueza digna de admiración.

Anhelábamos algo, más no pude decirlo.
No pude decir éso que aún pretendo.
Que pase a formar parte de la verdad.
Sólo la mía. De nadie más.
Respétalo.
Respétame.
Es mi verdad.
Se trata de éso.
No la arrugues ni la pisotees.
ES MI VERDAD. (Subrallado).

sábado, 8 de abril de 2017

Viceversa.


Palpitaba la noche al compás del soneto.
Salpicaba de agua la fuente de sus sueños.
Suplicabla implorante por conseguir un hombre.
Un hombre bueno.
Un buen hombre.
O viceversa.

Canturriaba el pájaro su canción postrera.
Su trino ambulante en mil y una ramas.
En mil y una ramas, juntos celebremos.
Música romana será mi canción.

Oh! Sole mío!!!!

Recordaremos.
Al son de una bandurria.
Recordaremos.
Aquella tierna historia que un día no sucedió.

Carmelo.



Confieso seriamente que estoy enamorada.
De un ingeniero aeronáutico y poeta.
Siento su aliento.
sobre mi sien.
Su mano roza mi cuerpo.
Con dulce fulgor.
Él no puede quedarse.
Hasta el albor,
                        que tiene dueña.
Esa es la suerte de tener un corazón,
                                                           palpitando cerca de tí.

Voy a cortar la estrofa.



Voy a cortar la estrofa porque quiero llamarte.
Carmelo; mi Carmelo. Preocúpate por mí.
Viene empujando el viento, pues siento en mí tu roce.
Suave, suave; empujando con su blanco juriel.

Voy a cortar la estrofa porque pienso yo amarte.
Una y mil veces sobre el jergón.
Una y mil veces pienso que debiera quererte.
Como quiere una madre a su fiel gallardón.
Con su canción.
Cantalapiedra.
Monigotes del baile seremos.
Si surge la ocasión.

Ernesto.



El ratón colorao se fue buscando.
Un queso muy, muy duro de roer.
El ratón colorao tiene un sistema.
Para no fenecer.

Come guindillas y reconstituyentes.
Vitaminas, hierro y Kéfir y helao...
De chocolate... Si no quieres respondo.
Pá el otro lao.

Requiebro.

Sepultura.



Juntos. En cena harto romántica.
Con el temblor rozado hasta la médula.
Viejo pirata que nada sin escrúpulos.
Por las mieses de caño y alameda.

¡Qué bonita la niña peruana!
Qué bonita y qué tan bien dispuesta.
Qué bonita y qué bella su figura.
Treinta y seis primaveras. Sepultura.

Puede.



Puede que en bravo son, sientas en vano.
El despertar de un fiero moribundo.
Puede que el ancho mar y el viejo mundo.
Supliquen en llevarse de la mano.
Oh, jilguero cantor.
O esperpento.
Oh, sombrío moral de un poema.
Alpujarra es la tierra donde ocurre.
El tribial ronrronear; las duras penas.

Puede...

Lanzaría a tus manojos.



Vendimiando va el ventero.
Camino de Puerta Holgura.
Atrás quedaron Duruelo,
Villarreal y Cornejo.

Levantan polvo al pisar.
Pisando fuerte y con garbo.
Levantan pena al penar.
Lágrima a la Macarena.

Estudianticos que váis.
De camino a Punta Umbría.
No despreciéis a la moza.
Que no ha cegado tu sombra.

Si por mí fuera, gañán;
Caco de carne sin ojos.
Si por mí fuera, puñal .
Lanzaría a tus manojos.

Manojes de dulce fruta.
De la vendimia logrados.
Verdes, rojos y amarillos.
Surgen del color del vino.

Por tu casa yo pasé.
Por tu casa yo he pasado.
Dile al niño que un día fue.
Que siempre estás a su lado.

Por tu casa yo pasé.
Por tu casa yo he pasado.
Dile al niño que un día fue.
Que siempre estoy a su lado.

jueves, 6 de abril de 2017

Una madre.


