Bienvenido al Blog de Carmen Urbieta




Soy Licenciada en Ciencias de la Información. Me gusta la poesía y la narrativa poética. He publicado artículos en revistas y periódicos desde 1989, he escrito 4 novelas, algún que otro cuento, ensayos y relatos cortos. Actualmente estoy trabajando sobre mi 5ª novela. Asimismo colaboro con Radio AFAEMO, en Madrid y con Emisoras ASEMFA en Andalucía. Publico también artículos para la Revista mensual Espacio Humano.

Por último añadir que soy miembro de ODEM (Organización para los Derechos de los Enfermos Mentales), colectivo éste que despierta en mí un alto grado de sensibilización.

Quisiera desde estas páginas pedir vuestro apoyo, colaboración, comentarios y la mayor difusión posible, a fin de mejorar muchos aspectos. Todo ello lo iréis viendo en mis escritos.

jueves, 25 de mayo de 2017

El epitafio.


El epitafio.
Que quisiera tener escrito en rafio.

Fue una persona.
Cariñosa y sensata desde la cuna.

Pero no existe.
Nadie que me rubrique lo que dijiste.

Marcado a hierro.
Que si yo te maltrato desde el destierro.

Ser inocente.
Mentira salpicada hacia la frente.

Punto de encuentro.
Y mi amor se marchita con el deshielo.

Mañana llueve.



Mañana llueve.
El futuro es incierto sobre mi almohada.
Llegan ecos de luchas muy trasnochadas.

Voy escribiendo.
Luces de amaneceres blandos y tiernos.

Vuelve a mi lado.
Enterremos las hachas. No pelearnos.

Si yo pudiera.
Transformar esta guerra en primavera.

jueves, 18 de mayo de 2017

Que mi madre es gitana.



Rizos dorados, blancos, viste mi niña.
Bordadillos violetas allá en el prado.
Corre a la orilla.
Que el viento señorea junto a mi barco.

Olas gigantes.
Despertares atónitos cubriendo chales.

Márchate pronto.
Que mi madre se ha ido con sus retoños.

Vuelve a la orilla.
Que mi madre es gitana y lleva hebilla.
Cosida con cien hilos; salta a la vista.

Flamencos otoñales allá en Doñana.
La primavera alumbra junto a mi hermana.
Roca que rueda.
Sísifo transhumante, castigo, piedra.



Corre a mi orilla.



La golondrina vuela con una gota en el pico.
Tras ella, en la avenida, brinca mi niño.
Juega a la rueda rueda, rueda rodando.
Caracolas de trigo se van formando.

Espliegos y jazmines jalonan pronto.
Por el serpenteante camino corto.
Azucenas, geranios, laurel, violetas.
Y una nana cantada pá que la entiendas.

Busca niña el rincón.
Que después de la azada viene el pilón.

No insistas siempre.
Que las flores del huerto visten de verde.

Amarillos y rojos por la avenida.
Lilas, naranjas, fucsias, dan bienvenida.
A los atardeceres sintetizados.
En paleta pasteles y satinados.

Corre a mi orilla.
Que la tuya está llena de gente pilla.

Berenjena morada.



Berenjena morada, fruto carnoso y tierno.
Nabo blanco, compacto, que hay en mi huerto.
Remolacha silvestre de rojas carnes.
Lechuga entreverada, dulce y sonriente.

Mira el tomate a la luna, redondo y ágil.
El aguacate estrena su nuevo traje.
Voy a enterrar el hueso junto a la linde.
Para que crezcan hojas, retoño triste.

Sacaré un cucharón de mantillo y un pico chico.
Regaré con agua de la lluvia de la noche pasada.
Conspiraré con cielos futuras claridades.
Construiré mi vergel con las manos brillantes.

La regadera.
Va y viene y se esconde junto a las fresas.

Te vendrás a mi fiesta.



Volando va el mirlo negro con pico naranja.
Volando va el jilguero con sus largas galas.
La cigüeña planea camino de la torre.
El ruiseñor despierta ecos de mis amores.

