Bienvenido al Blog de Carmen Urbieta




Soy Licenciada en Ciencias de la Información. Me gusta la poesía y la narrativa poética. He publicado artículos en revistas y periódicos desde 1989, he escrito 4 novelas, algún que otro cuento, ensayos y relatos cortos. Actualmente estoy trabajando sobre mi 5ª novela. Asimismo colaboro con Radio AFAEMO, en Madrid y con Emisoras ASEMFA en Andalucía. Publico también artículos para la Revista mensual Espacio Humano.

Por último añadir que soy miembro de ODEM (Organización para los Derechos de los Enfermos Mentales), colectivo éste que despierta en mí un alto grado de sensibilización.

Quisiera desde estas páginas pedir vuestro apoyo, colaboración, comentarios y la mayor difusión posible, a fin de mejorar muchos aspectos. Todo ello lo iréis viendo en mis escritos.

martes, 30 de noviembre de 2010

EL AGUILA.- Carmen Urbieta.

Ayer llegué a Granada. Sola.
El autobús aparcó a las cuatro y media de la tarde.
Como siempre suele ocurrir, el trasiego de viajeroos dilató la salida más de media hora.
Al fin cogí mi maleta y salí del atolladero.
Estaba loca por fumarme un cigarro.
También tenía que meter algunas bolsas en la maleta.
Salí a la calle.
Mi casa queda cerca.
Me preguntaba si sería mejor esperar a un autobus para una parada,
o si cargar con la maleta la pequeña cuesta.
Al fin me decidí por lo segundo.
Y arrastré mis pasos hacia mi provisional de esta semana.

Una vez en casa, me eché sobre la cama grande.
Dudé sobre cuál de ellas ocupar
y al final me decanté por la de matrimonio.
No duré en ella más de unos minutos.
Me apremiaba la idea de ir a comprar provisiones,
para la semana.
Así que me puse nuevamente el abrigo y la bufanda y salí a la calle con el monedero y las llaves en la mano... y el sempiterno tabaco.
Al llegar a la parte baja me encontré con Encarnita, siempre tan cariñosa.
Y salí a la tarde prometiéndome que al regresar visitaría la Ciudad...
...Pero no fue posible.
Estaba muy cansada.
Al volver del mercado, me tiré literalmente encima de la cama nuevamente.
Pensaba que Encarni tal vez me visitaría.
Pero no lo hizo.
Supongo que quiso dejarme en paz el primer día.

En casa hace frío.
No funciona la calefacción, o al menos ayer no funcionaba...
Hoy llevo toda la mañana fuera.
Llueve suavemente sobre mi gorra francesa.
A veces el chubasco da una breve tregua.
Pero la temperatura es buena.

Ayer estuve leyendo toda la tarde.
La paz y el vacío me rodeaban la cintura, los pechos, el hombro derecho...
Filosofé sobre la vacuidad de los seres, de las cosas y de los animales.
Somos un compuesto de millones de partículas que llamamos unidad.
...Y la unidad no existe; somos vacío.
Aunque tampoco existe el vacío perpetuado.
¿Entonces, qué somos?. ¿En qué consistimos?.
¿De qué está hecha una roca o una flor?.
¿Qué es la impermanencia?.
¿Por qué envejecemos?. ¿Qué es la muerte?.

La impermanencia de todos los seres...
Una flor se marcita al cabo de los días.
Las crisálidas se transforman en mariposas y mueren
a las veinticuatro horas.
Una roca se orada al cabo de los siglos.
Ynosotros somos impermanentes a los cien años,
si todo va bien;
es decir, si no inclinamos nuestros afectos y nuestras emociones
a aspectos negativos. Porque la negatividad produce enfermedad,
y con ella deterioro y muerte.
Por éso es tan importante renovarse como el águila,
que cuando ve que su pico se curva y choca con el cuello,
y vé que sus garras están exageradamente retorcidas,
sube a la montaña,
busca una grieta y se instala en ella durante cinco meses...
El tiempo suficiente para arrancar el viejo pico contra la roca
y esperar a que salga otro nuevo,
y, con ese nuevo pico, arrancarse una a una las garras,
y esperar cinco meses...
y salir al espacio renovado, para los treinta años sucesivos.

Ésa es una actitud positiva.
Todos deberíamos aprender del águila

sábado, 27 de noviembre de 2010

PORQUE LA VIDA.- Carmen Urbieta.

Hoy, como casi todos los días,
me he levantado con el pijama azul de florecitas.
Me he mirado de soslayo al espejo, y he pensado...
Aquí estoy yo otra vez;
siempre lo estuve...
Con mi silencio azul,
azul de nube.