La cosa más bonita es una madre.
Que espera a su bebé.
Su sonrisa suave y rosa.
Resplandece ante el anuncio.
Virgen oronda y hermosa.
Como un capullo.


Catherine bella.
Tan dulce como un bizcocho.
Sin duda es ella.
La más certera hija de la prosa.
Barriente y firme como la espuma.
De la última ola de mar que se derrama en mi alma.
Del último suspiro.
Del último hálito.



Vulnerable son.



Caridad eterna. Ese amor profundo.
Que siento hacia el otro. Lejos de mi mundo.
No siento el sereno. Leo entre palabras.
Literata al son de un papel mojado.

Tiernos, elegantes, niños con chistera.
Tenebrosa tierra, oscura y maciza.
Misteriosa fuente de los tres engaños.
Valles de sonrisas. Étereos pasados.

Vulnerable son en palabra escrito.
Prendida una flor y una revistilla.
Que de mes en mes dá repaso al tiempo.
De los terremotos, tifones y vientos.

Vulnerable son que con mil palabras.
Retorna a tu lado, extraño vidente.
Cuanto más oscuro, más intempestivo.
Da luz al farol. Que se vea sonriente.
Enseñando el diente. Color candente.

Barrientes tifones.



Barrientes tifones de nieblas poblado.
Tiernos camarones que la mar ha dado.
Suspiros del aire que el viento rebasa.
Machacones huesos sobre la atalaya.

Marrones conventos de huerto preñado.
Verdes limonares rebosantes de hoja.
Corazones lilas de bosques helados.
Suntuoso perfil de mi bien amado.

Besos por doquier. Besos en la boca.
Encendida boca que en la noche triste.
Ronda las ventanas. Escala los muros.
Trepa por tu tripa. Demasiado oscuro.

Barrientes tifones de nieblas poblado.
No te marches nunca. No me dés de lado.

Castiza soy.



Castiza soy.
Por castiza me tengo,
castiza soy.
Un camión de verbena.
Y una ilusión.
De saber que al fin eres.
El Vencedor.

Castiza soy.
Lauburu también algo.
¡Viva el porrón!
Invento de los vascos de promoción.
A resguardo de tigres y de otras garras...
Desesperadas.




Anoche.



Anoche celebré la fiesta de su cumpleaños.
Eran más de las doce.
Ya se podía beber...
... una copita de hierbabuena.
Yo sí me la tomé, a la par que cantaba por Vargas.
El Por tu Amor.

Se la bordé.
La Chavela es mi alumna de canto.
En esa canción.
Pónlo y verás.
Al natural.


Llovía.



Llovía. Se hacía tarde.
Salía el sol entre las algodonosas nubes.
Nubes amarillas, regadas de oro.
Sol tímido y deforme. Limando sus huesos.
Lijando su alma. Velando su sueño.
Atardecer en la playa de aguas violetas: exterminio...
Moriremos ahogados en tu cielo presente.
En tus mares borrachos. En tu arena rojiza.
Nos iremos al éter de los no pronunciados.
Detrás de las estrellas. En basto tubo angosto.
De chimeneas calizas de ladrillo elevadas.
Hacia un infinito que nos está vedado.

Cae la noche.
No quiero soñar.
No quiero dormir.
No quiero soñar.
Me conformo con este presente anodino.
Me conformo con esta lluvia persistente.
Todo está oscuro.
Y en el suelo las gotas te dibujan...
Cuando te vas.

miércoles, 5 de abril de 2017

Como siete las notas.



Cabalgando deprisa.
 en mil caballos verdes.
Una saeta buscas.
Junto al templete.

Un corazón rebelde.
Rebaja el sol.
Pataditas las manos.
La sinrazón.

Siete brechas te ha hecho.
siete ha cumplido.
Cómo siete colores
Enardecido.

 Como siete las notas.
Del pentagrama.
 una a una se posan.
Junto a tus ramas.

Junto a tu rama niña.
Junto a tu rama.
Como siete las notas.
Del pentagrama.

