Bienvenido al Blog de Carmen Urbieta




Soy Licenciada en Ciencias de la Información. Me gusta la poesía y la narrativa poética. He publicado artículos en revistas y periódicos desde 1989, he escrito 4 novelas, algún que otro cuento, ensayos y relatos cortos. Actualmente estoy trabajando sobre mi 5ª novela. Asimismo colaboro con Radio AFAEMO, en Madrid y con Emisoras ASEMFA en Andalucía. Publico también artículos para la Revista mensual Espacio Humano.

Por último añadir que soy miembro de ODEM (Organización para los Derechos de los Enfermos Mentales), colectivo éste que despierta en mí un alto grado de sensibilización.

Quisiera desde estas páginas pedir vuestro apoyo, colaboración, comentarios y la mayor difusión posible, a fin de mejorar muchos aspectos. Todo ello lo iréis viendo en mis escritos.

jueves, 30 de abril de 2020

SEIS AÑOS.



Desdoblabas la esquina de mi calle.
Airosa andabas por el horizonte.
Recorrías los caminos del valle.
Y leías un libro de un tal Comte.

Analizabas mi caligrafía.
Curiosa y digna alzabas la cabeza.
Acercamiento tierno y con presteza.
Querías tomarme una fotografía...

Que guardar en tu retina, sosegada.
Seis años mayor ambas.
Desperdicio de noches y jornadas.
En que la muerte, triste, rastreaba.

Cansada de tenerte en mis anhelos.
Abrí la caja.
Un tesoro me esperaba: dos cielos.
Y una mañana.

PASITO A PASO.



Te resbalas desde mi tobogán.
Vas cayendo hacia el bien, hacia el mal.
Tu acento me trae los sabores del mar.
Y tu alegría me hace suspirar.

Dulce amor mío, te recorro al pasar.
Ven a mi, cierto, yo quiero caminar.
La extensión de tu cuerpo, para luego soñar.
Que habrá un mañana que invite a despertar.

Pasito a paso, me indicas, suavidad.
Calores dulces que me hacen mendigar.
Tiernas palabras que tu me sabes dar.
Amaneceres de espliego y libertad.

Pasito a paso, y mi voz se confunde.
Con las leyendas y con la muchedumbre.
Dulce presencia, de nuevo, ante el altar.
Camino largo de hinojo, sol y paz.

miércoles, 29 de abril de 2020

DESCANSA.



Descansa.
Tienes miedo.
Miedo y pudor.
Descansa.
Voy por el cielo.
A darte amor.

No me saques de tu vida.
No lo pretendas.
Soy torpe, y necesito tu silla.
Descansar en tu alma sin prebendas.

DICHOS ANTIGUOS.



Dichos antiguos.
Quiero estar a tu lado.
Estar contiguos.
Como el Pegaso alado.
Planea sobre tu frente, desbordada.
Tu frente inmaculada.

AL OTRO LADO DEL AURICULAR.



Llama si quieres, que yo estaré esperando.
A que pulses los nueve dígitos.
Nerviosa y arreglada. Comunicando.
Perverso lenguaje de sonidos híbridos.

Suena la música de mi teléfono.
Eres tú. Que te asomas a mi mundo.
Vienes a mí, infrecuente vagabundo.
Con tu dulce sonrisa, dibujada.

Caricias de algodón llevan las ondas.
Corazón dibujado de nostalgias.
Caricias de algodón suena el silencio.
Al otro lado del auricular.

¿Por qué esperar?

CONTAREMOS LAS NOTAS.



Música que efervescente.
Bebía a raudales, inocente.
En mi alma otrora adolescente.
En mi cantar absurdo e infrecuente.

Cabía el amor.
Cabían mis amigos y familia.
Cabía el dolor.
Y cabía Sevilla.

Contaremos las notas una a una.
Bailaremos al son de los verdiales.
Recompondremos versos con la tuna.
Derrocharemos sentires a raudales.

Y un gran amor se asoma en lontananza.
Al calor del crepúsculo otorgado.
Frecuencia histérica de mis noches de danza.
Cuando la primavera ya ha llegado.

YA NO LLORAN LOS SAUCES.



Coqueta y arreglada, salías a la calle.
Cogías el coche, te dirigías al valle.
A respirar bocanadas de aire.
Con el vestido nuevo y una flor en el talle.

Lindo primor ausente de mis besos.
Que te mando a raudales.
Conectaremos pronto nuestros sueños.
A través de los sauces.

Ya no lloran los sauces de mi parque.
Los eucaliptos echan hojas moradas.
Ya no lloran, pues tienen un porqué.
Lo terrible se ha convertido en nada.

Ya nada me estremece, estás aquí.
Bailando al son de mi buena nueva.
Ya nada me estremece porque así.
Te tengo a mi ladito en el teclado.
Será ese mi legado...
Por tenerte conmigo, aquí, a mi lado.

CON TRES ROSAS Y UN TE QUIERO.



Candor gitano.
Hierve el puchero en la chimenea.
Como mi hermano.
Ricardo llega por la vereda.

Lleva una paja en la boca.
Lleva una vara en la mano.
Lleva una pena en el alma.
Lleva un cuchillo tejano.

Y con un poema en sus labios.
Al padre que le engendró.
Viene de enterrar al viejo.
Viene de darle su amor...

Con tres rosas y un te quiero.

FERIA DE ABRIL.



Saboreabas las fresas con limón de primavera.
Paladeabas, inquieta su dulce fruta.
Desandabas caminos, querías ser la primera.
En llegar a mi olivo, en llegar a mi ruta.