Hasta en las noches que ya no recuerdo,
pero que vivo, pues si no habría muerto.
Y estoy viva; viva; viva...
Y ahora recuerdo
que tengo una familia grande y presente
y unos amigos ciertos y permanentes.
Gracias a Dios.

De las noches recuerdo algunas apreturas
para ir al lavabo a aliviar mi vejiga.
Y ciertos sueños en vuelo rasante
que se desvanecen si no los retengo...
y muy pocas veces lo consigo;
quizá no los sienta como míos...

Pero las mañanas sí; las mañanas son perfectas
para el recuento de entresijos íntimos.
Para el rondar de esa tuna imaginaria
que toca la bandurria desde mi balcón lleno de flores.
Y anima el verso de la palabra escrita.

Búsqueda...búsqueda... desayunos de imágenes
que se presentan en plato frío desde mi memoria
y se adelantan al café recién hervido
para hilvanar con puntadas largas los flecos de mi mundo.

Y es el olvido. El instante perdido.
El rehacerte una y otra vez cada jornada.
El perdón por las cosas que hemos hecho
y el perdonar a quien no nos hizo nada.

Resurrección cotidiana y embustera.
Ducha caliente para ahuyentar fantasmas.
Cubrirte el cuerpo con harapos seminuevos.
Y calentarte con el sol de la mañana.

Y echar a andar.
...Un día más.
...Bajo la luz.
...Tras el portal.

Y reemprender
nueva ocasión.
Que haga latir
el corazón.

Y alzar la pierna.
Y encajar un paso.
E ir desprendiéndote
de errores crasos...

...Pero inocentes
Pues quien nos ha creado
ya no recuerda
lo que fuimos capaces de cometer un día...
...dadas las circunstancias.

Sólo nosotros nos empeñamos
en anclarnos al pretérito
y no perdonarnos por nuestros hechos
que fueron concebidos a tenor de despechos.

Basta ya de ensañarnos;
debemos renovarnos cada jornada.
Vive el presente, con talante optimista,
que el ayer ya no es nada.

Porque la vida
empieza ahora
y tu canto...
debe ser como el del pajarillo
desde la aurora.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

ERRORES.- Carmen Urbieta.

Nuestro yo interior es como un intestino lleno de desechos orgánicos; como una copa de vino al que no le cabe más líquido, ni por supuesto más sólido... Estos desechos nos mantienen el estómago ocupado dificultando la saludable digestión. Son el resquemor, la pereza, la altanería, la soberbia, el orgullo, la arrogancia, el rencor... pero también lo constituyen los hechos negativos que nos han ido sucediendo en la vida y que no hemos sabido digerir.

Con el paso de los años, todos estos excrementos que se acumulan en nuestro yo interior y que van haciendo que enfermemos, -pues los alimentos se pudren dentro de nuestro ser-, son liberados por una corriente de agua cristalina que los empuja y limpia, a base de lecturas y de contemplación.

Y esta corriente cristalina de agua, limpia la copa rebosante de horrores. Y es aquí donde se produce el milagro porque, al ser expulsados, como el compost germinan, haciendo crecer vida en lugares hasta entonces áridos.

A esta agua enriquecedora y cristalina podemos denominarla Paz y Amor Universal. Pero no os olvidéis; sólo con mucho trabajo se conseguirá que mane la Verdad.

Y, sobre todo, sed comprensivos con nosotros mismos; porque no tenemos un libro de instrucciones. A este respecto hay un cuento ilustrativo:

Iban Pedro y Juan por un camino y Pedro le pregunta si se puede quedar con él. Juan le dice que sí; Pedro contesta: consúltaselo a Dios, tengo muchos pecados.

Juan, a instancias de su amigo realiza la pregunta al Todopoderoso y al cabo, le dice a Pedro: sí; puedes quedarte conmigo.

..."Pero si tengo muchos pecados; ¿qué te ha dicho Dios?".

"Me ha dicho que no se acuerda de ninguno".

¿Es posible que los únicos que nos acordemos
de nuestras faltas,
seamos nosotros mismos?

martes, 23 de noviembre de 2010

MELENA AL VIENTO.- Carmen Urbieta.

Melena al viento,
dime niña si quieres
que te haga un requiebro.

Cuello abrochado,
para un mes de noviembre
aletargado.

Dulces olores,
a naranjo y jazmín
en mi jardín.

Rayos de sol,
que pasan encorbados
alrededor.

Sube a mi burra,
ella querrá llevarte
por esa curva.

Tenue trotar,
de mi burra y su dueño
hasta el hogar.

Palpita el aire,
y con él las esencias
a madroñales.

Y los magnolios...
salpicadas sus ramas
de floripondios.

Corazones de siesta,
verdes las piñas,
entre la hierba nacen,
mil golondrinas.

Y las sirenas,
acuden a perderse
por las arenas.