En un bus verde.


En un bus verde iremos
 A ver tu casa.
Primavera escondida.
Tras la ventana.

Dile a tu madre niña.
Qué te has marchado.
 que las fuentes no corren.
Y estás turbado.

Mañana por la tarde.
Corrígeme.
Vendrá tu novio a verte.
Yo digo amén.

Por el sendero de la desesperanza.


Por el sendero de la desesperanza.
Vaga mi alma.
Mi alma en otros lares encontrada.
Ahora con canas.

Vieja amiga nocturna y trasnochada.
Como la aurora.
Si termina la fiesta, ella amanece.
Con su bata de cola.

Ilusiones de un día desdichado.
De otras mañanas.
Primaveras que al mundo dislocado.
canta una nana.

Gengibre rojo en mis pedazos arañado.
Frente a su tumba.
Pálidos pétalos cuyo aroma destilan.
...Viejas canciones.

Otoños de metas, ocres cual sus encantos.
De arriba a abajo... Yo con mi canto.

Canto febril de rosas y de púrpuras.
Ave Marías.
Schubert se fue afligido por texturas.
Marrón y lilas.

Sobre la mesa...


Sobre la mesa, un paquete de Rothmans.
Sobre su tronco, la cartera cruzada.
En la mano derecha mil pulseras libres.
En las entrañas, una pena sin fin.

A corazón abierto.



Mírame, así tranquila; pensativa.
Laura con 19 era un primor.
Falleció una noche; una noche estrellada.
Hoy cumple 35, ¿quién lo iba a decir?
A corazón abierto he vomitado el desayuno.

Felicidades Laura.


Hoy es su cumpleaños.
Cumple 35. Iba a poner 19.
La he escrito.
Al Whassap de Ricardo, su chico.
Ella me tiene bloqueada:
"Felicidades Laura"

martes, 4 de abril de 2017

Veredas en verde delineadas.


La tarde se afanaba inútilmente.
En encontrar las agujas del reloj.
Y el reloj soñaba que escapaba.
De las garras de ese gran Señor.

El Tiempo impenitente ya avanzaba.
Por los raíles de la locomotora.
Andenes que salían a su encuentro.
Estaciones mil veces renombradas.

Surgía un paisaje de valles y montañas.
De veredas en verde delineadas.
De soles amarillos y de nubes rosadas.
De terciopelos rotos; de granadas.

De campos de tul; macilentos trigales.
Que se peinan las ondas del cabello.
Cabello alborotado por la brisa.
Que sopla a ras de tierra, allá en los lares.

Perdida copla, que se va cantando.
Su amor apasionado y su quimera.
Noche estrellada que sueña con el alba.
Alba sin tez, en busca de una estrella.

Canción de plata y oro entremezclado.
Canción de rojo sangre concebida.
Cantada en el remanso de una ola.
Con el bies tornado de amarillo.

Un día más y aquí me encuentras sola.
Más no como antes. Ahora es diferente.
Sola cuando compongo alguna oda.
A ese Tiempo que pasa impenitente.

lunes, 3 de abril de 2017

La mañana.


Condicionándolo todo.
A la esencia de la obra.
Por mí pueden pasar ríos.
O encendidas amapolas.

Por mí pueden pasar olas.
De brillante espumillón.
Cuando rompen en la playa.
Las aguas de mi Señor.

La bahía está durmiendo.
El sol apenas salió.
Las olas y el pensamiento.
Se aúnan en mi canción.

Puerto Alegre, viejo puerto.
Donde el sol señoreó.
Enseñando las puntillas.
De la Musa de mi Amor.

Amor tremendo y oculto.
Amores que van pasando.
Amores con desengaño.
Los amores de mi hermano.

Trepa deprisa, ángel mío.
Trepa hasta la madrugá.
Sube hasta el cielo azulado.
Que yo te voy a rescatar.

Y apenas a algunos metros.
De mi coronilla estás.
Es apenas un kilómetro.
De ansias de Felicidad.

