Bienvenido al Blog de Carmen Urbieta




Soy Licenciada en Ciencias de la Información. Me gusta la poesía y la narrativa poética. He publicado artículos en revistas y periódicos desde 1989, he escrito 4 novelas, algún que otro cuento, ensayos y relatos cortos. Actualmente estoy trabajando sobre mi 5ª novela. Asimismo colaboro con Radio AFAEMO, en Madrid y con Emisoras ASEMFA en Andalucía. Publico también artículos para la Revista mensual Espacio Humano.

Por último añadir que soy miembro de ODEM (Organización para los Derechos de los Enfermos Mentales), colectivo éste que despierta en mí un alto grado de sensibilización.

Quisiera desde estas páginas pedir vuestro apoyo, colaboración, comentarios y la mayor difusión posible, a fin de mejorar muchos aspectos. Todo ello lo iréis viendo en mis escritos.

domingo, 30 de abril de 2017

Lorenzo.



Cansado el  caminar.
Su nombre sin edad...
Lorenzo.

Bandada de bondad.
Seguro al despertar...
Lorenzo.

Patriota sin igual.
Honesto y justo andar...
Lorenzo.

Te entregas al partir.
Caballo sin su crin...
Lorenzo.

Sueñas con cabalgar.
Campos de mies; lagar...
Lorenzo.

Amor e inmensidad.
Tus manos saben dar...
Lorenzo.

Tiemblas al verte allí.
Donde nada fingí...
Lorenzo.

Eres el sol radiante.
Que desfila en la noche...
Lorenzo.

Cupido me lanzó
La flecha con tu amor...
Lorenzo.

Y llegó el día



Y llegó el día.
Nunca lo esperamos.
Pensamos que seguía canturreando.
Y cortando milimétricamente papelitos.
Pero él estaba a otras cosas.
Tristes acontecimientos.
Quizá felices para él.
Quizá corría al encuentro de esos padres.
Y de esa hija.
Y de ese hermano que le antecesó.

Y llegó el día.
Soleado día de primavera.
Un jarrón de lilas adornando el salón.
Perfumándole.
Papá quería decirnos que se iba.
Que había llegado su hora.
Pero tembló al pensar en el hueco que dejaba.
Y entonces el silencio abarcó salas y dormitorios.
Y él murió feliz.
Feliz por tan hermosa despedida.
Tan sólo unas horas antes.
Riendo  como  un  chiquillo con sus bisnietos.
Sin edad...

Y llegó el día
17 de abril de 2017.
Rondando la noche te marchaste.
Feliz de haber compartido.
Tus horas con nosotros.
¡Tanto nos amabas!
Que no quisiste decirnos nada.

El sillón que ocupaba está vacío.



El sillón que ocupaba está vacío.
El babero que se colocaba  al comer ya no sirve.
Las canciones que cantaba ya no suenan.
Los besos que nos daba ya no vienen
a traernos un pedacito de su alma.
Pedacito  de cielo que ha volado.
Hacia espacios profundos como el mar.

Muchas canciones. Muchos versos.
Muchos poemas de amor revertidos.
Mucho calor. Muchos desvelos.
Mucho amor de padre esculpido.
En una gota de agua que es océano.
En un dulce suspiro lleno de aire.
En su dulce mirada cuando pide
a Dios que no nos pase nada.

Familiar y prudente. Honesto y justo.
Caballero de gracia y bello busto.
Maravilla de hombre. Enjuto el gesto.
Y una sonrisa tierna siempre  presto.

Domingo de primavera.




Domingo.
Las amapolas languidecen.
Los geranios se llenan de luz y de color.
El rosal se expande.
Es primavera.

Mi padre está aguardando una visita.
Nos espera sonriente.
Sabe que llegaremos a rezarle.
Y a dedicarle bellas palabras de amor.

Primavera.
Llueve sobre mi almohada.
No me resigno a no verle nunca.
Nunca jamás.

En mi retina guardo sus últimos momentos.
Serenos y sonrientes. Cantarines.
En mi pecho cobijo todos esos recuerdos.
Bellos recuerdos que me atañen.
Que hablan de su singladura por la vida.
La vida y su familia.
Irrenunciables y épicos.
Casi únicos.
Él nos amaba tanto...