La luz, engrandecida; nueve de la mañana.
Ya ha despertao mi niño. Gritos al alba.
Sueña con querubines muy alocados.
Desechos de virtud. El torso alado.

Mira esta linda rosa que ha florecido.
La sombra de la madre relampaguea.
Yo estoy aquí pendiente, templando el hilo.
De los acantilados, locos de veras.

Te vendrás a mi fiesta, niña, temprano.
Yo te estoy esperando tras los bananos.
Tras los bananos, niña, tras los bananos.
Te vendrás a mi fiesta, niña, temprano.

miércoles, 17 de mayo de 2017

Amigo. Padre.



Amigo.
Padre.
Buen corazón.
Amigo.
Padre.
Buena impresión.

Ejemplo vivo de lo que debo.
Testigo mudo de mis anhelos.

Canción con música que oigo entre sueños.
Domingo a la mañana; sus ojos tiernos.

Suave el momento.
Bossa Nova enunciada.
Ritmos al viento.

Sonrisa en boca.
Sonrosadas mejillas.
Rojo en los labios.
Y una luz mañanera sin despilfarros.

Mi dulce padre.



Mi dulce padre.
Salió corriendo.
Cuando le hablaron.
Lo de mi pierna.

Ya no podría ir de campamento a las Dehesas.
De Cercedilla.
Un yeso inmoviliza la pierna izquierda.
Y sus heridas.

Montó en el coche, mi madre al lado.
Txema en la calle, tomando helado.
Él no quiso montarse, y nos marchamos.
Prestos al hospital. Para allá vamos.

Mi dulce padre salió corriendo.
Yo voy con él. No me entretengo.

Amarilleaba el alba.



Amarilleaba el alba.
Clareaba la aurora.
Se encendían las luces de la noche.
La luz salía en racimos transparentes.

Se adueñaba del ocaso.
Traspasaba puertas y ventanas.
Se colaba entre las rendijas inhóspitas.
De un haz de claridad temprana.

Papá dormía plácido.
En el bello claroscuro.
Decía: yo seré el próximo.
En alcanzar el día.

Reinaba la paz equidistante.
La armonía iba repartiendo flores.
La quimera entre trotes despuntaba.
Al final de la noche.

martes, 16 de mayo de 2017

Vuelve.



Con todo el orgullo.
Pero sin orgullo.
Tragando las lágrimas.
¡Último festín!
Mirando sus venas aún azuladas.
Despejando el vuelo del atardecer.

Comíamos las uvas rojas y violetas.
Entre la calima de mi juventud.
Que nadie separe lo que Dios ha unido.
Salvo si te hacen vida cresa en tu nido.
Vuelva la luz.

Y vuelve tú, padre; te necesito.
I nice you, padre, castillo errante.
Vuelve a nosotros. ¡Resucita!
Regresa pronto. Cuento contigo.
Mi amor profundo llama implorante.


Te cantaba canciones.



Te cantaba canciones de Roberto Carlos.
Mi querido, mi viejo... ahora lo echo de menos.
Cuando llamo a Papis sólo se pone ella.
A papá algo inconsistente le ha apagado la luz.

O quizá ve demasiado.
Tanto que se deslumbran.
Y no alcanzan a ver algo tan pequeñito...
... como yo.

Papá dirige mis dedos.
Hacia tiernos compromisos.
Primero: Te querré siempre.
Segundo: Ellos lo mismo.


Agur Jaunak.



Lloramos intermitentemente.
Como la lluvia tras la ventana.
Agua de mayo, bendita y pura.
Con la que recibiste sepultura.

No está. -me digo-, se ha esfumado.
Y se ha ido desnudo como el día que nació.
La madre, siempre ocupada.
En rondarle todo bien.
...Sobre la piel.

Abuelita.
Mamá.
Nines.
Venid acá.
Que ha cerrado los ojos Lorenzo.
Es su final.