Ya está la mañana lista.
Para cualquier devenir.
Ya está lista mi negrita.
Con su vestido rubí.

Allá por el horizonte.
Viene un puma a acechar.
Acecha que acechas donde.
Se inclina la madrugá.



Vaivén moreno y callado.


Vaivén moreno y callado.
En busca de una canción.
Luna se mira al espejo.
Es toda la solución.

Amaneceres marinos.
Atardecer en la estepa.
Con sus jirafas y cebras.
Y con sus gnús a la espera.

Un árbol se va quedando.
Mudo ante la solanera.
Allá en Zimbabue, mi tierra.
Y la Tierra del Planeta.

Hondos valles floreados.
Necesitan tu promesa.
De saber que un día tu vuelvas.
A fotografiar a la negra.

La negra con trajes vivos.
Y guirnaldas en el cuello.
La negra, con mil motivos.
Para enderezar cadera.

Y las aves de la estepa.
Cantan canciones a dúo.
Y las ramas de los árboles.
Se extienden cual bicicletas...
Que a poco rozando van.
A celebrar una fiesta.

domingo, 2 de abril de 2017

Lienzo blanco que relumbras.


Lienzo blanco que relumbras.
En profano sentimiento.
Teclas viejas que pretenden.
Dibujar una sonrisa...

Una sonrisa que hiere.
A las mentes perturbadas.
Sonrisa blanca que muere.
En la alacena de mis entrañas.

Lienzo blanco que relumbras.
Y profano con mis dedos.
Muecas negras que desprenden.
Álito aliento de mis quereres.

Húmedos ojos de mi morena.
Cansados de mirar la noche eterna.
Cansados de soñar con mil canciones.
... Cantadas en inglés.






Antonio Bernal.


Palabras anónimas que se lleva el viento.
Citas pronunciadas con dulzura y énfasis.
Proverbios latinos, hispanos y árabes.
Rutas ya melladas por el caminar.

Tesoros ocultos en una cajita.
La blanca mañana me hace suspirar.
No tengo tabaco; me voy a Roberto.
Que me fía el precio y tres días más.

Gorriones y mirlos cantan a las luces.
Se van extendiendo por el limonar.
Claros y sus sombras se atisban apenas.
El sol ya se adueña del día por llegar.

Lucita, ¿no encuentras las llaves de casa?
Mira que yo tengo en mi monedero.
Pendientes de plata; tabaco, mecheros,
pastillas, condones, papel para el culo,
pendraivs, cuadernito; algún que otro boli...
Y una carterita con mi identidad.

Gorriones y mirlos cantan la mañana.
Frenéticos sones a la madrugá.
Los coches se acercan con las luces dadas.
Dentro de muy poco las van a quitar.

Y yo que no entiendo de sangres y heridas.
Me ha tocao el oficio de la redacción.
Si no es con las tripas no puedo escribirlo.
La herida se abre en justa petición.

Y vamos tan dentro que ya ni te veo.
No quiero tus fotos; todo está de más.
Yo quiero tu aliento, tan fresco y tan noble.
Y ese reir tan tuyo, cuando te cuento...
... mis nimiedades.


Sólo tú.


Superlativo el relámpago me acosaba con su canto.
Nada era perfecto. Nadie ponía los posavasos.
El llanto de un niño rompía el silencio.
Y entonces tú; sólo tú...
Me miraste.

sábado, 1 de abril de 2017

A que me dejen en Paz.


Portal angosto.
Lóbrego túnel.
Andén preñado de ensoñaciones.
Mi cuadro envuelto en papel de estraza.
Dentro, la Alhambra frente al Balcón.

Estoy harto acostumbrada a que me cedan asiento.
A que miren a otra parte cuando hablo.
A que me dejen en paz.
A que miren a lo alto cuando hablo...
A que me dejen en Paz.

viernes, 31 de marzo de 2017

Tengo sangre en las manos.


Tengo sangre en las manos.
Voy a lavarlas.
Me las hirió un tirano.
De ecos al alba.