Domingo.
Es primavera.
La pertinaz lluvia nos recuerda.
Que él aún vive entre nosotros.
Lágrimas de San Lorenzo adelantadas.
Sólo una estación.

Y yo le quiero; se lo digo siempre.
Se lo digo ahora. Se lo dije ayer.
Lo diré mañana. Y en todo momento.
Porque es la verdad que me atrae a él.

Papá. Guárdame un sitio en tu sepultura.
Quiero estar cerca, muy cerca de tí.
Quiero tu mirada y quiero tu aliento.
Y quiero el consejo que me das al  fin.

Primavera, padre. Muerte engalanada.
Cuarenta gomeles trotan a tu paso.
Hacia el camposanto que alberga tu ocaso.
Descansas lleno de paz y entre la nada.
Y tu alma limpia verterá, como siempre, su canto.


jueves, 27 de abril de 2017

Padre nuestro.



Padre nuestro que estás en los cielos.
Santifica a mi padre, alumno aventajado. Número 1 de su promoción.
Santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino.
Como has venido al reino de papá y lo has impregnado con tu bendita misericordia.
Hágase tu voluntad. Aquí y allá.

Danos hoy nuestro pan de cada día. Dánosle hoy.
Alimenta a mi padre con tu infinita bondad.
Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
Y líbranos de todo mal. Amén.

Pero no fue un sueño.



Despejado lunes de Resurección.
Despejada luna más grande que el sol.
Nubes barridas por vientos alíseos.
Trote de ponnies en campos de mies.

Papá se levanta, feliz, de su siesta.
Son las siete en punto. Su mujer y él.
Juntos, como siempre, Beso en servilleta.
Reflejo del aura que viene de Aquél.

Papá que me pinta dulces acuarelas.
Que conservo intactas, como agua de mar.
Acuarelas lindas, de bellos colores.
Paleta manchada, de pastel y de alma.
Alma pura y digna, como mi papá.

Cantaré a los cielos lo que yo soñaba.
Quería que fuera feliz para siempre.
Más ya no hace falta que llegue septiembre.
Porque feliz fuiste a encontrar el alba.
.... Y ya no estabas.

Vivías en nosotros; en todos nosotros.
Trocitos de luna donde me asomé.
Tu recuerdo impregna lo que codo a codo.
Sentimos por tí. Todo eso soñé.

Pero no fue un sueño. Fue la despedida.
Que descalza viene un beso a posar.
Desnudo y gastado por tantos anhelos.
Y en conjugaciones con el verbo amar.

Testimonio vivo; ternura infinita.
Dulces despertares con música clásica.
Domingo. Pan frito. Quinta de Beethoven.
Tercer movimiento. La furtiva rosa...
Que implacable llama, queriendo adoptarla.

Y el Agur Jaunak, llorando en los ojos.
Y en las gargantas abrasando.
Tenemos un padre. Un padre hermoso.
Puntual acude a consolarnos.

Cómo decirte sin aspaviento...
Papa, te quiero.


Papá, te quiero.



Papá.
Mi dulce papá.
Aquél que me revisaba, puntuaba y mejoraba mis escritos.
Papá.
Que hubiera querido verme como escritora en la Feria del Llibro de Barcelona.
Un Sant Jordi cualquiera.
Podría haber sido el anterior o el siguiente...
Pero fue esta edición.
A menos de una semana de su fallecimiento.
Él estaba allí, conmigo.
Notaba su presencia.
Él me corregía, me tachaba y me añadía.
Y yo feliz porque él estaba allí conmigo.

Papá: te quiero, le dije.
Y él me sonreía con esos ojos limpios que nunca olvidaré.
Con esa sonrisa inmensa y sincera que siempre recordaré.
Papá, te quiero, le decía.
Y él asentía removiendo el gesto.

Papá, te quiero.
Y él pospuso las correcciones y me dio un abrazo profundo y tierno que no olvidaré

jueves, 20 de abril de 2017

Papá.



Papá.

Bella flor silvestre que hemos encontrado.
Hombre, sobre todo, fiel, inmaculado.
Honesto y fiable como agua de mayo.
Calidad suprema, bello ser, hermano.

Tu mirada posas en el ser humano.
Atajas errores ajenos y engaños.
Yo daría mi vida por tenerte al lado.
Sobre la colina; luna y estrellado.

