Bienvenido al Blog de Carmen Urbieta




Soy Licenciada en Ciencias de la Información. Me gusta la poesía y la narrativa poética. He publicado artículos en revistas y periódicos desde 1989, he escrito 4 novelas, algún que otro cuento, ensayos y relatos cortos. Actualmente estoy trabajando sobre mi 5ª novela. Asimismo colaboro con Radio AFAEMO, en Madrid y con Emisoras ASEMFA en Andalucía. Publico también artículos para la Revista mensual Espacio Humano.

Por último añadir que soy miembro de ODEM (Organización para los Derechos de los Enfermos Mentales), colectivo éste que despierta en mí un alto grado de sensibilización.

Quisiera desde estas páginas pedir vuestro apoyo, colaboración, comentarios y la mayor difusión posible, a fin de mejorar muchos aspectos. Todo ello lo iréis viendo en mis escritos.

viernes, 15 de julio de 2016

Se me clavó la espina de una rosa.

Se me clavó la espina de una rosa
cuando tu corazón me abandonó,
hace ya tiempo; una mañana hermosa
y mi mundo de niebla se inundó.

Se me clavó la espina de una rosa
en el sendero de la soledad.
Más no quise decir, porque juiciosa,
a nadie interesaba mi verdad.

Se me clavó la espina de una rosa
cuando mi hija me descalificó.
Hace ya tiempo más yo huí despaborida
Porque sentí de pronto un gran dolor.

Se me clavó la espina de una rosa
cuando mi Laura me dejó de hablar.
Ya va para tres años, se ha hecho eterno...
Mi corazón dejó de palpitar.

Se me ha clavado la espina de una rosa
cuando he entendido que ellas no me quieren.
Si algún día yo las he tenido.
Ahora me repudian y me hieren.

Se me ha clavado la espina de una rosa
hasta la médula y un poco más allá.
Voy a tomar distancia, que no digan.
Que su madre molesta al despertar.

Voy a oír sus silencios.
Voy a besar su frente imaginaria.
Voy a vomitar hiel, temerosa sustancia.
También voy a quererme en abundancia.

Si algún día quieren volver, aquí estaré esperándolas.
Sólo deseo que no se haga muy tarde.
Las implacables agujas del reloj señalan.
Que ha pasado un día más. Y yo buscándolas.

Pero no. No lo haré. Ha sido demasiado.
Gota de agua que desborda el vaso.
Frescor de una mañana de verano.
Ilusiones perdidas... Todo en vano.

Recogeré las redes de la pesca.
Y zurciré los huecos que se han roto.
El mar bravío brama cual fiera desplomada.
Mientras lloro en silencio sobre la almohada.

Se pasará, verás, y si no al tiempo.
Te olvidarás de que tuviste hijas.
Todas esas mentiras que me digo.
Para no irme contigo, hermana, amiga.

Se me clavó la espina de una rosa
una noche estrellada y un suspiro doliente.
Un desvelo profundo y despiadado.
Un corazón roto que no es nada valiente.

Se me clavó la espina de una rosa...



jueves, 14 de julio de 2016

La vida.

"Asomaba a sus ojos una lágrima
y a mis labios una frase de perdón.
Hablo el orgullo y se enjugó su llanto
y la frase en mis labios expiró.

Yo voy por un camino, ella por otro,
pero al pensar en nuestro mutuo amor
yo digo aún, ¿por que callé aquél día?
Y ella dirá, ¿por qué no lloré yo?"

Rima nº 30. Gustavo Adolfo Becquer.


La vida en ocasiones necesita un te quiero.
Un me gustas; lo has hecho muy bien.
Un consuelo del alma; un abrazo sincero.
Un guiño cómplice. Una sonrisa. 
Una pequeña frase de agradecimiento...

La vida no necesita vestir de Vittorio y Luchino.
Ni perfumes  de Chanel nº 5.
La vida quiere música a su lado.
Quiere escuchar el sonido del río que cantarín avanza.
La vida quiere un bosque frondoso en donde perderse.