De ecos al alba, niña.
De ecos al alba.
Tengo sangre en las manos...
Voy a lavarlas.

Mi cráneo está partido.
En mil mitades.
Una mancha granate.
Seca la sangre.

Herida por aquéllos.
De guante blanco.
Corazón sepultado.
Por mil espantos.

Yo no creo a los hombres.
Ni a sus verdades.
Corazón sepultado.
Por cien reales.

Poco es que valgo.
La copla mañanera.
Viaja en un talgo...
De mil andenes.
La copla mañanera.
Busca quererte.

Y no encuentra razón.
Al sufrimiento.
Vagan mi pensamiento.
Y mi corazón.

Diecisiete saetas.
Tengo en amores.
Sesenta años cumplidos.
Sin resquemores.

Y aunque tú ya no vengas.
Yo te dispenso.
Sé que ahora estás ciega:
Es lo que pienso.

Tengo sangre en las manos.
De mil auroras.
Caballo desbocado.
Trepa las olas.

Despedidas cobardes.
Aventuras sin fin.
Añoranzas imberbes.
Y una trenza en la crin.

Te vaciarás de todo.
Más conservarás "éso".
Caballito en el lodo.
Y un romántico beso.



A mis nietos.


La bahía se extiende.
Allá en la playa.
Dos gitanos en ciernes.
Y una atalaya.

Ven aquí niño mío.
Ven niño hermoso.
Te voy a hacer un traje.
Con mucho adorno.

Nos iremos al parque.
Con los columpios.
Tú en el tobogán.
Y yo en el trullo.

Porque estoy preso, niño.
De tus quereres.
Y una alondra volando.
Entre manteles.

Manteles adornados.
De finas hierbas.
Ven corriendo, mi niño...
No te me pierdas.

martes, 28 de marzo de 2017

Inmaculada.

                                                                                     Para mi madre.



Por el monte bajaban.
Iban sonriendo.
Dos trenzas reventaban.
Sus ojos tiernos.

La sutil brisa embriaga.
Sus pensamientos.
Una muchacha hermosa.
Va descendiendo...
ladera abajo.
Que tiene dos trencitas.
Y un desparpajo.

Sus bellos ojos sueñan.
Edades viejas.
Se ha sentado a la sombra.
de la ladera.
La pandereta...
Asemeja sonidos.
Y aires de fiesta.

Inmaculada niña.
Si tú prefieres.
Yo te llevo en mi mano.
Con los claveles.

Van cantando los mirlos.
El río choca.
Con una roca fuerte.
Sedienta boca.

Ven aquí mi doncella.
Ven amor mío.
Te pintaré una rosa.
Y un pastorcico.

La primavera ríe.
Junto a su falda.
Hermosura inconsciente.
Inmaculada.

lunes, 27 de marzo de 2017

Andrés Camilo.


Andrés Camilo tiene ya los diecinueve.
Orondos y traviesos, como su edad.
Vespertinos y bellos, tal cual la nieve.
Que repta por los muros de mi ciudad.

Andrés Camilo es lindo, como su padre.
Y mastica poesía con su canción.
Andrés Camilo es recto, repleto el odre.
De los buenos consejos de su nación.

Colombia entera brama su dulce acento.
El cariño inocente se transforma en pasión.
Las marcas de la vida caminan recto.
En un carril de curvas y de emoción.

Andrés Camilo brilla, surcando el cielo.
De alondras repoblado y espumillón.
Grandes claros se abren en firmamentos.
Azules y dorados en rebelión.

Su estrella se ha apagado. Se rompe el ego.
La chimenea cruje con su canción.
Naranjas, rojos, verdes, anima el fuego.
Que a borbotones lanza una oración.

¿Por qué estás tan triste, mi niño hermoso?
¿Por qué ya no te arreglas?, dice la amá
Porque mis ojos lloran igual que un pozo.
Y en mi alma hay un nido de pedernal.

