Y al final, una sonrisa.
Suave, dinámica, entera.
Hecha de cantos rodados
y de luminosa esfera.
Pero espera...
Todos los cánticos tienen
para mí el mismo sentido:
los hay que hablan del amor
o de odios compartidos.
Y aún así...
Cantar me vuelve a mí loca.
Me gusta ver ensallar
en mi hondo paladar
las palabras de mi boca.
E insisto...
No es verdad que yo no sepa
cantar a los siete mares
es cuestión de que la cepa
ahonda en los matorrales.
Y yo digo...
Si el jilguero canta alegre
si tristes los ruiseñores
¿por qué no venís a verme
cuál es mi canto, señores?
Porque creo...
Que no hay ruiseñor tan pobre
ni tan serio como yo
que el vino vierte en el odre
para mitigar las penas
de quienes salen corriendo
a alejarse de la escena
de mi amargo corazón.
Bienvenido al Blog de Carmen Urbieta
Por último añadir que soy miembro de ODEM (Organización para los Derechos de los Enfermos Mentales), colectivo éste que despierta en mí un alto grado de sensibilización.
Quisiera desde estas páginas pedir vuestro apoyo, colaboración, comentarios y la mayor difusión posible, a fin de mejorar muchos aspectos. Todo ello lo iréis viendo en mis escritos.
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