Vuelvo al lugar donde mis ojos vieron;
Al instante en que mis oídos escucharon;
Al breve lapso de una puerta abierta.
Y al resplandor templado de mi ocaso.
Dulce muchacha de los ojos verdes...
¿cuántas veces presentiste la mañana?
Dulce también la tarde en su cadencia,
al amor del rescoldo iluminado...
Con la tibia luz que entra por la ventana.
O con la oscuridad de la sala.
Bienvenido al Blog de Carmen Urbieta
Por último añadir que soy miembro de ODEM (Organización para los Derechos de los Enfermos Mentales), colectivo éste que despierta en mí un alto grado de sensibilización.
Quisiera desde estas páginas pedir vuestro apoyo, colaboración, comentarios y la mayor difusión posible, a fin de mejorar muchos aspectos. Todo ello lo iréis viendo en mis escritos.
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