¿Y por qué no compites con campeones?
¿Por que fallan tus fuerzas para continuar?
Porque mi Dios me quiere sin devociones.
Y mi tesoro oculto está aún por llegar.

No tengas pena, mi amá hermosa.
Yo pronto volveré a ser.
Un capullito abierto; linda rosa.
Que tu cariño me hace florecer.

El gato y el mapache.


Algo va bien, enfatizaba el gato.
Yo no lo sé; protestaba el mapache.
Quítate el antifaz de tus dos ojos.
Y verás un día gris y lloviznoso.

Algo va bien. De sobra lo sabía.
Yo no lo sé. Apenas murmuraba.
Mi corazón con ilusión un día.
Volverá a cantar a la mañana.

El mapache indolente promulgaba un suspiro.
El gatito sonriente se plegaba en bobina.
Y una luz amarilla destellaba en lo alto.
Y un verde mar; turquesa, acampaba en un charco.

Algo insignificante.



Envíen comentarios.
A mis novelas.
Yo quiero escribir algo.
Que deje huella.

Nadie recoge el guante.
De lo que pido.
Algo insignificante.
Cae en olvido.

Y por ello yo emano.
Mil coloridos.
Pá que prendas el rojo.
O el amarillo.

El perdón es la fuente.


El perdón es la fuente.
De las venturas.
Chorretones de penas.
Que se evaporan.

Surtidones mozárabes.
Surcando el aire.
Mi niña despeinada.
Por la ensenada.

Ven junto a mí, princesa.
Vuelve a mi lado.
Mil brillos de mi estrella.
Destello azucarado.

Yo quiero ir a peinarme.
Junto a la higuera.
Repleta de mentiras.
Y cantinelas.

El perdón es la fuente.
Inagotable.
Fragancias de azucenas.
Surcando el aire.

Corazones de fieltro.


Desperté con el alba.
Arrullos de cristal.
El sueño emancipado.
Y el mundo real.

Acaricié la sábana.
Que me cubría.
Llovía fuera, mañana.
Dulce y perdida.

Corazones de fieltro.
Rellenos de algodón.
Dos brazos a los lados.
Y un abrazo glotón.

Desperté con el alba.
Arrullos de cristal.
Afuera llovía mucho.
A mí me daba igual.

Caminaba despacio.

                                                                        Dedicado a Marisa.

Caminaba despacio.
Hacia la plaza chica.
Mil flores y guirnaldas.
La recibían.

Vente pá acá, mi niña.
No te detengas.
Que yo tengo un puchero.
Con mil lentejas.

Las lentejillas son.
Pedrosillanas.
Solamente un hervor.
Y a la buchaca.

No tengo hambre, nodriza.
Ya comí algo...
Quiero dormir la siesta;
dulce letargo.

Pero no puedes, niña.
Pero no puedes.
Vinieron tus hermanos.
A festejarlo.

Pues voy a hablar con ellos.
Largo y tendido.
Un clavel en el labio.
El cuerpo henchido.

Bajarán a llamarte.
Pá que les cuentes.
Alegre la sonrisa.
Triste la frente.

Triste la frente, niña.
Triste la frente.
Su padre está penando.
Y ella no quiere.

Y ella no quiere, niña.
Y ella no quiere.
Desnudas las miradas.
Allá en la fuente.

Dame agua de beber.
Dámelo pronto.
Porque voy a tragarme.
Los mi sollozos.

Nunca se hubo enfermado.
Es la primera.
Y la más importante...
Yo no quisiera.

Pues dale un caramelo.
De dulce miel.
Verás cómo mejora.
Y tú con el.

Caminaba despacio...

domingo, 26 de marzo de 2017

Primavera de mirlos y cerezos.



Primavera de mirlos y cerezos.
Llenas de cantos a la naciente aurora.
Repletas de hojas y flores en ramitos.
Llenas de música y de colores vivos.

El sol se adueña de la mañana.
Y el grillo pasa con su violín.
Y las pequeñas flores alfombran la ensenada.
Debajito del tronco donde nací.