Mientras los barcos,
las buscan con estruendo
sonando el claxon.

lunes, 22 de noviembre de 2010

HOY ESTOY... Carmen Urbieta.

Hoy estoy feliz.

Feliz porque han venido mis dos hijas a verme.

Hemos pasado una tarde apresurada; (tenía médico a las 4h.), y luego a la farmacia, y luego a casa... Una infusión, con sabor a cerezas, en la sobremesa aplazada, y luego hablar y hablar de sus proyectos; de lo que están haciendo; de si son felices...

Y me han dicho que sí. Y en ese sí me incluyo. Porque una de las cosas que más deseo en este mundo es que las vaya bien, como parece.

¡Cuánto me alegro!. A ver si tienen un poquito más de tiempo y vienen pronto los nietos...

TRIGO.- Carmen Urbieta.

Campo de trigo, amarillo, ceniciento...
campo agostado.
Espiga seca
desafiando el aire abrasador
de la estepa.

Perfil de simiente. Ramo de cebada,
de achicoria, de mejorana, espliego...
aquéllos que no aman son los que más necesitan
oir un "te quiero".

Ramillete de trigo unido
con cuerda de cáñamo.
En florero de barro artesano,
hecho con mis manos.

Poesía en movimiento,
arrebolada,
sustancialmente inocua al extranjero.

Bala de cobre que se adhiere al cuerpo
del soldado más temible y más fiero.

Y la maldad se aproxima
con paso férreo y ademán austero.
Y entre los muertos corren ríos de sangre,
que vengarán de noche al embustero.

¿Quién los define?.
¿De quién son esas botas marciales que caminan?.
Hacia el caos de cuerpos retorcidos
y hacia la tierra aplastada en sus dominios...

¿Dime por qué en la estepa
que se alza entre dos ríos
sigue creciendo el trigo?

Amarillo, macilento, trigo que germina
aún a pesar de los pesares...
Gracias al Tigris y al Eúfrates
que bordea sus límites desiguales.

Mesopotamia: Tierra Prometida.
Luz en la sombra; suavidad en el aire.
Cabezas coronadas de laureles.
Gráciles Venus llenas de donaire.

Alondras, tordos, ruiseñor, gorriones,
hermosos en su simplicidad.
Mil aves exóticas surcando el paraiso
a vertiginosa velocidad.

Ramas de árboles frioleros.
que evitan desprenderse de su vestimenta.
Una noche hermosa surgirá un "te quiero"
Dedicado al Amor único y verdadero.

Y mientras, abajo, a ras de tierra, el trigo.
Verde, amarillo, pajizo, anaranjado.
Semilla del pan que Dios nos ha dado.
Para nuestra Liberación y la de nuestro amigo.

sábado, 20 de noviembre de 2010

HOGAR FELIZ.- Carmen Urbieta.

Cuando unieron sus destinos; sus almas; sus cuerpos;
ardían en deseos de construir un hogar feliz,
para todos aquéllos que después fueran llegando.

La primera palabra que pronunciaron fue Amor.
Despúes vendrían Tolerancia y Trabajo.

Y el prodigio sucedió.

Nos educaron para el devenir a todos por igual.
Pero la suerte no fue del mismo modo repartida.
Porque el destino escapa a los progenitores.

Yo lo sé porque tengo dos hijas.
Cada una sigue un curso distinto.
Nunca puede ser igual,
por mucho que nos empeñemos.

Cada uno tenemos nuestras capacidades diferentes,
incluso, nuestras enfermedades diferentes, también.
Y hay que hacer uso de lo positivo de cada uno,
que es mucho,
desterrando el amor propio.
Y haciendo que impere el diálogo.
De situaciones que provoca la convivencia.

Y hacer que relumbre nuevamente
aquéllo que nuestros padres han construido para nosotros.
Y que se llama Amor.
Y despúes Tolerancia. Y Respeto.

Y que se cumplan los votos que pronunciaron
en 1953.
Cuando ninguno de nosotros estaba aún en este mundo.

Porque nos queremos.
Y no quisiera tener que lamentarlo.

Miro la foto del tobogán que hay sobre el cabecero de mi cama.
Y pienso: "cuánto quiero a mis 4 hermanos".
Con vidas tan diferentes, pero aún así,
mi palabra para ellos es Amor.

Papá y mamá llevan 57 años
tratando de construir un Hogar Feliz.
No vamos a estropearlo.

LLUEVE,. Carmen Urbieta.

Llueve.
Sigue lloviendo, acorde, impenitentemente...
Gotas caídas del cielo plomizo, suaves...
acordes... impenitentes.

Creía haber sepultado la ternura
bajo los rayos del sol.
Y ésta sale a mi encuentro nuevamente
manchando mis cristales...