La vida es amar al semejante,
ponerse en su pellejo; calzarse sus zapatos.
Intentar ayudarle en cuanto esté en tu mano.
La vida es entrega solidaria y serena.

La vida nada tiene que ver con el orgullo,
la soberbia, el rencor... no saber perdonarse.
No saber escuchar, no interesarse.
No descalificar, no llevarte hasta el límite.

La vida es más sencilla. La vida es respetarse.
La vida es dialogar; hacer cosas conjuntas.
La vida es para mí un estandarte
de amor sin barreras, de ilusión y armonía.
La vida efímera para ser felices.
La vida inmensa como el Universo.
Pequeña y frágil como el vidrio tallado.
Suave como la textura de la amapola.
Dulce cual pastelillo que acerco a mi boca.

La vida puede ser celeste o infernal.
En nuestra mano está el elegir la carta.
Y en nuestro corazón saber sacar partido.
Del destino que aguarda al torcer el recodo.
La vida es una incógnita difícil de aprender.







lunes, 11 de julio de 2016

No soy de acero sueco.

Reconozco humildemente que me he equivocado.
Yo creía en el diálogo, y en el intento por arreglar las cosas.
Pero no. No es así. Aquí y ahora.
Prevalecen el orgullo y la soberbia.

Reconozco humildemente que me he equivocado.
Por callarme tantas cosas que no he dicho.
Pero no. No es así. Peco lo mismo.
Si digo o si amordazo mi destino.

Reconozco humildemente que me he equivocado.
Yo creía en la justicia y en la paz.
Pero no. No es así. Porque cuando hablo.
Más me valdría ponerme un antifaz.

Reconozco humildemente que me siento cansada.
Cansada y aturdida como una perdiz.
Porque cuando a la noche salen las alimañas.
Necesito volar a defender mi lid.

Reconozco que no soy de acero sueco.
Llevo una pesada carga a mis espaldas.
Y estoy a punto de tirar la toalla.
Y hacer mi vida al margen; con dos huevos.

Tendréis que perdonarme si me pongo soez.
Pero la tesitura me tiene encadenada.
De todos lados recibo bofetadas.
Y hasta peco si le informo al juez.

Porque dicen.

Hoy me arrepiento.
De haber abierto mi vida a los cuatro vientos.
Lo he publicado.
En un grupo del que hoy es el día en que me he borrado.
Han podido enterarse de mis desdichas.
Cada uno de los miembros de mi familia.

¿Qué he conseguido? ¡Nada!
Quizá alguno se alegre, después de todo.
De que me esté arrastrando y muerda el lodo.

Voy a callarme.
De todos modos no sé nada de ellos tampoco.
No hace falta que me exponga de ese modo.

Mandaba mis poemas y mis composiciones.
Nadie se ha hecho eco de tales dones.
Sí mis amigos.
Ellos sí me alientan a que lo haga continuo.
Porque dicen que llega a rozar el alma.
Cuando encuentran mi enlace cada mañana.


Ana tiene una lámpara preferida.

Ana tiene una lámpara preferida.
Es un quinqué precioso de factura naval.
Se la dí a mi hermano, ha mucho tiempo ya.

Mi hija me ha pedido que la devuelvan
Cuando tuviera su casa definitiva.
Yo la he pedido.
Y contestan a éso que es un capricho.

No quieren devolverla, y nunca van a hacerlo.
Aunque esté arrumbada en el cuarto de plancha.
Pero el orgullo impera sobre mis peticiones.
Esta vez se equivocan; no lo hace por joder.
Es tan sólo un recuerdo de otra época tal vez.

Gracias a Dios aún guardo la talla de Lladró
que Laura espera un día poder recuperar.
Cuando tenga su casa y halle su bienestar.
Cuando salgan del bache y puedan trabajar.

He buscado en mil tiendas, incluso en las on line.
Y no he encontrado nada que pueda parecerse.
He intentado argumentos, y poder convencerle.
Más la respuesta es "no". No quieren someterse.

Ahora lamento.
El no haber avisado de que era un préstamo.
Y Ana se ha quedado sin su recuerdo.
Y yo, desesperada por tan maldito ego.



