Bienvenido al Blog de Carmen Urbieta




Soy Licenciada en Ciencias de la Información. Me gusta la poesía y la narrativa poética. He publicado artículos en revistas y periódicos desde 1989, he escrito 4 novelas, algún que otro cuento, ensayos y relatos cortos. Actualmente estoy trabajando sobre mi 5ª novela. Asimismo colaboro con Radio AFAEMO, en Madrid y con Emisoras ASEMFA en Andalucía. Publico también artículos para la Revista mensual Espacio Humano.

Por último añadir que soy miembro de ODEM (Organización para los Derechos de los Enfermos Mentales), colectivo éste que despierta en mí un alto grado de sensibilización.

Quisiera desde estas páginas pedir vuestro apoyo, colaboración, comentarios y la mayor difusión posible, a fin de mejorar muchos aspectos. Todo ello lo iréis viendo en mis escritos.

domingo, 30 de abril de 2017

Domingo de primavera.




Domingo.
Las amapolas languidecen.
Los geranios se llenan de luz y de color.
El rosal se expande.
Es primavera.

Mi padre está aguardando una visita.
Nos espera sonriente.
Sabe que llegaremos a rezarle.
Y a dedicarle bellas palabras de amor.

Primavera.
Llueve sobre mi almohada.
No me resigno a no verle nunca.
Nunca jamás.

En mi retina guardo sus últimos momentos.
Serenos y sonrientes. Cantarines.
En mi pecho cobijo todos esos recuerdos.
Bellos recuerdos que me atañen.
Que hablan de su singladura por la vida.
La vida y su familia.
Irrenunciables y épicos.
Casi únicos.
Él nos amaba tanto...

Domingo.
Es primavera.
La pertinaz lluvia nos recuerda.
Que él aún vive entre nosotros.
Lágrimas de San Lorenzo adelantadas.
Sólo una estación.

Y yo le quiero; se lo digo siempre.
Se lo digo ahora. Se lo dije ayer.
Lo diré mañana. Y en todo momento.
Porque es la verdad que me atrae a él.

Papá. Guárdame un sitio en tu sepultura.
Quiero estar cerca, muy cerca de tí.
Quiero tu mirada y quiero tu aliento.
Y quiero el consejo que me das al  fin.

Primavera, padre. Muerte engalanada.
Cuarenta gomeles trotan a tu paso.
Hacia el camposanto que alberga tu ocaso.
Descansas lleno de paz y entre la nada.
Y tu alma limpia verterá, como siempre, su canto.


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