Y las blancas palomas alzan su vuelo errante.
Y una gaviota se ha perdido en Madrid.
El vino rojo y fresco embadurna las copas.
Y un delfín sonriente chapucea sin fin.

Y tú estás a mi lado y yo aún no soy consciente.
De que algo mágico va a suceder.
Tú me miras; yo miro tu perfil indolente.
Y las musas me lanzan una flecha de hierro.


Flecha que me hace diana en la garganta.
Justo en el chakra de la comunicación.
Azul celeste; quinto colorido.
Que anexo lleva un verso y una canción.

Y mi canción es ésta, si quieres tararearla.
Pálida y luminosa; brillante y mate.
Verborreica y callada; azul del mar...
Canción repleta de olas y de sol invernal.






Vacía y sucia por los caminos.



Vacía y sucia por los caminos me arrastraba.
El pelo blanco rebosaba de verdín.
Las zapatillas rotas mojaban mis tres dedos.
Y una sonrisa cínica penetraba en mi tez.

Sucia, cansada y vieja entreabría los ojos.
Pintados ojos desde antesdeayer.
Cercos corridos de tonos azules.
Mueca en la boca de carmines rojos.

Venía mojada por mil tempestades.
Polvoriento el traje que un día estrené.
Marchitas las palmas de mis manos secas.
Opacos los vieses entrando a tropel.

Y alguien me vió.
Y me reconoció.
Quiso ayudarme.
Y se extrañó.

Porque nada pudo hacer.
Porque yo nada deseaba.
Porque su tenuo poder.
En algo en mí se estrellaba...

Vacía y sucia por los caminos me arrastraba...

Verás el día desnudo.


Verás el día desnudo de pesares.
Intuirás una brisa de ansia y soledad.
Amasarás rosquillas de sonrisas y flores.
Querrás que el tiempo pase en pos de la verdad.

Y tú hoy te has levantado perfumada y coqueta.
Y has echado el pie izquierdo y te has incorporado.
Tu madre sonreía; el quicio de la puerta
enmarca su cabello, con sus tonos morados.

Y has sentido alegría. Desterrado depresiones.
Decepciones y angustias que no saben a ná.
Y has comido entre dientes y lejos de presiones.
Hasta que tu reloj asegure el jornal.

Esperanzas y gritos, de contento quizás.
Y bailes y más bailes, allende tu cabeza.
Y lluvias y más luvias detrás de tu cristal.
Más estás a resguardo. Ya no te mojas más.

Vuelve la melodía a cantar su canción.
Las perlas se unen al collar donde han estado.
La madreselva trepa en pos de tu ventana.
Y una mano inocente dibuja un corazón.



lunes, 13 de febrero de 2017

De quererte tanto; de quererte siempre.


Ya todo ha concluido.
Nada más resta.
Laura no quiere nada.
Mi recuerdo le apesta.

No le voy a insistir.
Yo también tengo un ego.
Dejaremos vivir.
A ese esperpento.

... Si es lo que quiere, sea.
Me retiro, desmayada pero entera
dejando dormida ese ansia de quererla tanto;
de quererla siempre.

miércoles, 1 de febrero de 2017

Palomas blancas.

¿Qué quieres hacer si no?
Murmuraba entre dientes.
No se atrevía a abrir la boca.
Por si volvía a tragarse alguna mosca.
Como aquel verano de hace cuarenta y seis años.
Un día febril y macilento.
Festividad de la Virgen del Carmen.
Nunca se me olvidará.
Siempre lo recordaré.
No tengo otra cosa en qué pensar...
Bueno, sí; pero no quiero darle demasiado al coco.
Voy a cerrar la puerta.
Y abrir las ventanas para que entren palomas blancas.
Palomas blancas de la paz.
Las palomas blancas de Alberti, de Picasso o de Buñuel.

jueves, 26 de enero de 2017

Ayer soñé que por fin te veía.