Te vas de este mundo con una sonrisa.
Para todos nosotros. ¡Tanto te queremos!
Que he sentido anoche tu brisa, sin prisa.
Y a mil angelitos a tu lado, tiernos.

Te vas de este mundo con una sonrisa.
Peculiar y tierna, como todo tú.
Tu esposa del alma guardará el recuerdo...
Sabrá que estás cerca del niño Jesús.

Yo quisiera extenderme, llevarte con nosotros.
Corazón que latió hasta el fin con amor.
Tus bisnietos rondando en tu sentir, ignoro,
si dejaste en ellos todo tu corazón.

Imagino la lluvia de estrellas, que presurosas van.
A darte la bienvenida... noche de lunes. Papá

miércoles, 12 de abril de 2017

Jamás me confundiré.



Cabalgando por la vega.
Vega del Guadalquivir.
La chiquilla fue a la era.
Y allí es donde yo la ví.

Vi sus dos trenzas muy rubias.
Despeluchados cabellos.
Que al sol quieren imitar.
Cuando ensalza tus reflejos.

Niños de aquí y de allá.
Venid prestos a escucharme.
Que puede que no sea ná.
O puede que sea bastante.

Pastorcito de Belén.
Tú, que has visto cerca al niño.
¿Por qué ahora quieres matarle?
Tras el cerco y hacia el pino.

Jamás me confundiré.
Otra vez no, voto a Bríos.
Jamás me equivocaré.
He la lección aprendido.

Que no se pueden meter.
Individuos indeseables.
No te das cuenta, mujer;
te pueden dar con el sable.

Y mi canción se termina.
Mi voz ya no puede más.
Y mi canción se termina.
Suicidio. No puedo más.



martes, 11 de abril de 2017

Galopando la noche.



Corazón partido, tú que tienes.
De tu duelo, perfecto sentimiento.
Del llorar asfixiado entre la almohada.
Del torcido cabalgar de ese jinete.

Galopando la noche se ha fugado.
Globo amarillo que señoreas.
Galopando en su contra se han hallado.
Las flores de mi huerta...
...iluminadas.


Monigotes de barro.



Monigotes de barro que diseño indolente.
Caras, brazos y piernas se dibujan sin más.
El cuerpo enrojecido por camisa encarnada.
Y el árbol de un ahorcado que se atreve a avanzar.

No quiero más errores. No quiero más dolencias.
Me quiero suave y sana, con proyectos sin fin.
Quisiera entretenerme con mil y una potencias.
Y con un diccionario que consulto por tí.

Quisiera entretenerme, dibujando tu rostro.
Imagen limpia y blanca igual que un serafín.
Quiero buscar tu boca, abierta y sonrosada.
Estrechar tu cintura, manifestarme en tí.





Soy tu poesía.



Soy el suspiro de tu piel.
Que ya no puedes aprehender.
Soy tu poesía.

Soy el amante cordobés.
Que imaginabas en tu sien.
Soy tu poesía.

Soy ese fuego abrasador.
Que junto a mí encontrarás.
Soy tu poesía.

Soy un payaso que se vá.
Que junto a tí nunca estará.
Soy tu poesía.

Y los caudales de mi voz.
Se apagarán en rededor.
Soy tu poesía.

Y el alto valle emprenderá.
Canciones hechas de cristal.
Soy tu poesía.

Inevitablemente rota.



Inevitablemente rota, muñeca de porcelana.
Su rostro fraccionado a causa del estrépito.
Sus piernitas dolientes, rosas de mil caricias.
Sus manos sin un dedo, rotas en mil caminos.

Su sonrisa perfecta aún dibuja el vacío.
De unos pómulos bellos, rasgados por el viento.
La muchacha perfecta con sus tules y encajes.
Descansará dormida sin recordar su acento.

Lucha, mi dulce niña, no le pidas al día.
Que te añada los trozos de tu cara perdida.
Que ilumine tu boca; tus ojos encendidos.
Que el tiempo nuevamente aparece rendido.

Tu maraña es ahora la luz de tu mañana.
Tu rostro roto alegre, aún sin tu mirada.
Tus piernas paralíticas, en la silla de ruedas.
Ya no atienden amores. Amores de veredas.


lunes, 10 de abril de 2017

Racimos de nieve.



Racimos de nieve entierran mi cuerpo.
Fresco y sudoroso, allá, al amanecer.
Sedientos de vino verde de mi puerto.
Henchido de uvas por culpa de un querer.