Descorro el lienzo de mis nostalgias
y veo las rosas florecer bajo la tierra mojada.
Es el momento de los recuentos.
El haz y el envés de la ocre hoja del arce.

La sonrisa aflora.
Viene con la brisa dulce de un día de noviembre.
La mar esparce inpetuosa su espuma por la bahía.
El olor a salitre encharca tu piel y tu pelo.

Reflejo de tí mismo,
te pones presuroso los vaqueros
y corres al encuentro de las olas,
bajo la árida luz de la mañana.

Llueve.
Tus verdes botas de goma ya están preparadas.
El anorak blanco con capucha espera ser descolgado de la percha.
Y mientras, llueve...
aunque aquí dentro todo sigue igual...
que cuando no llueve.

Pero llueve, llueve, llueve...
con suavidad acorde, impenitente...
caritativa casi. Llueve y llueve
y desciendo los peldaños para sentir
la frescura del agua sobre mi cuerpo...
sobre mi alma...
sobre mi vida...
sobre mi nostalgia.

viernes, 19 de noviembre de 2010

VAGA LA MENTE.- Carmen Urbieta.

Vaga la mente... lenta.
Mi propia voz no fluye...
Yo me la oigo por dentro, distorsionada...
quizá más suave de lo que es realmente.

Miro los alicates, chatos.
me acuerdo que tengo que comprar otros con punta...
El casco de la lámpara encima de la mesa desde hace cinco días...
y lo que te rondaré, morena.

Me han enviado las actividades del Polideportivo
de Collado Mediano.
Hay una salida al mes de Senderismo.
El resto es Alta Montaña y Alpinismo.
Me sirve, pero no me sirve. Es poco.

Y mientras, va vagando la mente, lenta...
amenazando chubascos que aún no se producen
...Porque el otoño pasa suave, frente a mi ventana.
La luz de la mañana se incorpora
al inmaculado resplandor del cielo azul, sin vetas.

E inunda las fachadas de fuego impenitente.
Y hurga en las chimeneas con su luz potente.
Y se vierte a racimos entre las copas de los árboles
...de mi jardín.
Y alcanza los rosales.
Y se agazapa entre la hierba.

Y entonces Piper viene a buscarme;
quiere salir.
Y yo aún en pijama y con la casa a medio hacer...
me aventuro con él a saludar el día.
Y agradezco tener un perrillo que me obliga.

Al regresar el panorama es otro.
El suave sol se ha ocultado detrás de una nube repentina.
El frío hace que me suba la solapa.
Y vuelvo nuevamente a mis quehaceres, ya al abrigo.

Salgo, entro; entro salgo...
compras, recados, cartas certificadas.
Y a la una visto nuevamente a Piper
para darle el segundo paseo de la mañana.

Y todo sin pronunciar una sola palabra
más que para mi perro o para mis hermanas...
Mientras vaga la mente, lenta...

martes, 16 de noviembre de 2010

LA VERDAD.- Carmen Urbieta.

No me hagas sufrir.
No me digas que no.
No me desprecies.

Hazme reir.
Dime siempre que sí,
aunque sepas que no siempre tengo la razón.
O dime un no, que suene a un sí.

Tal vez; quizá... mañana...
¿Despejamos la duda?.
¿Qué es la Verdad?


Ese trozo de río que se escapa por entre nuestros dedos...
Y deja un frescor suave a otoño y primavera.
Y aproximas tu boca para succionar el líquido que queda.

Y es poco. La Verdad ha escapado
por entre los entresijos de tus dedos amorcillados,
por el frío latir del invierno nevado.

Ha huído.
Cobijándose en los rayos del sol perpendiculares
del verano...
Y tus manos ardientes no pueden atraparlo,
porque no está; se ha esfumado.

La Verdad es algo que en realidad haces tú
y hago yo.
Y hace aquél.

La Verdad la poseen los animales y las plantas.
El agua y las rocas. La naturaleza expuesta;
simple y solemne.
Como una novia. Virgen de sí misma.
Con los votos de amor recién pronunciados.
Deseando que el tiempo le dé la razón.

Como a tí. Como a mí. Como a aquél...
...Como a todos.
Como a la mismísima Verdad.

lunes, 15 de noviembre de 2010

SOLEDAD.- Carmen Urbieta.

Un corazón solo
en busca de otro corazón solo.
Y en medio de ambos tú: Soledad.

Lo creas o no
siempre te he estado esperando:
Soledad.

¿Qué es el silencio?
La ausencia de sonidos
y con él, la Soledad.

Soledad placentera
que se acerca a mis labios y me besa
hasta dejarme sin aire.

Soledad luminosa
de la bruma entre los árboles de la montaña,
que me contagia de amor universal.

Soledad agazapada
entre los primeros rayos del sol de la mañana,
mientras se va derritiendo el rocío.

