Y era noche cerrada.
Y un lucerito verde llegaba hasta mi cama.
Volaban las cortinas...
las ventanas abiertas al roce del alba.
Comprendí muchas cosas.
Que personas y mundos se construyen por dentro.
Por dentro de nosotros.
Hacia limpias salidas de una tierra de nadie.
Y apareció al instante.
Colgados los recuerdos de la soga distante.
De la cuerda tensada.
Cual crisálida que pugna por salir de la nada.
Y pronto amanecía.
La aurora clareando, trepando las paredes.
Marchitándose al sol.
Al sol impenitente de un sueño de verano.
Y entonces recordaba...
Y en mi remembranza veía su carita.
Su carita de luna.
Serena y sonriente como un vals en el aula...
...de la fortuna.
Y quise ir a su encuentro.
Y ella con gran amor me impidió la salida.
No corras, Carmen, porque el tiempo no existe.
Es una entelequia.
Es la brújula exacta que mide el equilibrio.
Para que no perdamos de vista nuestro eje.
Cuatro estaciones; cuatro puntos cardinales.
Siete colores. Siete notas musicales.
Ahora son las cinco sólo para que nos entendamos.
En realidad es ahora. Ahora y siempre, porque siempre es ahora.
Y el tiempo rueda cuesta abajo.
Y un fa rueda pentagrama abajo.
Y el azul destiñe los mares y los cielos.
Y el amarillo brilla insomne y apresurado...
Voy a ser feliz; feliz como mi hermana.
Aunque deba anestesiarme a causa de alguna prueba...
que debo solucionar.
Bienvenido al Blog de Carmen Urbieta
Por último añadir que soy miembro de ODEM (Organización para los Derechos de los Enfermos Mentales), colectivo éste que despierta en mí un alto grado de sensibilización.
Quisiera desde estas páginas pedir vuestro apoyo, colaboración, comentarios y la mayor difusión posible, a fin de mejorar muchos aspectos. Todo ello lo iréis viendo en mis escritos.
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