Bienvenido al Blog de Carmen Urbieta




Soy Licenciada en Ciencias de la Información. Me gusta la poesía y la narrativa poética. He publicado artículos en revistas y periódicos desde 1989, he escrito 4 novelas, algún que otro cuento, ensayos y relatos cortos. Actualmente estoy trabajando sobre mi 5ª novela. Asimismo colaboro con Radio AFAEMO, en Madrid y con Emisoras ASEMFA en Andalucía. Publico también artículos para la Revista mensual Espacio Humano.

Por último añadir que soy miembro de ODEM (Organización para los Derechos de los Enfermos Mentales), colectivo éste que despierta en mí un alto grado de sensibilización.

Quisiera desde estas páginas pedir vuestro apoyo, colaboración, comentarios y la mayor difusión posible, a fin de mejorar muchos aspectos. Todo ello lo iréis viendo en mis escritos.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

ERRORES.- Carmen Urbieta.

Nuestro yo interior es como un intestino lleno de desechos orgánicos; como una copa de vino al que no le cabe más líquido, ni por supuesto más sólido... Estos desechos nos mantienen el estómago ocupado dificultando la saludable digestión. Son el resquemor, la pereza, la altanería, la soberbia, el orgullo, la arrogancia, el rencor... pero también lo constituyen los hechos negativos que nos han ido sucediendo en la vida y que no hemos sabido digerir.

Con el paso de los años, todos estos excrementos que se acumulan en nuestro yo interior y que van haciendo que enfermemos, -pues los alimentos se pudren dentro de nuestro ser-, son liberados por una corriente de agua cristalina que los empuja y limpia, a base de lecturas y de contemplación.

Y esta corriente cristalina de agua, limpia la copa rebosante de horrores. Y es aquí donde se produce el milagro porque, al ser expulsados, como el compost germinan, haciendo crecer vida en lugares hasta entonces áridos.

A esta agua enriquecedora y cristalina podemos denominarla Paz y Amor Universal. Pero no os olvidéis; sólo con mucho trabajo se conseguirá que mane la Verdad.

Y, sobre todo, sed comprensivos con nosotros mismos; porque no tenemos un libro de instrucciones. A este respecto hay un cuento ilustrativo:

Iban Pedro y Juan por un camino y Pedro le pregunta si se puede quedar con él. Juan le dice que sí; Pedro contesta: consúltaselo a Dios, tengo muchos pecados.

Juan, a instancias de su amigo realiza la pregunta al Todopoderoso y al cabo, le dice a Pedro: sí; puedes quedarte conmigo.

..."Pero si tengo muchos pecados; ¿qué te ha dicho Dios?".

"Me ha dicho que no se acuerda de ninguno".

¿Es posible que los únicos que nos acordemos
de nuestras faltas,
seamos nosotros mismos?

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