Soledad deseada
que hace crepitar la madera de la chimenea
a cambio de colores, olores y sensaciones indescriptibles.

Indescifrable Soledad
cuando el labrador clava su azada en la tierra
y los tomates germinan.

Soledad ante una taza caliente de café con leche
mientras el ventero charla con su cliente
y el niño llora en la trastienda.

Y mi corazón ansía la Soledad
para llenarse de Amor, como una copa
brillando al Sol.

Soledad de la lluvia goteando bajo los álamos
de mi alameda.

Soledad de un transeúnte con el cuello alzado
protegiéndose del viento.

Soledad de los que ríen un chisme
que alguien les ha contado.

Soledad de los que escriben en silencio
dos versos y una estrofa arrancadas con miedo
a fracasar.

Soledad del que fuma embebido
por las propias volutas de su humo.

Soledad de sentir cómo tus padres
se van haciendo mayores.

Soledad. ¡Cuán apetecible eres
para las almas sensibles!.

Soledad. ¡Cuántas órdenes de cosas y causas
pueden sentirse contigo!.

...Soledad.
...Silencio.
...Soledad.

INTIMIDAD.- Carmen Urbieta.

Te veo y no te veo... te entreveo.
Por entre los visillos blancos del salón.
Sales a la calle, presuroso,
cerrando de un portazo el portón...
del coche gris recién estrenado.

Vuelvo a asomarme, despacito, con cautela,
ella se dirige a mis hijas derrochando naturalidad.
En un momento dado alza la vista; es ella...
subid al coche que tenemos que irnos ya.

Y yo me quedo allí, preguntándome
si me habrá visto fisgonear.
Es obvio que sí, pero no obstante,
ésta es mi casa y éste mi lugar.

Si alguien ajeno se expone a cruzar el límite
puede encontrarse con una mirada impertinente,
entreverada, que les sorprende en sus actos
quizá demasiado cotidianos.

Ya se han ido; respiro tranquila
¿qué es lo que habría de pasar?.
Nada. Nada. Demasiado nada,
para que a mi alma le dé igual.

Si alguna vez llega hasta vuestros ojos este escrito
sabed que no pretendo que haya nada maldito.
Sólo un deseo: intimidad.
En mi casa, en mi calle, en mi ciudad.

domingo, 14 de noviembre de 2010

MENTE SENSIBLE.- Carmen Urbieta.

Aquí dentro no llueve.
En la rebosante tranquilidad de mi hogar no llueve.
Hoy no me he aventurado por paisajes con ríos o con mares...
Con pinares al paso del caminar peregrino y gozoso.

Hoy me siento bien en casa.
Rodeada de mis pequeños secretos expuestos al forastero que llega.
Todo aquí tiene su propia historia.
Interminables conversaciones que no se inician.

Porque nadie pregunta; ¿y ésto por qué?.
A veces creo que soy demasiado osada.
Y que me gusta entender el entresijo de las cosas que veo...
en responsable normalidad.

¿De dónde es esta figura?. ¿Cómo y por qué la compraste?
¿Qué viste en ella en aquel momento? En el Egipto de los Faraones...
Y ahora; ¿por qué la adornas junto a la vela del Cantábrico?.
¿Y la muñequita sonriente y parlanchina que te dice tres veces
que está encantada de conocerte?...

Pero nadie pregunta y nadie tampoco responde al silencio.
Y la visita se transforma en incompleta
por más que quieran saber cosas de mi vida.
Porque mi vida también son los rosarios árabes
y los espejos adamascados.
Y mis escritos que nadie pronuncia y que descansan
en una estantería esperando su primer lector...

Quizá algún día llegue alguien
a quien le interesen todas esas pequeñas cosas
que tan fielmente dispuestas
conforman mi personalidad.

Y puede que hasta le agraden
y quiera conocer más.

Pues aquí estaré esperando
con mis pequeños tesoros
con el deseo pegado a la piel de que sean descubiertos
por una mente sensible.

viernes, 12 de noviembre de 2010

ADITA.- Carmen Urbieta.

Ayer compré ciclámenes
para mi pequeño jardín.
Los veo desde las ventanas descorridas
de la sala de estar y del salón.

Gracias a eso llevo un dedo vendado
de un tijeretazo que le dí a la piel, al arreglarlas.
pero, ¡qué bonito es vislumbar los colores
rojo, fucsia, rosa, blanco...de las flores frente a la ventana!.

Ahora es ya noche cerrada y temprana
apenas las nueve y media.
Y yo me pregunto: ¿dónde estará mi hermana?
que la llamo y no contesta...

Estará saboreando su recién estrenada intimidad.
Porque dadas las circunstancias,
ha estado como gazapo fuera del nido,
fuera del árbol sin alcorque.