Jardín abandonado. Las ramas crecen.
Y la pequeña hortensia ya reverdece.
Por caminos inhóspitos tu me has seguido.
Por tenerme a tu lado. Siempre contigo.

Bulerías de fiesta; de alegres bailes.
Fui a buscar a mi niña por todas partes.
Y la música suena, encendida en la noche.
Y el tacón de mi ángel baja del coche.

Y presto se apresura con la primera.
Y hace rimas, requiebros, con voz certera.
La segunda ha venido, las sevillanas.
Sientan bien a mi niña, su nombre es Ana.

La tercera taconea, súbito el paso.
Y el marido le agarra cintura abajo.
La cuarta es un portento, brazos al viento.
Requiebros y redobles a ritmo lento.

Feria de Abril.
Farolillos.



VIRGEN.



Naciste virgen y virgen continúas.
En amoroso lazo con tu amante.
Nido de amor en que nada perturba.
La sigilosa línea de la curva.

Renglones que endereza, embalasada.
La maternal figura de mi hija.
Simientes de amor que, postergada.
Enciende en la mañana la ventisca.

Virgen naciste y continúas virgen.
En apartado son abandonado.
Vendrás a verme. Ocultarás tu origen.
De siembra fértil, terreno abonado.

Planeará la cigüeña hasta la torre.
Batiendo con dos alas su presencia.
Responderá el halcón que, desde el norte.
Revolotea ardiente en tus esencias.

QUERÍA DARTE LA LUNA.



Quería darte la luna y ofrecerte.
La tenue luz que emite en su regazo.
Como el niño que meces en tus brazos.
De corazón caliente; tan turgente...

Forma de amar.
Y yo consciente.
Sin respirar. Aletargado.
Quiero brazos abiertos, porque cuando...
Pendiente de llegar, hacia tu mente.
Mi corazón se halla desbordado.
De un tierno caminar. Inusitado.


CORONAVIRUS.



Tenías miedo a que me pasara algo.
Coronavirus.
Persona de riesgo a causa del epoc.
En el olvido.

Te piensas que me va a pasar alguna cosa.
Algo nefasto.
Doy por buenas las cosas que me nombras.
Desde tu enfado.

He salido una vez y tú lo sabes.
Mariposa alada.
Mil prudencias bordeando mi camino.
Y una biznaga.

No sufras, niña, que aquí estoy confinada.
Dentro de casa.
Espero un tiempo mejor en que la mar salada.
Regrese mansa.

Luceritos de luces encendidas.
Tiernas palabras.
Sufres por mí; yo reviso a escondidas.
Tus olas bravas.

Palabras de amor...
¡Cuánto candor!


VUELO RASANTE.



Caligrafía valiente y remilgada.
Canción al viento.
Exprésate, pues tienes ocultada.
Tu alma en movimiento.

Aparatosas aves que levantan.
Vuelo rasante.
Ven a mi lado, que el tiempo avanza.
Desde este instante.

Las horas del reloj ya se pronuncian.
En sones ciertos.
Vente niña a mi lado, que oportuna.
Entonarás tu canción del momento.
¡Canción al viento!

PIDO PROFUNDO.



Y volverás a ser mi firmamento.
De una noche estrellada.
Y te tendré siempre en mi pensamiento.
Aunque no digas nada.

Se marcharán huyendo los lamentos.
De las noches sin fin.
Y triunfará la risa, que al momento.
Hace que el día amanezca para tí.

Bosques de hayedos.
Pinar rotundo.
Encinar enmarcado en mi postal.
Pido profundo.
Que a mi niña le libre todo mal.


VENTE CONMIGO.



Jarrón repleto de rosas blancas.
Dulce esperanza.
Secaré su perfume inusitado.
Siempre a tu lado.

Rocío que matiza con su manto.
Escarcha que, dispersa, cubre las flores.
Estrofas que desgrano con tu canto.
Colección de quereres y de amores.

Vente pronto a la eterna luz del día.
Vente conmigo.
Que yo estoy esperando a que, vencida.
Regreses pronto al nido.


PERFUMES DE JAZMÍN.




Perfumes de jazmín en mi almohada.
Azahares dispersos en mi canción, que un día.
Supiste componer en letanía.
De do, re, mi, fa, sol, en procesión alada.

Versos de amor, aún no pronunciados.
Tierna canción, sonora, que enloquece.
Dulces recuerdos apenas atisbados.
Y un corazón que herido, crece y crece.

Campesinos del campo alborozados.
Que con la azada limpian de amarguras.
La tierra fértil, prodigio de venturas.
Y simientes de amor aletargado.

Vente pronto a sembrar, mi niña hermosa.
Ven siempre, siempre, con tu delantal.
Sembrarás en la tierra alcachofas.
Y en el cielo tus cantos de cristal.

Corre niña a la fuente del olvido.
Tal vez despertarás.
Del sueño amargo que decretó Cupido.
Tras el cristal.

VAIVÉN.



Vaivén de ondas sonoras, en la playa, una tarde.
Que rompen y se estallan en la orilla.
Lamen la arena caliente y seca, fría.
Olas que mueren, exhaustas; el sol arde.

El sol arde en lo alto del cielo una mañana.
La luna, oculta, gobierna las mareas.
Yo te daré mi amor, amor, si no me engañas.
Porque el hecho de amarte, amor, me frena.

Yo construiré un castillo con arena mojada.
Agua salada del océano ignoto.
Ven a buscarme, amor, que yo te noto.
Ausencias de olvido en tu almohada.

