Llueve.
Sigue lloviendo, acorde, impenitentemente...
Gotas caídas del cielo plomizo, suaves...
acordes... impenitentes.
Creía haber sepultado la ternura
bajo los rayos del sol.
Y ésta sale a mi encuentro nuevamente
manchando mis cristales...
Descorro el lienzo de mis nostalgias
y veo las rosas florecer bajo la tierra mojada.
Es el momento de los recuentos.
El haz y el envés de la ocre hoja del arce.
La sonrisa aflora.
Viene con la brisa dulce de un día de noviembre.
La mar esparce inpetuosa su espuma por la bahía.
El olor a salitre encharca tu piel y tu pelo.
Reflejo de tí mismo,
te pones presuroso los vaqueros
y corres al encuentro de las olas,
bajo la árida luz de la mañana.
Llueve.
Tus verdes botas de goma ya están preparadas.
El anorak blanco con capucha espera ser descolgado de la percha.
Y mientras, llueve...
aunque aquí dentro todo sigue igual...
que cuando no llueve.
Pero llueve, llueve, llueve...
con suavidad acorde, impenitente...
caritativa casi. Llueve y llueve
y desciendo los peldaños para sentir
la frescura del agua sobre mi cuerpo...
sobre mi alma...
sobre mi vida...
sobre mi nostalgia.
Bienvenido al Blog de Carmen Urbieta
Por último añadir que soy miembro de ODEM (Organización para los Derechos de los Enfermos Mentales), colectivo éste que despierta en mí un alto grado de sensibilización.
Quisiera desde estas páginas pedir vuestro apoyo, colaboración, comentarios y la mayor difusión posible, a fin de mejorar muchos aspectos. Todo ello lo iréis viendo en mis escritos.
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