Si por saber de tu soledad me hieres.
Si por creer en tí mañana me desdeñas.
Si por hacerte un hombre me castigas.
Si por venir a verte, en la noche me engañas.
Y me dices "te quiero"; no hay mañana.
En que no piense en tí, dulce amapola.
Que llora, pues se halla sola.
A despecho de soles y de lunas.
Vuelve a mi lado, Sansón arremetido.
Junta una a una las lágrimas tempranas.
Convierte en ríos estas mis mañanas.
Anochecerá de pronto en la cabaña.
Vuelve a mi lado, Julio, yo te imploro.
Vuelve a las once y diez, por mis pecados.
Allí estará esperándote Daniela.
Y yo misma, si lo tienes a bien.
Saldrá el lucero del alba a pasearse.
Mi hermana Adita nos ve desde arriba.
Y aprueba contenta a esta comitiva.
De jarcias y lereles, de flor engalanada.
Y de quereres.
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