Adiós papá
Jaunak agur.
Agur terdí.

sábado, 13 de mayo de 2017

Preguntaba.



Preguntaba al océano por las olas de la bahía.
Y no sabía nada. Le pillaban muy lejos.
Lejos de la costa. Ingrata travesía.
Salpicada de corales rojos y azules.

Preguntaba al arroyo si había visto al río.
Sí. Por allí bajaba entre los grandes riscos.
Descolgando frenético su lengua de cascada.
Mientras el sol acecha tras esa madrugada.

Preguntaba al caballo si había visto al ponnye.
Creo que salió hace rato con uno de mis niños.
Pero no estoy seguro porque he estado ocupado.
En desfiles marciales, cabalgar inusitado.

Preguntaba a la Virgen si había visto a mi padre.
¡Claro! Lo vi entrando por las puertas del cielo.
Cruzando el Gran Arco de personas humildes.
Hacia sus aposentos, con toda su familia...

Preguntaba a mi abuela si había  visto a su hijo.
Si; lo tengo a mi lado, la cintura fruncida.
En todo alrededor. Gratas verdades.
Hombre justo hasta el fin. Humilde y tierno...

Preguntaba al azar si alguien lo había visto.
Y el azar respondía con prisa inusitada.
Sí. Lo he visto prendido de la cuerda de un globo.
No sabe que más alto ya no puede subir.

Preguntaba al silencio y éste me recordaba.
Que se marchó tranquilo. Sin aspavientos.
Pregunté al viento por si lo vio pasar.
Y el silencio, callado me dijo la verdad.

Preguntaba a mi alma si podré reencontrarme.
Con tan hermoso ser. Si yo podré escucharle.
Las cosas que decía. Abierto el Diccionario.
Y en el cielo presente con mis antepasados.

Y mi alma, afirmativa, soltó un sí acelerado.
Los crines del caballo ya se han despeinado.
Al galope traspasa los ángeles de luz.
Porque te has marchado. Te nos has ido tú.


jueves, 11 de mayo de 2017

Y por fin salió el sol.



Alegraos hermanos, él ya ha nacido.
A una nueva dimensión donde todo lo vé.
Todo lo oye, e incluso todo lo aprehende.
Como en sus mejores tiempos, él está allí.

Percibid el horizonte de una noche estrellada.
La luna llena incorpora sus acordes de amor.
Las estrellas tililan al compás del aire.
Llueve. Y la inmensa lluvia es como un dolor.

Caravanas de musgo. Volvimos a vernos una noche.
La misma mirada, la misma pasión.
Los mismos ojos bellos donde prima el silencio.
Ojos de océano que desean rechistar.

Bailando vuelve por los caminos.
Enjuto el gesto; hombre de bien.
Yo quisiera darte mi vida.
Parte de ella de la que me siento orgullosa.
Despojada de errores innombrables.

Y por fin salió el sol. Imperturbable.
Orondo y naranja; estimulante.
Vamos al cielo a  a encontrarnos con él.
Ya sólo siento el placer de saberle vivo.
Aquí... junto a mí.

miércoles, 10 de mayo de 2017

Una farola eterna.


Es un cabalo realmente precioso.
Sus crines pelirrojas brillan al sol.
El lomo terciopelo anega el ojo.
De cuantos, en presente, bailan al son.

¿Cuántos delirios deben pasar?
Para que me conjugues el verbo amar..
...Como él sabía.
Sale del alma bella la mi poesía.

Luz en el cruce.
Una farola eterna.
Tu boca aduce.
Cogeremos tesoros,
se reproducen..

La niña llora.
Ha perdido a su padre
tras la farola.
Luna creciente.
El organillo canta
a la noche ausente.

Y yo en camino.
De recoger tu cuerpo
con dos testigos.
Luna lunera.
Hoy colmados de panes,
mañana en guerra.

Cariño arrabalero.