Todos tenemos razón y yo lo entiendo,
pero ella no hace las cosas a propósito.
Si se muestra insolente es porque está harta, aburrida,
de que no haya una frase positiva para ella.

Y yo miro a mis ciclámenes y pienso:
es verdad; qué bien se está en casita
rodeada de tu propio desastre medioambiental,
haciendo lo que me venga en gana,
y sin que nadie me diga nada de las lentejas cocinadas con esmero...
a las cuatro de la mañana.

Ya sé que está mal. Pero en estos casos se impone la paciencia.
Y el no desorbitar demasiado los hechos.
Decir las cosas con la mayor prudencia.
Y pasar por alto ciertos desafueros.

....Y no gritar. No insultar. No descalificar.
Porque ése es precisamente el pasaporte
para salir huyendo de la situación...
Difícil para todos; ya lo sé.
Pero conste que no es a propósito.

martes, 9 de noviembre de 2010

NECESITO PAZ.- carmen Urbieta.

Me he tomado el día sabático. Por no hacer no he hecho ni la comida, ya que ayer estuvieron aquí comiendo mis hermanas y mi sobrino Javitxu y me sobró para hoy. He dedicado unos instantes únicamente para las obligaciones con la familia; llamarles, quiero decir, y todo éso... A ver cómo van las cosas por los Molinos, para, al colgar, volver a mi situación anterior de lectora impenitente.

¡Qué bien se está a solas con uno mismo y con sus pensamientos!... Estoy temblando solo de pensar que las Navidades están a la vuelta de la esquina... Demasiado varullo... Y todo ¿para qué?...Yo me conformaría con celebrar juntos la Nochebuena y luego... cada mochuelo a su olivo.

Me pone nerviosa la Navidad.

A lo mejor, me ato la manta a la cabeza y me voy con viento fresco a Granada. No sería ninguna tontería. Necesito estar tranquila y sola. Sin hacer nada más que algunos peseos al Centro, al Albaizín o al Mirador de San Nicolás a ver cómo se muere la tarde; languidece y sin tránsito se va iluminando la Alhambra en ese fluir de luces y sombras que le son tan peculiares.

Y subir la cuesta de S. Gregorio habiendo dejado atrás las teterías y bazares de la calle Carretería. Y asomarme al Carmen de la Media Luna, -el más bonito de todos-, y al de S. Francisco, y al de Mª Luisa y al de las Angustias... y recorrer callejas en zig zag que me proporcionan el sosiego deseado, en contraste con un mundo lleno de voces exageradamente altas y de atuendos escogidos para la ocasión, y de cenas pantagruélicas que no obtienen el reposo necesario pero ausente de mi madre, -que no entiendo de dónde saca las fuerzas-, y pasearme evasiva por la Alcaicería, por la plaza de Bib Rambla y por la Puerta de Elvira. Por la Ciudad Universitaria o la calle Navas, con sus barecillos repletos de historia y secretos de tapas numeradas: "un nº 1", vocea el camarero; "una segunda", dice su compañero... y así hasta cinco, a cual más rica; a cual más sabrosa... No todos. Hay que conocerlos...

Y volver a casa ya cenada y acostarme hasta el día siguiente dispuesta a aprovechar el día y sin la resaca de la noche anterior en la que hay que acostarse tarde por decreto. Yo no estoy para éso, sinceramente. Es por mi salud. Y no voy a ceder un ápice; me cueste lo que me cueste.

Granada, tierra soñada po mí
Mi cantar se vuelve gitano cuando es para tí...

Tengo añoranza de Granada. Voy a plantearlo a mis hijas. Espero que estén de acuerdo porque me voy a ir igual a pasear por el Darro y el Paseo de los Tristes. A asomarme al Genil y subir hasta Maitena. Quizá pasar algún día por la Alpujarra... O no. O sí. Todo depende...

Y mientras, sosegada, vuelvo a tomar el libre entre mis manos...

lunes, 8 de noviembre de 2010

SALA DE ESTAR.- Carmen Urbieta.

Enciendo un cigarro barato. Clavo mis codos en la mesa. Oprimo el pulsador del mechero. Aspiro la primera bocanada mirando a ninguna parte; sólo pendiente de lo que voy a escribir. Aparto mis manos del teclado. Doy otra calada exactamente igual que la anterior... Mi vista recorre la pila de libros almacenada a mi izquierda. Otra bocanada, y gira a la derecha en busca de los flexos, las carpetas, el reuter...

Seiscientos folios esperan mi novela seiscientas veces escrita... He perdido el guión. Tendré que hacerme otro nuevo. Nueva bocanada, con el cuello erguido y apuntando directamente contra la ventana... Dos tarros de utensilios repletos de bolígrafos, de lápices, de tijeras, de iluminadores... los lápices me los he encontrado en la calle; siempre los cojo; creo que me traen suerte... ésa es mi pequeña superstición... Y sobre un blog de notas el ratón colorao que me hace navegar por entre los entresijos de la ciencia.