Procesiones de pasos augustos.
Decidme, ¿cuándo llegará?
¿No será que a lo lejos le acompaña...
Un rústico zagal?

Racimos de vida que explotan al tañido.
De la loca campana del convento.
Suena a arrebato. Puede que el destino.
Le haya sellado la boca con un beso.

Inveteradas nieves alineantes.
Donde el suspiro no conoce razón.
Dulces sonidos aún veligerantes.
Todo a mi alrededor.

Capas de nieve que lo igualan todo.
De un blanco inmaculado. Carmesí.
Si se derrite formarán un lodo.
Que guardé para tí.

Muñecos con nariz de zanahoria.
Corbata y sonrisa peculiar.
Los niños tiran bolas. Sabe a gloria.
Este suave paseo al caminar.

Y deambulando he llegado hasta tus brazos.
Huérfanos de caricias.
Vida pasando que nos une en lazos.
Y en voces de otras vidas.

Recorreré el universo aletardo.
En busca de una flor.
No es una flor marchita. La he regado.
Con todo el corazón.

Calculadas las horas.



Calculadas las horas en el minutero.
Los segundos aún estaban por llegar.
Linda y confiada, bocanadas al viento.
Aún no sabía lo que había de pasar.

Aceleradas las agujas del reloj.
Bailando vienen en círculo convexo.
Aumentada la frecuencia de su amor.
Y un aspaviento viejo.

¿Por qué no encuentras a tu bien amado?
¿Por qué, -dime-, no te vas en busca de él?
Porque mis ansias y mi orgullo derrotado.
Se expanden cual vergel.

Calculadas las horas en el minutero.
Agria y febril bailando a son de vals.
Dime, mi amor, si es un amor sincero...
Dime por qué te vas.

domingo, 9 de abril de 2017

Arde la fuente.



Si alguna lágrima dejé caer en el rostro de cualquiera.
Por mí podría tener las perlas sobre mi diestra.
Que los amores furtivos vuelan como mariposas.
Y a los hombres henchidos les van recordando cosas.

Si a tu puerta fui a parar. Noche de resaca y furia.
Si la aldaba hice sonar a escondidas de la curia.
No alces el llanto a volar. Dios no lo quiera. Promesa.
No participes ya más. De la estación y la siega.

Renglones doblados.
Falsos fariseos.
Antiguos poblados.
Amores etéreos.

Dile a tu niño que baje.
A la vera de mi casa.
Y dile al sepulturero.
Que me llevo dos tinajas.

Arde la fuente.
Respira el pino.
Mojada está la fogata.
Brincan los niños.

Vete mi niña.
De este lugar.
Que la tarde está fría.
Y me voy a duchar.

Merche.



Merche sueña en voz alta.
Ahora me está pidiendo un bocadillo.
También me pide un tercio, más no entiendo...
...algo sobre mi oxígeno.

Merche se ha quedado a hacerme compañía.
Duerme en la cama libre que tengo en casa.
Ayer nos comimos dos helados...
...de chocolate negro.

Y pregunta si me he tomado las pirulas.
Como ella dice; son los medicamentos.
Merche está en todo. A mí me llama Lula.
Y a mí me gusta. Será por éso.

Merche vende de todo menos su alma.
Limpia y bonita como la de una ninfa.
De verano en edades. Treinta y nueve.
Y yo le saco veinte.

Merchita quiere que yo sea la madrina.
De su boda estupenda y colosal.
Guille no tiene madre y es por éso.
Que yo haré la funciones. Genial.

Merchita tiene un bolso muy muy lleno.
De cositas, a lo Mary Popins.
Tal vez sea ella también un poco bruja.
Que encandila al tomar recortada esa curva.

Y yo te quiero.
Mi niña hermosa.
Y yo te ofrezco.
Muy presurosa.
Que compartas a pachas conmigo.
Esta mañana.
De domingo del pi-piri-pingo.




Sumida en llantos.



Sumida en llantos antiguos, sempiternos.
De todo aquéllo que no logré expulsar.
Mi hermana Adita, mis cada vez más muertos.
Mis sesenta cumplidos. Mi llorar.
Mi sentir siempre exagerado.
Y mis nociones de un balbuceante inglés.
Mi hija maestra, por éso será que dicen.
Que en casa del herrero...