Cariño arrabalero, creciente e inocente.
Perturbadas las flores que te dan compasión.
Castillos en la arena donde nada pretende.
Más que el volver a verle a través de visión.

Nacidos hermanados, nuestra vida es la tuya.
Ángel que no ha caído sediento de amor.
Valiente, tierno, bello. Cabello relumbrante.
Y una pequeña huella de superior postín.

Nadas entre tus tierras. No autorizas traiciones.
Juntos los corazones que pronto van a amar.
Sedientos de justicia sus labios relampaguean.
Odas de peregrinos sin saya y con puñal.

Tango. Mi tierra hermosa. Tango. Tu linda rosa.
Tango; camino y vida que nunca ha de tornar.
Tango príncipe inmenso. Camino nunca hollado.
Donde los ciudadanos pronto recordarán.

A este hombre extraordinario que ha dejado este mundo.
Tumbas judías donde no casa tu osamenta.
Queríamos traerle, impávido el semblante.
Y el cuerpo dolorido y con olor a tierra.

Te has revolcado.
En la lucha ganaste.
Un lugar hacia el cielo.
Jesús te lo entregó.
A tí siempre, papá.
Siempre tú.
Siempre así. Siempre, papá.

martes, 2 de mayo de 2017

¿Dónde?



Martes.
Fiesta.
Dos de mayo.
Día de la Comunidad de Madrid.
Y tú no estás ya entre nosotros.

Martes.
Lloro.
Dos de mayo.
Otro día más sin verte.
Tristeza sin fin.
Desamparo.

¿Dónde?, ¿dónde vas?
¿Dónde estás?
Sabemos que muy cerquita de Adita.
Muy cerquita también de nosotros.
Notamos tu alma próxima.
Allá en el valle.

Martes.
Fiesta.
Lágrimas suaves.
Tanto como tú.
Papá.
Siempre.
Nuestro.

lunes, 1 de mayo de 2017

Como vuelan las aves.



Como vuelan las aves a encontrarse con los cirros.
Nubes algodonosas que rebosan agua de abril.
Como nadan los peces en aguas cristalinas.
Tú nos dejaste una preciosa tarde de primavera.
Clara. Tan clara como tú.

Como caminan los elefantes hacia su tumba.
Como se aparta el macho herido de la manada.
Como el león va a encontrarse con su árbol.
Así llegaste tú al encuentro de tu amada.
Clara. Tan clara como tú.

Como los niños se te acercaban, felices.
Como tú les contestabas con amor.
Como tus hijos te profesaban ese cariño inmenso.
Así vimos tu luz, tan ardiente y vibrante.
Clara. Tan clara como tú.


Sin hacer ruido.



Serían más o menos las ocho de la tarde.
Sentado en su sofá ve pasar las horas.
Aún tiene que romper un sinfín de papelitos.
Que cuidadosamente deposita en una bolsa de plástico transparente.

Y no. No es cierto.
Ya no está sentado en su sofá viendo pasar las horas.
El carrillón dice que ya son las ocho y cuarto.
Ya nadie rompe un sinfín de papelitos.
Que cuidadosamente van a parar a una bolsa de plástico transparente.

Quisiera que retrocedieran los días y las horas.
Que el gran reloj del salón dejara de funcionar.
Quisiera un punto y seguido y no logro concretarlo.
El ordenador solamente responde al punto y aparte.

Sin hacer ruido.
Como él nos dejó.
Sin hacer ruido.
Despedida hermosa.
Sonrisa en la boca.
Sin hacer ruido.

Y yo no sé proseguir.
Se me  queda pequeño el vocabulario.
¿Cómo poder explicar?...
Todo cuanto nos ha enseñado.
¿De qué modo plasmar?
Como si de un óleo se tratara.
Todas las perlas que nos regaló con su sabiduría.
Su prudencia. Su sentido de la justicia.
Y su tremenda, humana, honestidad.

Como un río que corre hacia el océano.
Así él nos dejó.
Sin hacer ruido.