Se me ha apagado el cigarro; vuelvo a encenderlo. Hay otra caja más de Cola Cao que no sé qué contiene. Un paquete de clinex, mis tarjetas, unas sogas que servían para sujetar la cama y que creo que voy a tirar, en cuanto acabe...Sujeto el cigarrillo entre mis labios pero se me mete el humo en las pupilas y me hace llorar; se me empañan las gafas... Lo dejo en el pequeño cenicero de cristal. También hay otro de loza granadina, limpio, impoluto, que no quiero manchar... Una regla de colegial con el alfabeto de colores y letras redonditas; preciosa. Una agenda del año 2011 que nunca voy a estrenar... papeles sueltos con anotaciones de gestiones venideras o pendientes... Un tocho de inglés que el día que me lo aprenda creeré que sabré algo... mi agendita con todos los teléfonos y miles de post-it.

Una caja con amplificadores, un inmenso reloj que sí funciona, arrumbado a un extremo de la mesa, y al otro, un jarrón con hortensias azuladas. Una regleta nueva para los enchufes. Encima la sudadera de Ana y un pantalón de deporte... la silla, el ordenador y yo.

Estas son mis cosas cotidianas. Y así me gusta estar. Ellas me arropan, me distraen, me entretienen, me hacen sentirme más acompañada. No me encuentro sola. Quiero estar sola, que es muy diferente.

Voy a tener que comprarme una impresora, pero... ¿dónde la pongo?.

domingo, 7 de noviembre de 2010

SUAVE LA BRISA.- Carmen Urbieta.

Suave la brisa.

El alma henchida.

Sonoro el canto de los gorriones y los tucanes...

No hay por aquí.

¿No?. Entonces ¿qué son esos plumajes?.

Son los de un mirlo... ¿No vés?. No tiene el arcoiris en el pico; ni lo tiene tan grande...

¡Pero canta como si los tuviera!.

Sí; su canto es uno de los más bellos.

Yo me despierto cada mañana con su trino.

Y juro que no hay sonido más hermoso.

Se te olvidan las rejas de tu prisión.

Puedes vestirte apresuradamente e ir a contemplar su canto de bienvenida.

Y tú te contagias de tan buenos presagios.

Y ya allí, enciendes un cigarro y vés cómo aparece el sol entre los bloquess de ladrillos.

E ilumina con su fuerza las fachadas.

Y los gorriones se atolondran con sus pío-pío.

Y los mirlos redoblan su trinar.

Y tú en el centro de la orquesta, con tus vaqueros y tu sudadera.

Y tu eterno cigarro entre los labios.

Respirando, viendo, palpando, oyendo, sintiendo...

Que la vida es corta y hay que aprovecharla.

Que el mar está lejos, pero aún tienes su recuerdo grabado en tus pupilas.

Que el riachuelo hace sólo dos días oíste discurrir entre las piedras.

Y llenaste tu cantimplora con su agua cristalina y fresca.

Que la vida son dos días y hay que aprovecharlos.

Y que no sé a quién; a alguien, tengo que dar las gracias por todo lo que aún tengo.

Sólo sé que si muero ahora moriré feliz.


PAZ.- Carmen Urbieta.

Hoy la mañana se presenta radiante
bajo el eterno susurro de los trigales.
Tal vez mi alma esté empezando a serenarse
y a volar despacito por entre los matorrales.

Agua.
Necesito agua.
Océano turquesa incontenible.
O cascada saliente entre las peñas...

Agua. Tierra. Campo. Árbol.
Naturaleza.

Flor. Cielo. Nubes. Arco Iris.
Sendero que se abre a un camino que cuesta vislumbrar en su grandeza.

Y corro. Y vuelo. Y salto. Y elevo mis extremidades.
Y una tímida ráfaga de viento me acaricia la tez.
Es noviembre. Suave como ninguno.
Es noviembre; delicado y manso... acobardado.

Y me echo en la hierba fresca del rocío de la mañana.
Y cierro los ojos a estímulos externos.
Y percibo el olor a pino de los árboles que acompañan mi camino.
Y oigo el trino de las aves que se mecen a mi alrededor.
E intuyo el curso del riachuelo próximo con su voz cantarina.
Y encuentro el musgo al norte del tronco del eucalipto, y su fragancia...

Y pienso que nada malo puede estar ocurriendo porque hay paz...
Inmensa y gloriosa.

Entre los mechones de mi pelo revolotea una mariposa.
Y un cuervo dá los buenos días con su áspera voz.