ASOMADA AL BALCÓN.



Asomada al balcón, veía pasar las horas.
En que su corazón, exhultante, advirtiera.
Un haz de luz presente, en la noche, tan bella.
Amanecía el día, bordeando las miserias.

Valiente corazón que no te has ofuscado.
Con las noches de invierno, frías y vespertinas.
En tu razón sonora busco siempre, a mi lado.
La sinrazón de un verso, que oculto, peregrinas.

Quieres andar las odas. Despertar al vacío.
Quieres sentir tu mano rozando mis entrañas.
Quieres saber apócrifo, rufián, y ya te extrañas.
Que las mañanas vengan cargadas de rocío.

Dulce muchacha tierna, peregrina, en la noche.
Dulce besar de un niño que en el vientre, tú acoges.
Dulce sentir de un verso para tí pronunciado.
Para decirte pronto que yo estaré a tu lado.

martes, 28 de abril de 2020

CORAZÓN INVISIBLE.



Acechando cual león enjaulado.
Las miradas y los movimientos.
Siento que te vendrás del otro lado.
Hasta la comisura de mis labios.

Giro la mesa e intuyo que al momento.
Tú mirarás, despacio, a mi pasado.
No estuve allí. Y ahora veo cierto.
Que cupido nos pasó de largo.

Corazón invisible cuyos latidos.
Siento en mi alma.
Retroceden al roce de tu mano.
Junto a mi almohada.

Gentil mujer de ojos de aceituna.
Verdes y claros.
En mis sueños postula la ternura.
Cantando un fado.

Un fado de nostalgias pertrechado.
Melancolía.
Que desde el suelo va subiendo al techado.
Fotografía.



RETRATO.



Soy bastante más vieja.
Que tu retrato.
Dieciocho años cumplidos.
Del otro lado.

Todos los días lo miro.
Con tu sonrisa.
Me parece oír un mirlo.
Canta sin prisa.

Y esos ojitos negros.
Chisporrotean.
Inma será su nombre.
Pasen y vean.

Y ese pelo azabache.
Tan peinado y brillante.
Y esa cara de ángel.
Alma pensante...

Y bordeará los riscos.
Desfiladero.
De Pancorbo, yo atisbo.
Lo venidero.

Que va a verles Lorenzo.
Que vendrá con el talgo.
Prepárale el almuerzo.
¡Vamos, dí algo!

Que serena la noche.
Y dulce el gesto.




PESADILLA.



Esta noche tuve una pesadilla.
Y soñé que me ahogaba en mar de llantos.
Altiva, desplegabas tu barquilla.
Del otro lado.

Yo nadaba a babor, pues asustada.
Me ví morir en aguas turbulentas.
Tú giraste a estribor, pues somnolienta.
No escuchabas mi voz acalorada.

La tempestad llegó hasta la bahía.
De un día cualquiera.
Las encrespadas olas me quitan la vida.
A su manera.

No me traigas al mar estos claveles.
No pronuncies palabras sin sentido.
Harto sé yo que en cuestión de quereres.
Me has vencido.

Anoche tuve una horrible pesadilla.

AUSENCIAS.



Tus ausencias me suenan a abandono.
Vestigios de un amor aventurero.
Perdóname si te digo te quiero.
Pues yo, aquí, en el altar, también perdono.

Tus ausencias remueven mis entrañas.
Temor por que no vuelvas otro día.
Dolor por atisbar tierras extrañas.
Ansias para tenerte, aquí, en mi vida.

Con mis sentires voy tejiendo las horas.
Para bordar contigo una mañana.
Para tenerte aquí, donde las olas.
Lleguen a tu bahía postergada.

Ayúdame, mi amor, a conseguirte.
Los mejores tesoros que el océano ha dado.
Por los confines de tu mundo alado.
Y una canción que suena en el gramófono...


lunes, 27 de abril de 2020

ÉSA ES MI CALLE.



Moñigas de vaca. Estiércol de cerdo.
Olor a animal.
Ésa es mi calle.
No la cambio por ninguna.
Huele a naturaleza y a rosales.
A jazmín y a azahar.
Huele a tí. Ahora sí.

Ésa es mi calle.

COMO UNA NOVIA.



Como novia agitada esperaba que dieran las ocho y media.
Era la hora de la videoconferencia.
Como novia agitada pintaba mis ojos.
Y daba un suave color rosa a mis labios.

Como novia agitada no sabía qué decirte.
Tan importante que a tí te estremeciera.
Iba siempre buscando la manera.
En que compongo frases sin llegar a herirte.

Como una novia bella, me presentaba.
Todas las tardes en el visor del móvil.
Sonriente y oronda, queriendo a quien me amaba.
Con la memoria trasnochada, como un fósil.

Oronda y sonriente.
Deseando que el amor eche simiente.




HASTA LA MADRUGÁ.



Volverás a amanecer.
Con un bebé entre tus brazos.
Volverá el atardecer.
Y yo no estoy a tu lado.

Entrará luz a tu cuarto.
Y yo no estoy a tu lado.
Tu niño crece deprisa.
Nunca ha probado mis labios.

Quedaremos en un punto.
En que nos alumbre el sol.
Los mirlos y ruiseñores.
Vienen a decir adiós.

Van tocando con sus trinos.
En perfecto pentragrama.
Unidos van los destinos.
En los que nos encontramos.

Jilguero de mil colores.
Canta una nana a mi bien.
Recordará los olores.
Olvidará los dolores.
Con azúcar y con miel.

Canta, jilguero, bajito.
No vayas a despertar.
A mi niño; despacito.
Canta hasta la madrugá.