Consumida por tristezas profundas.
Como el mar abisal de mis monstruos queridos.
Inteligencia a partir de una ameba.
Célula informe de noches extraviada.

Pulsión constante. Terremotos volcánicos.
Que expulsan sabia magma en lenguas rojas.
Incandescentes. Semejantes a auroras.
Por su brillo de mil y una granada y de diez rosas.

Sumida en llantos antiguos. Sempiternos.
Yo te adoraba como flor de un día.
Cual mariposa alada que extermina el mañana.
Como lo efímero de tu mirada.

Y aún mas triste estoy por otros muertos.
Zombies vivientes que no responden.
Al dictado de la ira y el perdón.
Todo lo que no se ha hecho con corazón.
Madrugadas heladas, de bocas lleno.
Ansiosas telarañas que se expanden.
En mil túnicas leves, de ganchillo de araña.
Que nos cubre en melancólica retirada.
Para no dejarnos ir más desnudos.
De nuevo esta vez.

Anhelábamos algo.


Mutilada y herida su perfil paseaba.
Sobre los sonsonetes de una noche de amor.
Aturdida, inconsciente, sobre planchas informes.
Y viejos desterrados a viejos edificios.
Deshauciados, ocultos, bajo un bastión de hiel.
Masturbados, borrachos, ebrios de corazón.

Tocábamos un cielo infinito y profundo.
Rozábamos infiernos sin poder deambular.
Las cartas olvidadas contienen un dinero.
Y un verso limpio, bello, de riqueza digna de admiración.

Anhelábamos algo, más no pude decirlo.
No pude decir éso que aún pretendo.
Que pase a formar parte de la verdad.
Sólo la mía. De nadie más.
Respétalo.
Respétame.
Es mi verdad.
Se trata de éso.
No la arrugues ni la pisotees.
ES MI VERDAD. (Subrallado).

sábado, 8 de abril de 2017

Viceversa.


Palpitaba la noche al compás del soneto.
Salpicaba de agua la fuente de sus sueños.
Suplicabla implorante por conseguir un hombre.
Un hombre bueno.
Un buen hombre.
O viceversa.

Canturriaba el pájaro su canción postrera.
Su trino ambulante en mil y una ramas.
En mil y una ramas, juntos celebremos.
Música romana será mi canción.

Oh! Sole mío!!!!

Recordaremos.
Al son de una bandurria.
Recordaremos.
Aquella tierna historia que un día no sucedió.

Carmelo.



Confieso seriamente que estoy enamorada.
De un ingeniero aeronáutico y poeta.
Siento su aliento.
sobre mi sien.
Su mano roza mi cuerpo.
Con dulce fulgor.
Él no puede quedarse.
Hasta el albor,
                        que tiene dueña.
Esa es la suerte de tener un corazón,
                                                           palpitando cerca de tí.

Voy a cortar la estrofa.



Voy a cortar la estrofa porque quiero llamarte.
Carmelo; mi Carmelo. Preocúpate por mí.
Viene empujando el viento, pues siento en mí tu roce.
Suave, suave; empujando con su blanco juriel.

Voy a cortar la estrofa porque pienso yo amarte.
Una y mil veces sobre el jergón.
Una y mil veces pienso que debiera quererte.
Como quiere una madre a su fiel gallardón.
Con su canción.
Cantalapiedra.
Monigotes del baile seremos.
Si surge la ocasión.

Ernesto.



El ratón colorao se fue buscando.
Un queso muy, muy duro de roer.
El ratón colorao tiene un sistema.
Para no fenecer.

Come guindillas y reconstituyentes.
Vitaminas, hierro y Kéfir y helao...
De chocolate... Si no quieres respondo.
Pá el otro lao.

Requiebro.

Sepultura.



Juntos. En cena harto romántica.
Con el temblor rozado hasta la médula.
Viejo pirata que nada sin escrúpulos.
Por las mieses de caño y alameda.

¡Qué bonita la niña peruana!
Qué bonita y qué tan bien dispuesta.
Qué bonita y qué bella su figura.
Treinta y seis primaveras. Sepultura.

Puede.



Puede que en bravo son, sientas en vano.
El despertar de un fiero moribundo.
Puede que el ancho mar y el viejo mundo.
Supliquen en llevarse de la mano.
Oh, jilguero cantor.
O esperpento.
Oh, sombrío moral de un poema.
Alpujarra es la tierra donde ocurre.
El tribial ronrronear; las duras penas.