Ayer soñé que te veía.
Dulce y bonita como la aurora.
Tu cara linda lucía una sonrisa.
Venías con prisa para abrazarme.

Luego hubo un corte de luz y falló la escena.
Las palabras no salían de tus labios.
No había subtítulos en ningún idioma.
Gesticulabas, pero todo en vano.

Volví a dormirme y escuché un "te quiero"
pronunciado con esa voz hermosa y conocida.
Me desperté a un aspaviento tuyo.
Anulada la magia de un amor ausente.

Inconclusa y solemne la estruendosa risa surgía a borbotones.
Y el gesto equívoco me hizo sentir que el sueño había terminado.
Cerré los ojos con fuerza, hasta hacerme daño.
Porque quería abarcarte en toda tu extensión de ser humano.

Quería decirte que disculparas mis errores.
¿Quién no se ha equivocado muchas veces?
¿Quién no se ha arrepentido de lo hecho aquél día?
¿A quién se le puede negar el perdón de por vida?

Tú llevas ya tres años huérfana de madre.
Y tu madre, viva, espera una orden tuya.
Para resucitar y correr con los ojos abiertos.
Porque la pesadilla ha terminado.

Ayer soñé que te veía
dulce y bonita como la aurora.
Corrías hacia mí con tus brazos en aspa.
Y yo me abalancé sobre tu contorno.
Nos fundimos en el más tierno abrazo.
Ya no hay más que añadir; sólo los besos.
Que nos han faltado en todos estos años.
Y que hoy recuperamos insaciables.

Ayer soñé que por fin te veía.
Laura, mi niña. ¡Regresa pronto!
Que quiero despertar sin que me espante.
La realidad.


miércoles, 25 de enero de 2017

Quería decirte.


Quería decirte fuerte y serena que te quiero con el alma.
Quería susurrarte dulcemente que nunca te dejaré en el olvido.
Quería convencerte abiertamente que daría mi vida por tí.
Quería abrazarte despacito y con profusión y no soltarte nunca.
Laura. Quería... ¡Qué sé yo! Tal vez un imposible...

Han pasado tres años y te sigo adorando en la distancia.
No conozco argumentos para volver a tí.
Lo he intentado todo; más un todo aún insuficiente.
Debo hallar el modo de acercarme con cuidado; para no espantarte; mi niña bella.
Inventar nuevas fórmulas que ablanden el acero de tu piel dorada.

Quería decirte débil e incauta que no me quedan lágrimas.
Se perdieron entre los pliegues de la almohada.
Seria y amarga avanzo por la vida.
Sabiendo que algo muy importante se hizo añicos.
Un día cualquiera de hace tres años.

Y aquí me tienes, sin ganas de seguir luchando.
Derrotada y confusa.
Estremecida. Muda. En la cuneta...
con una bala invisible en la sien.
La roja sangre delata la herida.
Que me hice cuando te perdí.

Una vez te preguntaba en hoja de periódico
si me ibas a olvidar...
Ahora; treinta años más tarde solicito tu perdón
a través de las redes sociales; a pesar de tenerte tan cerca...
Quería decirte triste y solitaria que no me lo merezco y que te quiero.
Quería decirte... ¡tantas cosas!... Escúchame, mi amor.
Quería decirte.

viernes, 20 de enero de 2017

Nada en la mente.

Nada en la mente.
Todo me espanta.
Nada volcado al papel.
Todo volcado en negras lágrimas.

No me salen las palabras.
En el cerebro, millones de pensamientos claman.
Quieren huir de esa cárcel maldita.
En un mundo de frases impronunciadas.


lunes, 2 de enero de 2017

No veo luz en mi ventana.

No veo luz en mi ventana.
Miro y la niebla se apodera de mi visión.
Recortada entre la bruma está  mi alma.
Sedienta de una palabra amable que alumbre mi corazón.
...Y no hallo nada.
Nadie contesta.
Y me pregunto, qué debo hacer.
Dejaré pasar las fechas.
Sin respuestas. Sin aliento. Sin alimento. Con sed.