YO VIVO EN RUSIA.



Supuestas apariencias, ignotas, en mi mente.
Un rebullir constante de preguntas y anhelos.
La fiebre sube. En mi colchón distante.
Grados en que medir, al punto, paralelos.

Yo vivo en Rusia. Tú en el Caribe.
Yo tengo frío. Tú estás templada.
Yo me atormento, mi alma bulle.
Tu regocijo me exasperaba.

Nubes de abriles grandes y prietas.
Repletas de agua para las siembras.
Soles difusos de madrugada.
Con veinte rayos sobre tu almohada.

Cálido el tiempo de abril preñado.
Sones al viento; la orquesta suena.
Un "la" delante de mi morena.
Y un deseo... siempre a tu lado.

TRÉMULAS HOJAS; TRÉMULAS FLORES.



Trémulas hojas que el viento arranca.
Y deposita sobre el asfalto.
En remolino corazón avanzan.
Hacia la tierra madre, el ancho verbo.

Trémulas flores que, despeinadas.
Pétalos huyen hacia la hacienda.
Compondréis versos a la desesperada.
Como dos gotas de agua, en tu vivienda.

Dulce estampido de soles y de sombras.
Primaveras de ríos desbordados.
Salientes riscos que despacio nombras.
En la sierra de crines cabalgado.

Hazme un hueco en tu manta, que yo quiero.
Subir esta montaña.
En su horno trabaja el alfarero.
En la mañana.


DEL VERBO ARRANCADAS.




Acompasados pasos resurgen de la nada.
Vespertinos trasiegos que me enclavan.
Hacia un lugar. donde el cielo tormentoso.
Pierde su alma.

Inmaculadas albas que, recostada, miras.
En horizonte fiel y fidedigno.
Balanceos de nieblas que auguraban lluvia.
Y un amor infinito.

Persianas levantadas a la luz del día.
Cortinas descorridas y pesadas.
Y tú, en la mesa, haciendo poesías.
Del verbo arrancadas.

Cándido amor, que perdiste el margen.
Del río en que nadaban tus entrañas.
Cándida luz que alumbra tu imagen.
Tan de mañana.




EN ATAÚD DOLIENTE.



Mañana en la mañana iré hacia tus pastos.
Pertrechadas las botas, altas, como tu efigie.
Buscaré los lugares donde hubieras huído.
Sin entender la causa de tanto desatino.

¿Por qué ya no me quieres? De mí te has olvidado.
¿Por qué hundes puñal en mis entrañas?
¿Por qué, inconsciente, me hieres el alma?
¿Por qué ya no te veo subir por el camino?...
... ¡Tanto me extraña!... Lloro mi destino.

Si un cielo azul esta tarde aparece.
El firmamento estrellado en la noche.
Dí que fui yo, que cambiaba los reproches.
Por claridades; el día amanece.

¡Cuánto dolor improductivo siempre!
¡Cuánto amor enterrado bajo tierra!
En ataúd doliente, de repente.
Apareció la imagen de la bella...
... muchacha que perdió a su madre.
Exhausta; quería recordar su imagen.
Y encontró en los infiernos una llave.
Con que abrir las puertas del cielo,
Prometido. Y así saber...
que no te has ido. ¡Vuelve mujer!

domingo, 26 de abril de 2020

CUATRO PATAS.



Lebrel, ven a mi puerta.
Esta mañana.
Corre con saña.
Que la puerta está abierta.
De madrugada.

Galgo veloz.
Ve a husmear a mi madre.
Que yo la estoy buscando.
Corre la voz.
Que la estoy esperando.
P'a darle amor.

Cuatro patas tenía.
Y se ofuscaba.
En llegar el primero.
Hasta la alcoba.

Cuatro patas tenía.
Y ya llegaba.
Quería ser certero.
Y se ofuscaba.

EN EL OLVIDO.



Un mundo de amapolas.
Tejen mi alma.
Rojo encendido.
Corazón en calma.
Y un sinfín de palabras.
En el olvido.


LLÉVAME, JACA.



Llévame, jaca, hasta el puerto.
De la montaña.
Llévame presto; me esperan.
Esta mañana.

Mi madre me está olvidando.
Ya no recuerda mi canto.
Se olvidó de mis facciones.
Llévame pronto a su lado.

Ella llora allí en silencio.
Enjuto el gesto.
Llévame, jaca, despacio.
Le daré un verso...

Con que tejer, haciendo una bufanda.
De veinte estrofas.
Corre, corcel, que el viento nos aguarda.
Tejiendo odas.


DESNUDAS TUS MEJILLAS.



El mar está bravío. Atardece.
Blasones de un amor abandonado.
Mi débil cuerpo por allí ha asomado.
Desde la tempestad mi mundo crece.

Descalzos van tus pies, uno tras otro.
En procesión solemne por la arena.
Desnudas tus mejillas y tu tronco.
Descalzo el cielo, que te muestra ajena.

Conchas y caracolas en un cubo.
Piedrecillas marinas, multiformes.
Dime, muchacha, si en la bahía hubo.
Personas que al viajar están conformes...

De ir a tu lado.
Inusitado el paso...

El sol se oculta, entonces, de soslayo.
Y con la mar rebosa lo infinito.
Las aguas mansas reflejan los rayos.
Últimos rayos de un cielo estremecido.

MUNDO RARO.



Blancas sábanas.
La luna se acercaba a tu ventana.
Cielos rasos.
Abriles de amapolas y claveles.
Mundo raro.
Perpendicular haz de sentimientos.
Lluvia tenue.
Entresijo añorado de quereres.

Silba el viento.
Su canción preferida del momento.
Rompe la ola.
En desiertos preñados de amapola.
Canta el gallo.
Y por fin amanece, allá, en el prado.

Jalonada.
De amores infinitos, tú descalza.
Calle arriba.
Paseando tu figura tan bonita.

Dulce el verso.
Quise tenderte, firme, el universo.



BATALLÓN DE JAZMINES.




Batallón de jazmines y petunias.
En el jardín preñado.
Rosas rojas, lilas y amarillas.
Suelo regado.

Ayer llovía en mi alma.
Y hoy sale el sol.
Caprichos de un abril que, con calma.
Prepara su canción.

Batallón de jazmines y hortensias.
En parterre soñado.
Quiéreme que te quiero en abundancia.
Como un cupido alado.

Ya nunca marcharás a aquellas guerras.
Ya siempre tú quedarás a mi lado.
No necesitas hollar en otras tierras.
Nuestra separación ha terminado.


CANCIÓN POSTRERA.



Corazón que componiendo el verso.
Cadencias miles de nubes de algodón.
Corazón que traspasa el universo.
De angelicales sones, corazón.

Canción postrera resuena en el gramófono.
Atenta a los instantes de perdón.
Canción postrera, destila su tono.
Removiendo, sensible, la razón.

Bossa Novas que parten de tus labios.
Sintonías que el viento, cual fantoche.
Muros de piedra separan los sabios...
versos de amor que has escrito anoche.

Y tú estás ahí, imaginando.
Frases repletas de contenido.
Y yo te digo, amor, vamos caminando.
Hacia el hogar perdido.

Mañana cantaremos juntas.
Ocho versos de amor y mil preguntas.




MUCHACHA DE LOS OJOS TRISTES.



Muchacha rubia de los ojos tristes.
Mechón al viento. Candente el paso.
Dime si hace tiempo que no viste.
Al caballero andante, aquí, a mi lado.

Cenizas en la arena han sepultado.
Tu amor y el mío. Profundo, inanimado.
Cuando luchaste por tu bien amado.
Enterraste mi sentir, ayer, ajado.

Pero hoy amanece un nuevo día.
Preñadito de luces y de nombres.
La noche eterna sucumbió a la vida.
La luz se cuela por el horizonte.

Muchacha rubia de los ojos tristes.
Hoy ya teñidos de esperanza.
Vuelve al hogar que tu madre espera.
Que subas el camino a lontananza.






DESCALZA POR LA BAHÍA.



Descalza por la bahía.
Apresuraba el paso.
Cadencias de Bossa Nova.
Y sus pies descalzos.

Arena rubia se levanta enardecida.
Hacia poniente.
Mi dulce niña avanza, dolorida.
Su alma valiente.

Traspasas sueños, terribles, inconscientes.
Quieres interpretarlos.
La razón de un camino impenitente.
Entre tanto desgarro.

Descalza por la bahía.
Veo a mi niña a lo lejos.
Va cogiendo caracolas.
Viste vaqueros.

Antiguas añoranzas vespertinas.
Al olor de la sal.
Antiguos ecos de tiempo y despedidas.
Y un madroñal.


YA LOS RÍOS DESHIELAN.



Tremenda niña, fuerte.
Alegre la mirada.
Constante la pisada.
Que me invita ir a verte.

Ya los ríos deshielan.
Ya la cigüeña danza.
Ya los riscos se anegan.
En abundancia.

Tu suerte que es la mía.
Saluda al viento.
Para mí un pensamiento.
Y para tí otro día...

De venturas sin fin.
Dardos que al aire.
Ensartan en confín.
De diana suave.

LUCES DE NEÓN.



Luces de neón se apagan. Ha llegado el alba.
En el bar de carretera. Camino de Andalucía.
La procesión, solemne, ya partía.
Hacia el Sur.

Málaga la salerosa. Sal y jazmín.
Málaga, mi niña hermosa. Voy a por tí.

Y traeré mis recuerdos anegados.
Retazos de un querer.
A vislumbrar la tierra en que a pedazos.
Me ví con él.

No volverá a mi huerto marchitado.
Por plaga de langosta.
Amores tiernos que no han estrenado.
Las sucesivas olas.

Vaivén rotundo. Corazón teñido.
De un tierno amanecer.
Luces de neón que encienden el sentido.
De este querer.


DE CORAZONES ROTOS.



Cubríase la piel con una fina capa.
De cabrito salvaje, apenas martilleada.
La penumbra en pos de ella, pisaba sus talones.
Y acechaba inconsciente por el sombrío mapa.
De corazones rotos; champán y mermelada.
Y una verdad en los labios que inspiraba canciones.

Y la verdad, tremenda, estalla frente a tí.
Descorre las cortinas, espesos terciopelos.
La claridad difusa se aproxima por fin.
La luz entra a raudales desde el tórrido cielo.


sábado, 25 de abril de 2020

PACO TOBOSO.



Paco Toboso me tiene anonadada.
Certero al caminar.
Su desparpajo ardiente cuando habla.
Y su triste mirar.

Paco Toboso tiene una madre malita.
De Alzheimer, terrible enfermedad.
Y él la cuida. Prepara la comida.
Tan de verdad.

Paco y yo somos grandes amigos.
Desde hace tiempo.
La noche cae; sueña grandes vestigios.
Para el invierno.

Él es rockero, su asaz movimiento.
Le sienta bien.
Paco presume de enlazar sentimientos.
Bajo la piel.

Corazón infinito que se expande a los lados.
Corazón chiquitito que alza el vuelo al sentir.
Querubín que revuela con extremos alados.
Camino de montañas donde aprendió a vivir.

Paco es atento y bienintencionado.
Sonrisa fácil. Sensibilidad.
Recuéstate cerquita, que los hados.
Te dirán entre risas la verdad.



VOLVERÁS A MI FUENTE.




Y vendrás a mi fuente clara y fresca.
Un suave atardecer.
Querrás lavar la ropa con tus manos suaves.
Hoy otra vez.

Los chiquillos bordean tus silencios.
Te arrancan risas.
Jorge ya está sentado en el asiento.
Por si las prisas.

Dulcemente a los ojos le has mirado.
Mira; la abuela.
Y dulcemente él te ha preguntado.
¿Quién es aquélla?

No he podido tenerte entre mis brazos.
Cuando eras un bebé.
Pero ahora tengo para tí retazos.
Del cielo aquél.

Y vendrás a mi fuente clara y fresca.
A beber, como los ruiseñores.
Y yo estaré esperando a que tú vuelvas.
Con todas tus canciones.

CAMINO DE SANTIAGO.




La noche engalanada despierta a las estrellas.
Los luceros se asoman apartando las nubes.
La luna se columpia, acercándose a ellas.
Y un corazón sin rumbo  apresura el candor.

Un violín encendido, cerca de aquí, a lo lejos.
Un tambor esmerado resuena en los rincones.
El fugaz rayo expande sus uves infinitas.
Y el termómetro trepa, enredado en canciones.

El estruendo del trueno se aloja en mis oídos.
El huracán fornido se amansa con mi canto.
La febril noche duerme la canción del olvido.
Galaxias y cometas que dirán que te has ido.

Muchacha peregrina. Camino de Santiago.
Senderos que aparecen con el hollar intacto.
Perfumes de violetas. Camino de poetas.
La Catedral recorta su efigie somnolienta.

CAPOTES DE BIZNAGAS.




Capotes de biznagas van provistos.
Al son del pasodoble.
Mi canto tierno, cerezos encendidos.
Cinco redobles.

Comienza la corrida, frente a frente.
El toro y el torero.
Pablo Nevado porta banderillas.
Son ya las cinco, torero valiente.
Perejil y ajos en el mortero.
Y en la radio unas seguirillas.

Tu padre, Cándido, abrirá la puertas.
Desde el pretil.
Son ya las cinco. Empieza la corrida.
Y yo sin tí.

Capotes de biznagas, Es la hora.
¡Que salga el toro!
En el centro, mi torero preferido.
De grana y oro.

PRENDIDA LA SONRISA.




Prendida la sonrisa, cual una cereza.
Quisiste conocer un poco más.
Frases delgadas, llenas de certeza.
Y el corazón henchido al alba.

Amanece ya, por fin, en nuestros corazones.
Sacudidos por recuerdos imborrables.
El alma desgranando las razones.
Por las que ha sido ahora; en este instante.

La mesa llena de fotografías.
Viejas canciones.
De vez en cuando, mi caligrafía.
En cartas y oraciones.

Cuánto he soñado con este momento.
Cuánto lo ansiaba.
Cuánto he pedido a Dios desde el convento.
Apretadas las manos; suplicaba.

Y ya estamos aquí, sobre la arena.
De un sendero infinito.
Bajo el cielo azul mi alma está llena.
Cantares de vinilo.



PASEABAS EN SILENCIO.





Paseabas en silencio por tu campo.
De robles y de pinos impregnado.
De olores suaves; de tiernos sonidos.
Laura se ha ido.

Pero no. No es verdad, Laura ha llegado.
Para quedarse.
Ahórrate tu dardo envenenado.
Voy a besarte.

Voy a besarte, amor, tal vez mañana.
Te rodearé con mis brazos.
Peinaré tu cabello de maraña.
Y ambas nos anudamos en un lazo.

Tu niño, Jorge, mi nieto, está precioso.
Como el alba al salir por la montaña.
Como el amanecer en puerto tan hermoso.
Como la luz que nace de la nada.


CARACOLAS DE CONCHAS NACARADAS.




Caracolas de conchas nacaradas.
Caballitos de mar.
Camarones nadando a lontananza.
Calor fugaz.

Crepúsculo dorado, con la brisa.
De una ola al romper.
Marcha despacio, niña, no hay prisa.
Vas a volver.

Vas a volver al lado de tu madre.
Vas a acortar distancias presurosas.
Vas a nombrar el nombre de la rosa.
Y vas a trasnochar, aquí, a mi lado.

Porque volver a mí no tiene pago.
Necesarias presencias.
Apoyada tu fente, aquí, a mi lado.
Y en tu cabello un mundo de fragancias.

Y UNA CRESTA DE ESPUMAS.




Susurraba el aire.
Completaba el viento su periplo.
Paseabas ausente tu figura.
Morena y tierna.

La bahía festejaba con su danza.
De olas interminables, aducidas.
El boquerón nadaba ensimismado.
Y una cresta de espumas florecía.
Contemplando en silencio tu llegada.

Bocifero a tu lado, para verte.
En mi puerto al fin.
Y una nube de polvo flotando.
Entre tú y yo.

Ven a mi lado presto, yo te imploro.
Desanda la distancia.
Que tu madre te espera ilusionada.
Detrás de tu memoria.



miércoles, 22 de abril de 2020

SÓLO TÚ (A Anuska)



Superlativo el relámpago.
Me acostaba con su canto.
Nada era perfecto.
Nadie ponía los posavasos.
El llanto de un niño rompía el silencio.
Y Entonces tú; sólo tú... me miraste.

UNA MADRE.



La cosa más bonita es una madre.
Que espera a su bebé.
Su sonrisa suave y rosa
resplandece ante el anuncio.
Virgen oronda y hermosa.
Como un capullo.
Anuska bella.
Tan dulce como un bizcocho.
Sin duda es ella.
La más certera hija de la prosa.

Valiente y firme como la espuma.
De la última ola de mar que se derrama en mi alma.
Del último hálito.
Del último suspiro.
Tú y tu hijo.

(A Pablo Nevado) LA VERDAD.



No me hagas sufrir. No me digas que no. No me desprecies.
Hazme reir. Dime siempre que sí, aunque sepas que no siempre tengo la razón.
O dime un no, que suene a un sí. Tal vez; quizá... mañana.

¿Despejamos la duda? ¿Qué es la verdad?
Ese trozo de río que se escapa, por entre nuestros dedos...
ydeja un frescor suave a otoño y primavera.
Y aproximas tu boca, y succionas el líquido que queda.
Y es poco. La verdad ha escapado por entre los entresijos de tus dedos...
amorcillados, por el frío latir del invierno nevado.
Nevado como tú.

Y ha huído. Cobijándose en los rayos perpendiculares del sol en verano...
Y tus manos ardientes no pueden atraparlo, porque no está; se ha esfumado.

La verdad es algo que en realidad haces tú y hago yo. Y hace aquél.
La verdad la poseen los animales y las plantas. El agua y las rocas; las montañas.
La naturaleza expuesta; simple y solemne.
Como una novia virgen de sí misma. Con los votos de amor recién pronunciados.
Deseando que el tiempo le dé la razón.
Como a tí. Como a mí. Como aquél... como a todos.
Como a la mismísima Verdad.

A PABLO NEVADO EN LA MUERTE DE SU PADRE.



Ójala que estas nubes arrastren tus pesares.
Ójala que despiertes a un día espaaranzado.
Öjala que tu llanto riegue los cerezales
de tu Valle del Jerte, tu tierra; Cáceres.

Ójala que el olivo preñe aceitunas.
Ójala que el almendro resurja en flor.
Y marchiten dolencias desde la cuna.
Y potencien recuerdos de un gran amor.

Tu podre se ha ido, Pablo, os ha dejado.
Pero está con vosotros en bella unión.
Nunca estuvo tan cerca, tan a tu lado.
Sentimientos que trenzan esta canción.

TRÉMULO EL CAMINAR.




Obsesivamente pegada al teléfono.
Y ella no llama.
Trémulo el caminar, avanza inquieta.
Y ella no estaba.
¿Dónde habrá ido?
Al otro lado del Atlas suena un quejío.

Achatada la frente, con mil arrugas.
Preocupaciones vanas.Piel aceituna.
Ella se ha ido.
A descorchar el mundo por su camino.

Vente niña a mi barca, estoy esperando.
La noche se aligera. Ríos de plata.
Y de vergüenzas...
Los tambores resuenan en la alameda.

Vuelve niña a mi lado; te lo suplico
Ven hacia mí, querida. Todo pasó
Los duendes de la noche se han esfumado.
El sol salió.



DE ABRIL REPLETAS.



Sonidos de gorriones resuenan en mi oído.
Mirlos y camachitos trinan al alba.
Las nubes venturosas de abril repletas.
Y el llanto de un ángel que no quiere soñar.

Riachuelos se deslizan peñas abajo.
El verde musgo acoge los dos confines.
El termómetro dice que es primavera.
Y un ángel que me dice que no quiere soñar.

Va la doncella a lavarse a la fuente.
Su madre la acompaña.
Va la niña a beber de los siete caños...
Pa buscar novio.
Caños de la fuente de San Antonio.
Y el lamento de un ángel que no quiere soñar.

Esparcía la ropa en el lavadero.
Con jabón de marsella la piedra aprieta.
Con amores sería más llevadero.
Confinamiento ciego que me atormenta.
Y mi ángel que me insiste que no quiere soñar.



¿DÓNDE VAS GORRIONCILLO?




¿Dónde vas gorrioncillo? ¿Quién te ha asustado?
Voy al monte a ocultarme, mi bien amado.
¿Por qué te escondes?
Seis años sin tu trino; gorjeos acordes.
Y melodiosos.
La canción que me llega mientras reboso...
de tristeza infinita por no ir a verte.
Los azules del río. Valle del Jerte.

Cantarás a mi vera una mañana.
Madrugadora siempre, en mi ventana.
Ya he olvidado.
Que seis años pasaron de penas mudas.
Cuando un jilguero llega a darme ayuda.
¿Qué ha pasado?
Ya estás aquí, mi niña, desde el sembrado.

Subes corriendo.
La cuesta de Bembibre; yo lo estoy viendo.
Y yo quisiera.
Abrazar tu cintura de esta manera.
Tan sin reparos.
Vuelve mi niña hermosa; voy a tu lado.

martes, 21 de abril de 2020

ALARGADOS CIPRESES.



Alargados cipreses. Sauces llorones.
Capitán que gobierna su galera.
Corazón que sangra a borbotones.
Una noche cualquiera.


VERSO A VERSO.



Calculando las horas en que voy a tu encuentro,
por las sinuosas calles de tu mundo.
Mi alma suspira, fuerte, allá adentro.
Mi corazón se acerca, lento, vagabundo.