Hoy me lamento.

Hoy me lamento.
De haber corrido al súper por alimento.
De haber visto a mi padre tan demenciado.
Y a una madre impotente por dar dos pasos.

Hoy me lamento.
Ingenua decepción al darme cuenta.
De que todo se arregla con la peseta.

Hoy me lamento.
De haber dado la cara por mis congéneres.
Absurdo intento.
Porque al final soy yo la que menos los quiere.

Hoy me lamento.
De orgullosos reproches cuando les ruego.
Que aparquen los rencores; los falsos egos.

Hoy me lamento.
De faltas de respeto hacia mi persona.
Cuando lucho por ellos como fiera leona.

Hoy me lamento.
De haber creado conflictos innecesarios.
Hoy me lamento.
Puede que vengan un día a ver su sudario.

Hoy me lamento.
De la escasa memoria de mis parientes.
Cuando han necesitado una y mil veces.
Y allí estaban mis padres codo con codo.
Luchando por nosotros; ¡y de qué modo!

Hoy me lamento...

Hablaba sola, mirándose al espejo.

Hablaba sola mirándose al espejo.
Cual si quisiera duplicar la realidad.
Miraba curiosa esa arruguita nueva.
Que ayer no estaba; te digo la verdad.

Cantaba sones, habaneras y fados.
Rancheras y baladas y algún que otro tango.
Quería deshacer el nudo en la garganta.
De verse arrinconada; sin derecho a nada.

Vivía sola y las horas pasaban.
Muy lentamente; manillas de reloj.
Que apenas palpa los sesenta segundos.
Que contiene un minuto para vos.

Reía sola. Y su risa estridente.
Chocaba inmensa con las paredes del salón.
Lloraba sola. Nadie iba a consolarla.
Y en ese instante se encomendaba a Dios.

Aparta de mí este cáliz, se decía.
Pero ese Dios no debía existir.
Pues no había solución a sus lamentos.
Oh, triste vida; amargura sin fin.

Se liaba un porro entonces.
Para olvidarse de la realidad.
Se liaba un porro para asegurarse.
Que se desdibujaba su penar.

Pero ese porro ingrato la llevaba.
A un nuevo episodio de su enfermedad.
Pero ese porro ingrato no sabía.
Que era afectada de salud mental.

Y tras sesenta días recluida.
En el psiquiátrico que le correspondía...
Sesenta días de estancia en el olvido.
Sin la presencia de los seres queridos.

Al llegar las cuatro, miraba con envidia.
Las visitas de sus compañeros.
Alguno preguntaba, ¿no tienes familia?
Y ella se sonreía cantando algún requiebro.

Y se marchaba a fumar sola al cuartucho insalubre.
Con ventanas tachonadas, para no poder abrirlas.
Cual cámara de gas, no obstante preferible.
A tener que aceptar que hoy tampoco iba nadie.
Que pudiera sacarle un par de horas a respirar aire.

... Salvo alguna excepción contada con los dedos.

Pero le viene bien porque así aprende.
A saber quién es quién.




domingo, 10 de julio de 2016

Canto.

Nací cantando.
Agarraba una vela blanca entre mis manos y ese era mi micrófono particular.
Si no había velas en aquel momento en casa, me bastaba con una cuchara, un bolígrafo, e incluso un tornillo de gran tamaño.

Nací cantando y cantando moriré.

Canto para alegrarme el día.
Canto cuando estoy triste, para animarme...
Es mi locura particular.

Canto y canto para deshacer el nudo que tengo en la garganta.
Canto para no llorar.
Canto cuando estoy contenta; las pocas veces que la vida me brinda una satisfacción.
Canto, como el canto de la sirena, replegada en la proa de la barca marinera, cerquita de la pesca que el grumete ha dejado en salazón.

Canto promesas de amor. Canto letras con significado. Canto rimas de Antonio Machado. Canto versos escondidos detrás de una orquesta.

Canto, canto, canto... hasta hacer exasperar a aquél que está a mi lado.

Por suerte vivo sola; no hay cuidado.
Porque tampoco viene nadie a verme.
Así que canto, canto y canto.

sábado, 9 de julio de 2016

Sueño.

Sueño que voy en un carro de fuego.
Atravesando las constelaciones.
Y sueño que me alejo de este mundo.
Donde no existen patrias ni naciones.

Sueño profundo donde todo es bello.
Dulce armonía, sin guerras y sin hachas.
Paraíso perdido donde un día.
Diste cobijo a tu hermano del alma.

Sueño con que la vida no es la vida.
Sueño con que la muerte no es la muerte.
Sueño con poder volver a verte.
Hermanita del alma, tan querida.

Sueño con un tropel de voluntarios.
Sueño con que aún existe la empatía.
Sueño con mil recursos solidarios.
Sueño con ver una mano tendida...

Hacia el hermano más necesitado.
Hacia ese ser que puedo ser yo mismo.
Sueño con que se acaban las traiciones.
Que el bien se extiende por campos y naciones.

Y en fin, yo sueño en estas noches cortas.
Noches de un verano anodino.
Noches de julio donde el sol aporta.
Brillos sin tregua y amplios campos de trigo.

De pronto me despierta el faro riguroso.
Que indica al marinero la cercana costa.
Faro blanco, de intermitentes destellos.
...Sueño con la presencia de lo bello.

Sueño con girasoles amarillos.
Sueño también con campos de amapolas.
Sueño con el cantarín fluir del río.
Sueño con que ya nunca más estaré sola.

Sueño con una barca a la deriva.
Sueño con el trajín del tripulante.
Sueño que achican aguas al instante.
Sueño con mil argucias esgrimidas.

Sueño con verdaderos cantautores.
Que denuncian la injusticia y la maraña.
Sueño con que la clase política no engaña.
Y sueño con la infancia y sus tutores.

Sueño con que los matrimonios ya dialogan.
Sueño con que no habrá más zancadillas.
Sueño con que en el mundo vencerá el eslogan.
"Si estás descalzo te doy mis zapatillas"

Al fin y al cabo, a mí nada me falta...

viernes, 8 de julio de 2016

Habrás visto.

Habrás visto la luz cuando el sol amanece.
Más no has visto mi rostro, mirándole también.
Habrás visto una estrella en noches despejadas.
Más no me has visto a mí asomarme a besarla.

Habrás visto la niebla subir por la montaña.
Más no viste mi esfuerzo intentando escalarla.
Habrás visto una barca perdida en una playa.
Más no viste mi cuerpo bronceándose al sol.

Habrás visto las noches junto a la chimenea.
Crepitar de los leños encendiendo las ascuas.
Más no viste a tu madre calentándose al son.
De chispas y de lumbres, con su mejor canción.

Habrás visto un "te quiero" sonando en tus oídos.
Habrás visto la luna que desde aquí yo oteo.
Habrás visto mil cosas lindas y deliciosas.
Pero te falta el beso que guardo para tí.

jueves, 7 de julio de 2016

Madre eterna.

Miro hacia el horizonte y tu voz me responde.
Dulces notas, cadentes, vertidas al olvido.
Nadie puede decirme a qué sonaba entonces.
Tu mirada risueña y tu eco desprendido.

Busco entre las sábanas esas noches de otoño.
Y encuentro sólo mantas, ásperas y sin dueño.
Me aproximo, temiendo que te me has escapado.
Por entre las virutas de este cielo estrellado.

Nací contigo, mi amor adolescente.
Viví por tí; por que no estés ausente.
Compartí la copa de tu soberbio vino.
Y nada me consuela, porque tú ya te has ido.

¡Vuelve!-grito sin pausa-, con voz enmudecida.
Ven a mí, mi tesoro, no te des por vencida.
Yo cantaré las nanas que aún no has olvidado.
Y bailaré sardanas, al compás del teclado.

Música que ahora tú cantas con tu voz fina y dulce.
Saudades y baladas y canciones de autor.
Yo volveré a quererte con mi alma dolorida.
Esperando que "algo" despierte tu candor.

Porque yo te recuerdo como a mi princesita.
Y me extraño al pensar que de mí ya no quieras.
Que ya no esté presente en tu fecunda vida.
Ni en acontecimientos que, sin duda, requieras.

Porque yo sigo amándote como cuando te ví.
Tan chiquita y tan guapa, el día que naciste.
Porque yo sólo quiero que te acerques a mí.
Que soy tu madre eterna. Para siempre jamás.



miércoles, 6 de julio de 2016

Cerquita de aquí te espero.

Desarrollo un te quiero sólo en el pensamiento.
Tus versos tan azules ya los tengo olvidados.
Tu corazón sincero anoche se ha escapado.
Por los abismos áridos de aquella sinrazón.

Pretendo estar contigo, recuperar el tiempo,
recuperar las risas y las noches en vela.
Aquellas madrugadas donde el alma cantaba.
Sentía; mariposa que se traba en tu pelo.

Eran tiempos felices. De dulces terciopelos.
Suaves como el lomo de tu gata Quimera.
Nadie sabe decirme qué es lo que ha ocurrido.
En qué hemos fallado; ¿acaso tú pudieras?

No logro recordar ni tu voz ni tus manos.
Cuando me acariciabas y llenabas de besos.
Éso era antes, antes, en tiempos ya pretéritos.
Escapando al recodo de nuestros dos caminos.

Caminos que se van abriendo en abanico.
Ahora cada día yo te siento más lejos.
Y entono mi canción: dulce melancolía.
De añoranzas y llantos apenas contenidos.

Te digo adiós con pena. Mas no quiero llorar.
No quiero que las lágrimas hagan surco en mi faz.
Me conformo con verte desde aquí; desde dentro.
Tal y como tú eras. Como debiste ser.

El tiempo te ha cambiado. Yo te sigo extrañando.
Te esperaré día a día por si vuelves a mí.
Quiero pensar que ésto es sólo pesadilla.
Y volverás mañana. Y me harás sonreir.

Cerquita de aquí te espero...


martes, 5 de julio de 2016

Verdes colinas.

Verdes colinas atisban mis tímidos ojos.
Balbuceantes pasos que van hacia el ocaso.
Brillo de luces y sombras esperan agazapados.
Hacia el norte de mi alma. En un recodo recóndito.

Vuelvo a sentir la brisa del mi mar Cantábrico.
Rayos de sol y niebla jalonan mi camino.
Vuelvo a contemplar con mis cansados ojos.
Lo que dejé de ver, hace ya tanto tiempo...

Y nace una ilusión nueva en mi mirada.
Y voy por los caminos; me siento acompañada...
Y necesito un trago para saber que es cierto.
Que estoy aquí otra vez, ciudad de mis anhelos.

Aquí empezó mi vida de adulta temerosa.
Por aquí paseaba a mi recién nacida.
Recorriendo serena al compás de las olas.
El murmullo del aire, que es toda mi alegría.

Aquí dejé también paso a la esperanza.
De formar un hogar con sus trémulas noches.
Con sus días soleados, con sus grises inviernos.
Y con el danzarín pulular estrellado.

Llego serena y somnolienta, pues me parece un sueño.
Estar aquí otra vez, ciudad de mis anhelos.
De barandillas blancas jalonando el paseo.
Desde el puerto pesquero al Peine de los Vientos.

¡Qué bonita es Donosti! ¿Quién la puede olvidar?
La Bahía, La Concha, Ondarreta quizás.
El Urumea, saliendo como una lengua al mar.
Y caseríos dispersos por todo el Boulevar.

Siento un hondo placer al pisar estas tierras.
Tierra de mis amores; tan lejana y tan cerca.
Voy a volver a verte; disfrutar de tus gentes.
Honradas y sencillas, como un atardecer.
Ana, cariño mío, él te ha visto crecer.

Tenías sólo unos meses cuando me trasladaron.
San Sebastián amado, tierra de antepasados.
Tú viniste conmigo, y desde tu cochecito.
Fuiste creciendo sana como un melocotón.
Gordita, sonrosada y con gran corazón.