Puede...

Lanzaría a tus manojos.



Vendimiando va el ventero.
Camino de Puerta Holgura.
Atrás quedaron Duruelo,
Villarreal y Cornejo.

Levantan polvo al pisar.
Pisando fuerte y con garbo.
Levantan pena al penar.
Lágrima a la Macarena.

Estudianticos que váis.
De camino a Punta Umbría.
No despreciéis a la moza.
Que no ha cegado tu sombra.

Si por mí fuera, gañán;
Caco de carne sin ojos.
Si por mí fuera, puñal .
Lanzaría a tus manojos.

Manojes de dulce fruta.
De la vendimia logrados.
Verdes, rojos y amarillos.
Surgen del color del vino.

Por tu casa yo pasé.
Por tu casa yo he pasado.
Dile al niño que un día fue.
Que siempre estás a su lado.

Por tu casa yo pasé.
Por tu casa yo he pasado.
Dile al niño que un día fue.
Que siempre estoy a su lado.

jueves, 6 de abril de 2017

Una madre.


La cosa más bonita es una madre.
Que espera a su bebé.
Su sonrisa suave y rosa.
Resplandece ante el anuncio.
Virgen oronda y hermosa.
Como un capullo.


Catherine bella.
Tan dulce como un bizcocho.
Sin duda es ella.
La más certera hija de la prosa.
Barriente y firme como la espuma.
De la última ola de mar que se derrama en mi alma.
Del último suspiro.
Del último hálito.



Vulnerable son.



Caridad eterna. Ese amor profundo.
Que siento hacia el otro. Lejos de mi mundo.
No siento el sereno. Leo entre palabras.
Literata al son de un papel mojado.

Tiernos, elegantes, niños con chistera.
Tenebrosa tierra, oscura y maciza.
Misteriosa fuente de los tres engaños.
Valles de sonrisas. Étereos pasados.

Vulnerable son en palabra escrito.
Prendida una flor y una revistilla.
Que de mes en mes dá repaso al tiempo.
De los terremotos, tifones y vientos.

Vulnerable son que con mil palabras.
Retorna a tu lado, extraño vidente.
Cuanto más oscuro, más intempestivo.
Da luz al farol. Que se vea sonriente.
Enseñando el diente. Color candente.

Barrientes tifones.



Barrientes tifones de nieblas poblado.
Tiernos camarones que la mar ha dado.
Suspiros del aire que el viento rebasa.
Machacones huesos sobre la atalaya.

Marrones conventos de huerto preñado.
Verdes limonares rebosantes de hoja.
Corazones lilas de bosques helados.
Suntuoso perfil de mi bien amado.

Besos por doquier. Besos en la boca.
Encendida boca que en la noche triste.
Ronda las ventanas. Escala los muros.
Trepa por tu tripa. Demasiado oscuro.

Barrientes tifones de nieblas poblado.
No te marches nunca. No me dés de lado.

Castiza soy.



Castiza soy.
Por castiza me tengo,
castiza soy.
Un camión de verbena.
Y una ilusión.
De saber que al fin eres.
El Vencedor.

Castiza soy.
Lauburu también algo.
¡Viva el porrón!
Invento de los vascos de promoción.
A resguardo de tigres y de otras garras...
Desesperadas.




Anoche.



Anoche celebré la fiesta de su cumpleaños.
Eran más de las doce.
Ya se podía beber...
... una copita de hierbabuena.
Yo sí me la tomé, a la par que cantaba por Vargas.
El Por tu Amor.

Se la bordé.
La Chavela es mi alumna de canto.
En esa canción.
Pónlo y verás.
Al natural.


Llovía.



Llovía. Se hacía tarde.
Salía el sol entre las algodonosas nubes.
Nubes amarillas, regadas de oro.
Sol tímido y deforme. Limando sus huesos.
Lijando su alma. Velando su sueño.
Atardecer en la playa de aguas violetas: exterminio...
Moriremos ahogados en tu cielo presente.
En tus mares borrachos. En tu arena rojiza.
Nos iremos al éter de los no pronunciados.
Detrás de las estrellas. En basto tubo angosto.
De chimeneas calizas de ladrillo elevadas.
Hacia un infinito que nos está vedado.

