Dibujaba triste una sonrisa alegre.
Más no engañaba a nadie.
Mente inusual; probablemente llegue.
A medirse con titanes, en el aire.
Compartía con nosotros la arrogancia.
De una dura mañana en lontananza.
Quisiera competir en importancia.
De dejarse llevar. La ancha panza.
Tergiversar un verso; ahí es nada.
Marcharemos cansinos hacia el alba.
En la noche se oirá alguna canción.
Amaneciendo incluso en mi sala.
Lo que en la tuya suena a religión.
Voy a cantar viejos aires del norte.
Voy a escarchar el aire, engalanado.
Voy a sonreír al día, siempre, porque.
Me resulta difícil rechazarlo.
Cuando el cariño se mete en su portal.
Y no sale al frío otoño.
Es porque no te quiere de verdad.
Que ceje ya tu empeño.
De qué manera quererle.
Sin sacar los clarines.
Desde dentro, sin axiomas.
Y con dos bailarines.
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