Al acecho prestaba segundos al viento.
Serenamente ágil.
Al acecho curvábamos la senda del aire.
Las ruinas contenidas de un solo hemisferio.
Que se desintegra persiguiendo iconos.
Que no ceden a tus pliegues.
Naciste doncella gallarda y risueña.
Tu brisa me espanta.
Regresé al camino donde mis ancestros.
Esperan el alba.
Comuniqué apenas ese beso arrebatado.
Creí darle caza.
Sortee caminos lejanos e inhóspitos.
Nada nos alcanza.
Susurré al oído de mi alma ingeniera.
Secretos de dama.
Cabalgué senderos; voz de arrabaleros.
Cerca de mi almohada.
Tenía un tesoro albergado en mi alma.
Pobre. Pobre alma.
Tenía un tesoro albergado y no puedo.
No puedo callarla.
Vaciaré de estrofas las rimas y versos.
De mi alma sola.
Alma que pretende un hueco en el cielo.
Dime que estoy loca.
Dime que todavía me queda tiempo.
Para abrir la boca.
Y decirte lo mucho que te quiero.
Que parezca poca.
La huella que dejaste, caminante.
Junto a tu roca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario