Bienvenido al Blog de Carmen Urbieta




Soy Licenciada en Ciencias de la Información. Me gusta la poesía y la narrativa poética. He publicado artículos en revistas y periódicos desde 1989, he escrito 4 novelas, algún que otro cuento, ensayos y relatos cortos. Actualmente estoy trabajando sobre mi 5ª novela. Asimismo colaboro con Radio AFAEMO, en Madrid y con Emisoras ASEMFA en Andalucía. Publico también artículos para la Revista mensual Espacio Humano.

Por último añadir que soy miembro de ODEM (Organización para los Derechos de los Enfermos Mentales), colectivo éste que despierta en mí un alto grado de sensibilización.

Quisiera desde estas páginas pedir vuestro apoyo, colaboración, comentarios y la mayor difusión posible, a fin de mejorar muchos aspectos. Todo ello lo iréis viendo en mis escritos.

jueves, 27 de abril de 2017

Pero no fue un sueño.



Despejado lunes de Resurección.
Despejada luna más grande que el sol.
Nubes barridas por vientos alíseos.
Trote de ponnies en campos de mies.

Papá se levanta, feliz, de su siesta.
Son las siete en punto. Su mujer y él.
Juntos, como siempre, Beso en servilleta.
Reflejo del aura que viene de Aquél.

Papá que me pinta dulces acuarelas.
Que conservo intactas, como agua de mar.
Acuarelas lindas, de bellos colores.
Paleta manchada, de pastel y de alma.
Alma pura y digna, como mi papá.

Cantaré a los cielos lo que yo soñaba.
Quería que fuera feliz para siempre.
Más ya no hace falta que llegue septiembre.
Porque feliz fuiste a encontrar el alba.
.... Y ya no estabas.

Vivías en nosotros; en todos nosotros.
Trocitos de luna donde me asomé.
Tu recuerdo impregna lo que codo a codo.
Sentimos por tí. Todo eso soñé.

Pero no fue un sueño. Fue la despedida.
Que descalza viene un beso a posar.
Desnudo y gastado por tantos anhelos.
Y en conjugaciones con el verbo amar.

Testimonio vivo; ternura infinita.
Dulces despertares con música clásica.
Domingo. Pan frito. Quinta de Beethoven.
Tercer movimiento. La furtiva rosa...
Que implacable llama, queriendo adoptarla.

Y el Agur Jaunak, llorando en los ojos.
Y en las gargantas abrasando.
Tenemos un padre. Un padre hermoso.
Puntual acude a consolarnos.

Cómo decirte sin aspaviento...
Papa, te quiero.


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