Cae la noche.
No quiero soñar.
No quiero dormir.
No quiero soñar.
Me conformo con este presente anodino.
Me conformo con esta lluvia persistente.
Todo está oscuro.
Y en el suelo las gotas te dibujan...
Cuando te vas.

miércoles, 5 de abril de 2017

Como siete las notas.



Cabalgando deprisa.
 en mil caballos verdes.
Una saeta buscas.
Junto al templete.

Un corazón rebelde.
Rebaja el sol.
Pataditas las manos.
La sinrazón.

Siete brechas te ha hecho.
siete ha cumplido.
Cómo siete colores
Enardecido.

 Como siete las notas.
Del pentagrama.
 una a una se posan.
Junto a tus ramas.

Junto a tu rama niña.
Junto a tu rama.
Como siete las notas.
Del pentagrama.

En un bus verde.


En un bus verde iremos
 A ver tu casa.
Primavera escondida.
Tras la ventana.

Dile a tu madre niña.
Qué te has marchado.
 que las fuentes no corren.
Y estás turbado.

Mañana por la tarde.
Corrígeme.
Vendrá tu novio a verte.
Yo digo amén.

Por el sendero de la desesperanza.


Por el sendero de la desesperanza.
Vaga mi alma.
Mi alma en otros lares encontrada.
Ahora con canas.

Vieja amiga nocturna y trasnochada.
Como la aurora.
Si termina la fiesta, ella amanece.
Con su bata de cola.

Ilusiones de un día desdichado.
De otras mañanas.
Primaveras que al mundo dislocado.
canta una nana.

Gengibre rojo en mis pedazos arañado.
Frente a su tumba.
Pálidos pétalos cuyo aroma destilan.
...Viejas canciones.

Otoños de metas, ocres cual sus encantos.
De arriba a abajo... Yo con mi canto.

Canto febril de rosas y de púrpuras.
Ave Marías.
Schubert se fue afligido por texturas.
Marrón y lilas.

Sobre la mesa...


Sobre la mesa, un paquete de Rothmans.
Sobre su tronco, la cartera cruzada.
En la mano derecha mil pulseras libres.
En las entrañas, una pena sin fin.

A corazón abierto.



Mírame, así tranquila; pensativa.
Laura con 19 era un primor.
Falleció una noche; una noche estrellada.
Hoy cumple 35, ¿quién lo iba a decir?
A corazón abierto he vomitado el desayuno.

Felicidades Laura.


Hoy es su cumpleaños.
Cumple 35. Iba a poner 19.
La he escrito.
Al Whassap de Ricardo, su chico.
Ella me tiene bloqueada:
"Felicidades Laura"

martes, 4 de abril de 2017

Veredas en verde delineadas.


La tarde se afanaba inútilmente.
En encontrar las agujas del reloj.
Y el reloj soñaba que escapaba.
De las garras de ese gran Señor.

El Tiempo impenitente ya avanzaba.
Por los raíles de la locomotora.
Andenes que salían a su encuentro.
Estaciones mil veces renombradas.

Surgía un paisaje de valles y montañas.
De veredas en verde delineadas.
De soles amarillos y de nubes rosadas.
De terciopelos rotos; de granadas.

De campos de tul; macilentos trigales.
Que se peinan las ondas del cabello.
Cabello alborotado por la brisa.
Que sopla a ras de tierra, allá en los lares.

Perdida copla, que se va cantando.
Su amor apasionado y su quimera.
Noche estrellada que sueña con el alba.
Alba sin tez, en busca de una estrella.

Canción de plata y oro entremezclado.
Canción de rojo sangre concebida.
Cantada en el remanso de una ola.
Con el bies tornado de amarillo.

Un día más y aquí me encuentras sola.
Más no como antes. Ahora es diferente.
Sola cuando compongo alguna oda.
A ese Tiempo que pasa impenitente.

lunes, 3 de abril de 2017

La mañana.


Condicionándolo todo.
A la esencia de la obra.
Por mí pueden pasar ríos.
O encendidas amapolas.

Por mí pueden pasar olas.
De brillante espumillón.
Cuando rompen en la playa.
Las aguas de mi Señor.

La bahía está durmiendo.
El sol apenas salió.
Las olas y el pensamiento.
Se aúnan en mi canción.

Puerto Alegre, viejo puerto.
Donde el sol señoreó.
Enseñando las puntillas.
De la Musa de mi Amor.

Amor tremendo y oculto.
Amores que van pasando.
Amores con desengaño.
Los amores de mi hermano.

Trepa deprisa, ángel mío.
Trepa hasta la madrugá.
Sube hasta el cielo azulado.
Que yo te voy a rescatar.

Y apenas a algunos metros.
De mi coronilla estás.
Es apenas un kilómetro.
De ansias de Felicidad.

Ya está la mañana lista.
Para cualquier devenir.
Ya está lista mi negrita.
Con su vestido rubí.

Allá por el horizonte.
Viene un puma a acechar.
Acecha que acechas donde.
Se inclina la madrugá.



Vaivén moreno y callado.


Vaivén moreno y callado.
En busca de una canción.
Luna se mira al espejo.
Es toda la solución.

Amaneceres marinos.
Atardecer en la estepa.
Con sus jirafas y cebras.
Y con sus gnús a la espera.

Un árbol se va quedando.
Mudo ante la solanera.
Allá en Zimbabue, mi tierra.
Y la Tierra del Planeta.

Hondos valles floreados.
Necesitan tu promesa.
De saber que un día tu vuelvas.
A fotografiar a la negra.

La negra con trajes vivos.
Y guirnaldas en el cuello.
La negra, con mil motivos.
Para enderezar cadera.

Y las aves de la estepa.
Cantan canciones a dúo.
Y las ramas de los árboles.
Se extienden cual bicicletas...
Que a poco rozando van.
A celebrar una fiesta.

domingo, 2 de abril de 2017

Lienzo blanco que relumbras.


Lienzo blanco que relumbras.
En profano sentimiento.
Teclas viejas que pretenden.
Dibujar una sonrisa...

Una sonrisa que hiere.
A las mentes perturbadas.
Sonrisa blanca que muere.
En la alacena de mis entrañas.

Lienzo blanco que relumbras.
Y profano con mis dedos.
Muecas negras que desprenden.
Álito aliento de mis quereres.

Húmedos ojos de mi morena.
Cansados de mirar la noche eterna.
Cansados de soñar con mil canciones.
... Cantadas en inglés.






Antonio Bernal.


Palabras anónimas que se lleva el viento.
Citas pronunciadas con dulzura y énfasis.
Proverbios latinos, hispanos y árabes.
Rutas ya melladas por el caminar.

Tesoros ocultos en una cajita.
La blanca mañana me hace suspirar.
No tengo tabaco; me voy a Roberto.
Que me fía el precio y tres días más.

Gorriones y mirlos cantan a las luces.
Se van extendiendo por el limonar.
Claros y sus sombras se atisban apenas.
El sol ya se adueña del día por llegar.

Lucita, ¿no encuentras las llaves de casa?
Mira que yo tengo en mi monedero.
Pendientes de plata; tabaco, mecheros,
pastillas, condones, papel para el culo,
pendraivs, cuadernito; algún que otro boli...
Y una carterita con mi identidad.

Gorriones y mirlos cantan la mañana.
Frenéticos sones a la madrugá.
Los coches se acercan con las luces dadas.
Dentro de muy poco las van a quitar.

Y yo que no entiendo de sangres y heridas.
Me ha tocao el oficio de la redacción.
Si no es con las tripas no puedo escribirlo.
La herida se abre en justa petición.

Y vamos tan dentro que ya ni te veo.
No quiero tus fotos; todo está de más.
Yo quiero tu aliento, tan fresco y tan noble.
Y ese reir tan tuyo, cuando te cuento...
... mis nimiedades.


Sólo tú.


Superlativo el relámpago me acosaba con su canto.
Nada era perfecto. Nadie ponía los posavasos.
El llanto de un niño rompía el silencio.
Y entonces tú; sólo tú...
Me miraste.

sábado, 1 de abril de 2017

A que me dejen en Paz.


Portal angosto.
Lóbrego túnel.
Andén preñado de ensoñaciones.
Mi cuadro envuelto en papel de estraza.
Dentro, la Alhambra frente al Balcón.

Estoy harto acostumbrada a que me cedan asiento.
A que miren a otra parte cuando hablo.
A que me dejen en paz.
A que miren a lo alto cuando hablo...
A que me dejen en Paz.