Y un Patuco cualquiera chapotea en la poza.
Y su dueño le silva.

Y yo sigo allí tumbada absorviendo sonidos.
Respirando.
Con los brazos en cruz.
Con las piernas abiertas, en aspa.
Y hay paz.
Y nada malo puede estar ocurriendo allá afuera.
Porque hay paz.
Sólo paz.
Mucha paz...

¿Para qué lo demás?.

sábado, 6 de noviembre de 2010

AMOR A LOS 50... Y TANTOS.- Carmen Urbieta.

No estoy ilusionada, ni intranquila, ni nerviosa, ni exaltada, ni mi mente vuela rauda por los acantilados... digamos que no estoy enamorada de quien me ha estado cortejando a mis cincuenta y tantos...

Todo ha empezado con una llamada; es decir, con varias llamadas, (según él más de veinte). Al parecer estaba preocupado por lo acontecido este verano.

Es un buen hombre; todo hay que decirlo; serio, formal y viudo desde hace 6 años. Y precisamente de éso se trata: necesita una yegüa. Y ésa soy yo. Ha puesto sus ojos en mí, sin saber que yo estoy atravesando un momento de quietud; que no necesito ni solicito requiebro alguno.

Puede que por no andar buscando nada las cosas llegan hasta mí como un regalo. ¿A quién no le gusta oir antes de llegar a casa y enfrentarte con tu propia soledad ansiada, que alguien le diga: "tienes unos ojos que relumbran como dos luceros"?.

Y luego: ¿te espera alguien en casa?... Sí, mis escritos... Déjalos para un ratito más tarde, te invito a un pub... No; que me entra el sueño y ya no hago nada...

Y así sucesivamente ese jegueteo no tan inocente de adolescente, para terminar diciendo: escribe; escribe eso de los ojitos que te he dicho y lo de que tienes la boca más bonita del universo...

He sentido tristeza por Pablo. Me ha acompañado hasta el portal: "No puedes subir; lo siento". ¿Y cuándo nos vemos?; ¿mañana?. .. No; no voy a estar. Bueno pues llámame; pero llámame... Le he dado un beso en la mejilla y he cerrado la puerta. Desde fuera todavía decía: "creía que ibas a estar desmejorada después de lo de este verano y estás todavía más guapa". Me he dado la vuelta y he subido los cinco peldaños con la sensación agridulce de haber perdido un amigo.

jueves, 4 de noviembre de 2010

NO SÉ POR DÓNDE EMPEZAR. Carmen Urbieta.

Hace unas horas, con las manos llenas de barro, intentando hacer una jarra que no sé si podrá llevar ese nombre, aunque puede que sea lo que más se aproxime... ensimismada en mi nueva andadura de ceramista aficionada que consigue, si no tallar, al menos relajarse durante un par de horas... recordaba...Recordaba este cuaderno de notas y sentía que algo debería escribir porque la técnica es similar: si no terminas tu trabajo con el barro, éste se seca y tienes que volver a empezar. Si no mantienes despierta la llama de la escritura, ésta se te encrista y las musas dejan de acudir. Alguien me decía: para escribir, tienen que venirte las musas. Y yo le contestaba: más vale que te pillen trabajando.

Eso no quiere decir que no puedas tener una idea luminosa y cojas raudo papel y lápiz para no olvidar el contenido de tu pensamiento subrealista, estrambótico, plástico, material, soez, dulce... de la manera y en la forma en que te venga en ese preciso precioso instante. Pero lo que viene a continuación es trabajar, trabajar y trabajar sobre el lenguaje, sobre los fonemas y los morfemas y las estructuras en las que debe caber siempre un contenido. Algo que se emite y que alguien recibe como propio.

Y no sé por dónde empezar. Me he pasado todo el mes de octubre en la innopia cibernética, es decir; en otra ciudad y sin ordenador. Aunque parezca mentira, para ir al locutorio más próximo tenía que coger 2 autobuses y luego caminar hasta la zona de la Facultad de Ciencias. Así que decidí desistir de tamaña singladura y me fui religiosamente con una prima todas las mañanas a la playa de Salobreña, a pillar bronce. Unas pequeñas vacaciones para las teclas de mi amigo Luis (mi portátil, desde donde escribo), y para mí también; por qué no decirlo.

Ya en Madrid, he visto desfilar a los Santos, a los Difuntos... he programado aproximadamente el frío invierno con cursos de cerámica, inglés y ritmos caribeños, para que no falte de nada, y lo siguiente que he pensado es en darle un empujoncito al cuaderno y a la novela, que ella me ocupa más tiempo, dada la envergadura. A ver qué tal sale. A ver cómo salimos de ésta.

Bueno, y por hoy nada más. Sólo algo intrascendente. Agarraros los machos que vuelvo en serio.
Un besote para todos.