Desnuda de pasiones contenidas.
Bandoleón de nostalgias anegadas.
Cuelo solemne mi alma, cuyos posos.
Me llevan, verso a verso, allá, a tu lado.



CUBIERTAS DE CENIZAS.



Cubiertas las canas de rocío.
Cubiertas las entrañas de cenizas.
Mi corazón camina hacia el olvido.
De presencias al tiempo ya olvidadas.

Recorrerás al punto esas distancias,
que me alejan de tí, y de conocerte.
Espliego en campo, caldeadas estancias.
Atlas redondo. Yo voy a quererte...

...Con toda el alma. Mi corazón palpita.
Y se funde en la arena de la mar.
Y al fin germina...
en un abrazo hondo; en un llorar.


AGUAS CRISTALINAS; ESPONJOSAS.




Cuando las cumbres escalan, cielo arriba.
Y desde abajo vemos el sendero.
Sentirás una brisa apaciguada.
Por las ondas del mar, aventurero.

Sube la cuesta apenas iniciada.
Sube la cuesta, mujer enamorada.
Hincha tu pecho, frescor de rocío.
Tu pecho henchido con rumor de río.
Vigorosas piernas avanzan tu paso.
Tus manos se refrescan en el remanso...

De aguas cristalinas; esponjosas.

ANA.



Cansada de bregar con los infantes.
Solías tomar café tras un descanso.
Los niños recortaban elefantes.
En el recreo; donde el tiempo es manso.

Y yo, oteando, me siento orgullosa.
De mi pequeña, vocación viviente.
A los niños inculca la simiente.
Del estudio; fuente prodigiosa.

Tu rubísimo pelo serpentea.
Tu dulce rostro sonríe al más débil.
Vocación de maestra, quién pudiera...
descifrar ese código que ostentas...
Sobre tu alto pretil.

Y yo estoy aquí, imaginando.
Frases perfectas, temas sustanciales.
Conocimientos que vas desperdigando
a los alumnos; retos esenciales.

Mi corazón se agita al contemplarte.
Luz de mis días.
Hija querida; quiero confesarte
mi admiración repleta de alegrías.

Luz de mis noches, tu amor me reconforta.
Siento que tú eres lo que más me importa.

Bajo el dintel de suaves ventanales.
Veo pasar el tiempo... tras los cristales...
Y te digo un "te amo; nunca lo olvides".
¡Corre a educar al niño bajo las vides!

ENSÉÑAME.



Enséñame a quererte, Laura, ruego.
Enséñame a regarte tus anhelos.
Que otrora cultivara en mi huerto.
Ahora que sé que nuestro amor no ha muerto.

Enséñame a postrarme de rodillas.
Enséñame a decir que lo lamento.
Enséñame a adorarte mientras viva.
Enséñame a rezar, profundo, al viento.

Al viento que ventila iniquidades.
Al viento que despeina nuestro pelo.
Al viento que genera amistades.
Al viento que retorna en movimiento.

Lugar habrá de acariciar tu boca.
Tu preciosa sonrisa cuando ríes.
Lugar habrá de conservar tus manos,
entre las mías; como antes hacías.

Y una canción que vuela y, a lo lejos,
retorna con la brisa subyugada.
Una emoción apenas esbozada.
Entre el musgo y el aire; sobre el tejo.



MAÑANA.



Mañana pasearé mis huesos por el monte,
desnudo al fin.
Allá en lo alto, donde el viento del norte
oprime su cintura.

Nadie irá a acompañarme porque, ausente,
vaciaré mi sendero de amarguras.
Crampón profundo que se hunde en la nieve,
y escala hacia la cima, impenitente...
desde la llanura.

Voy a entonar mi canción preferida,
muerte inconstante que vienes a verme.
Voy a soltar mis versos uno a uno...
Amanece la noche agradecida.

HOMENAJE.



Verás pasar la Primavera.
Desde el balcón, las 8 de la tarde.
Aplaudirás. Querrás ser la primera,
en darles tu homenaje.

Almu, Ignacio, desde aquí os pedimos
que os cuidéis mucho, pues estáis expuestos.
La Sanidad necesita de vosotros; idos...
Id con premura a ocupar vuestros puestos.

Con gratitud y ternura estaré esperando.
Que todo esto termine... ¡cuánto os necesitamos!
Venid por la vereda, desde otro mundo, cuando
acabe esta Pandemia seremos como hermanos.


TÚ.



Tú le ibas a llevar flores a la cama.
Tú le escuchabas, paciente, desde tu almohada.
Tú le servías el caldo con que comía.
Tú le cambiabas la ropa a la luz del día.

Tú le mojabas un paño; ¡que respirara!
Tú le peinabas las canas con tu sonrisa.
Tú cubrías con tu manta su lecho ignoto.
Tú festejabas sus logros, fiel Artemisa.

Tú apurabas el tiempo breve y remoto.
Tú alzabas esa copa que emborrachaba.
Serpenteaba en la mesa, muy arreglada.
Tú llorabas en silencio, mi fiel amigo.
Tú advertiste su muerte: papá se ha ido.

A encontrarse con ella que mucho antes,
precedió a su marido. ¡Muerte arrogante!

Eran las 8 en punto de la mañana.
La bella primavera, agitada, golpeaba tu ventana.
Eran casi las 8 de la mañana.
Cuando el auxiliar vino, y te dijo, no esperes nada.

Nada que hacer. Tu padre se había ido
y tú con él,
hirsuto, tremendo, sin una despedida.
Sobre su piel marchita, anegada, el día florecía.


(A Juan).