Bienvenido al Blog de Carmen Urbieta




Soy Licenciada en Ciencias de la Información. Me gusta la poesía y la narrativa poética. He publicado artículos en revistas y periódicos desde 1989, he escrito 4 novelas, algún que otro cuento, ensayos y relatos cortos. Actualmente estoy trabajando sobre mi 5ª novela. Asimismo colaboro con Radio AFAEMO, en Madrid y con Emisoras ASEMFA en Andalucía. Publico también artículos para la Revista mensual Espacio Humano.

Por último añadir que soy miembro de ODEM (Organización para los Derechos de los Enfermos Mentales), colectivo éste que despierta en mí un alto grado de sensibilización.

Quisiera desde estas páginas pedir vuestro apoyo, colaboración, comentarios y la mayor difusión posible, a fin de mejorar muchos aspectos. Todo ello lo iréis viendo en mis escritos.

sábado, 31 de diciembre de 2016

Es injusto.

Hoy es San Silvestre.
El último día del año.
¿Qué ha pasado?
Todo y nada.
Todo lo que temía y nada que me ilusionara.
Me han robado.
Me han dejado sin sueños.
Me han arrebatado el alma.
Y ya no duermo; no puedo.
Necesito descansar.
Pero aún más necesito un apoyo y un susurro que me diga:
"todo esto va a pasar".
Y no es cierto. La justicia implacable
me declara incapacitada total y absoluta.
Es decir; como un crío recién nacido
al albur de sus tutores.
Y yo quiero confiar en ella.
En Ana, que dice que quiere protegerme...
Yo quiero confiar en ella pero no me gusta
que yo no pueda tener voz ni voto.

Va a hacer un año nació mi nieto Alberto.
Un 9 de enero, como su madre.
Lo ví un día un minuto instalado en el coche que conducía mi hija.
Dormidito y lejano. No pude tenerle entre mis brazos.
Y ya sólo éso. Sólo ese día.
Y cuando se lo recrimino a mi hija.
Me contesta: "Pregúntate por qué"... y yo sé que algo de razón tiene.
Es muy dura esta enfermedad mental. Pero también ella se muestra implacable.
Porque ya hace meses que estoy mejor. Y aún así.
No encuentran el momento ni el lugar...
Y yo me desespero, pues sé que algo grande me estoy perdiendo.
Que mis nietos no van a conocer nunca a su abuela.
Y que me vida se marchitará en una residencia carísima donde apenas recibiré visitas.
No de mis hijas.
No de Laura.
Ni siquiera pregunta por mí.
¿Por qué seguir viviendo?. ¿Con qué fin?. ¿Para seguir sufriendo?...
No. No quiero.
...Y ese aire que apenas llega a mis pulmones.
Dieciocho horas diarias enchufada a una máquina.
Es injusto.

1 comentario:

Unknown dijo...

COMO TU DICES :ES MUY INJUSTA LA SITUACIÓN: PIDE AYUDA A UN TRABAJADOR SOCIAL, ABOGADO, A DIOS , PERO LUCHA POR TUS DERECHOS . MANTÉN UNA GRAN CALMA Y PREGÚNTATE A TI MISMA : ¿QUE ME DICE JESUCRISTO DIOS DE LA LIBERTAD? Y MANTENTE OBSERVANDO TUS PENSAMIENTOS Y SENTIMIENTO: A MI ,NO SIEMPRE, PERO SÍ MUCHAS VECES ME DA RESULTADO.