Bienvenido al Blog de Carmen Urbieta




Soy Licenciada en Ciencias de la Información. Me gusta la poesía y la narrativa poética. He publicado artículos en revistas y periódicos desde 1989, he escrito 4 novelas, algún que otro cuento, ensayos y relatos cortos. Actualmente estoy trabajando sobre mi 5ª novela. Asimismo colaboro con Radio AFAEMO, en Madrid y con Emisoras ASEMFA en Andalucía. Publico también artículos para la Revista mensual Espacio Humano.

Por último añadir que soy miembro de ODEM (Organización para los Derechos de los Enfermos Mentales), colectivo éste que despierta en mí un alto grado de sensibilización.

Quisiera desde estas páginas pedir vuestro apoyo, colaboración, comentarios y la mayor difusión posible, a fin de mejorar muchos aspectos. Todo ello lo iréis viendo en mis escritos.

sábado, 26 de junio de 2010

LA MENTIRA. Carmen Urbieta

LA MENTIRA.- Carmen Urbieta.

No voy a deslizarme por el sendero de la invención. Esta vez contaré la verdad; toda la verdad, y nada más que la verdad. Porque de todas formas, cuando ha sido así, se me ha tomado por fantasiosa. Por no emplear otro vocablo aún más fuerte: mentirosa. Y una se pregunta dónde demonios está la línea que separa la fantasía de la realidad; dónde la que limita la invención de la mentira... Todo es tan relativo... A veces, para evadirme, necesito pensar que me he enamorado locamente y como una estúpida colegiala de éste o de aquél... Lo escenifico con tal fuerza que incluso yo misma me engaño, -¿me miento?... Pero lo que "realmente" ocurre es que tengo tantas ganas de querer, que necesito vivir esa idea, siquiera en mi imaginación.

Imaginación, fantasía, invención, mentira... Contrapuntos de la realidad. Pero, ¿quién no se ha mentido alguna vez?. ¿Por qué, cuando "soñamos" al ser amado lo adornams de tantas y tantas cualidades y virtudes, aún a sabiendas de que, evidentemente, todo es una gran "mentira"; una exageración... Pero ¡qué bonito mientras nos mentíamos miserablemente!... Por éso yo quiero volar. Y quiero cojeros de los alerones y arrastraros en mi vuelo... Inevitable y mágico como los desvaríos de una noche de verano.

Así que voy a contar una historia a mi manera, aún a sabiendas de que unos la creerán a pies juntillas y de que otros pensarán que es más falsa que la moneda de Judas. Me dá igual. A estas alturas ya he aprendido que las cosas no se perciben nunca del mismo modo por nuestros interlocutores, porque para cada uno de ellos significamos una cosa diferente, y ellos mismos, los receptores del mensaje, son también únicos en su peculiaridad de seres humanos en movimiento. Quiero decir con toda esta retahila que yo hoy puedo contarte una cosa a tí, que me escuchas. Pero resulta que mis "condiciones climatológicas" son en este instante de una muy determinada manera. Y esa determinada manera es irrepetible. Mañana puedo contarte lo mismo, en esencia, pero en cualquier caso seguramente emplearía otros atributos; otros adjetivos; otros sustantivos... incluso otra cadencia y otra entonación... Otro énfasis. Y todo ello tendrá mucho que ver con mi estado de ánimo... ¿Y cómo voy a caer, entonces, en la inquietante presunción de pensar que tú vas a captar mi mensaje exactamente como yo lo estoy emitiendo; sin contar con que en este preciso instante en que mis palabras se hacen eco en tu mente, quizá estarás preocupado por tu trabajo, tus padres, tus hijos, tu marido..., en fin, tus circunstancias?

¡Qué inverosímil y qué ingrata es entonces la labor de quien relata!.

¿Y por qué?. No. Rotundamente no. Yo creo en los símbolos. Y creo que significan algo. Y sé que aunque el lenguaje transcurra por enrevesados vericuetos, al final algo se sacará en claro. Del modo que sea, pero algo finalmente se entenderá y algo se aprenderá y algo aprenderé con las respuestas que yo también decodificaré como mejor me plazca y en el momento en que me parezca oportuno. Y todo este intercambio servirá, quizá, únicamente para que el mundo en el que pretendo instalarme cuente con algo más de fantasía e imaginación. Porque estoy harta; hasta la coronilla, de ceñirme a la puñetera "realidad", (tan cruel, a veces), y ver cómo las gentes se ponen la zancadilla unas a otras y se traicionan por nada; es decir, sí, por mucho; por gilipoyeces, -con perdón-, que en el fondo no van a ninguna parte, más que a hacernos daño. Un daño a veces irreparable.

El Señor dijo: "Borraré de la faz de la Tierra los seres humanos que he creado; a las gentes y a los animales; a los reptiles; puesto que me arrepiento de haberlos hecho". (Génesis 6.cap.7).

Dicen que los perfectos amantes son siempre los más imaginativos. Dicen también que los mejores pintores, los más plásticos y cotizados son siempre los más creativos. Dicen que los mejores escritores, los más verosímiles y prestigiosos, son siempre los que saben inventar e hilvanar mejor las historias... Y yo me pregunto entonces; siempre me lo he preguntado... Si todo éso es así... ¿Porqué narices en la vida "real" está tan desprestigiada esa pizca de fantasía que a todos nos es tan necesaria?. ¿Por qué nos obligan a tener siempre los pies en la tierra, cuando a veces se está tan a gustito en las nubes?... Aunque sea un instante... Por favor... Vamos a darnos esa oportunidad de sentir y de pensar y creer, y por lo tanto, de alguna manera "hacer que" la realidad sea maravillosa. Maravillosa en tanto que rara y mentirosa. Absurda y tierna como un bebé recién nacido...

¿Estoy diciendo sandeces?... A lo mejor... Pero sería precioso. Total y absolutamete precioso crear ese Universo en el que no existen engaños porque todos sin excepción somos un hatajo de embusteros que intentamos sobrevivir a una realidad demasiado estable y monótoma, para convertirla en una apariencia de espejismo en el que impera un microclima de oasis, agua y palmeras en medio de un árido desierto.

La vida y la muerte... ese paréntesis (clic-clac), como de interruptor de una luz que se enciende y otra que se apaga... es tan larga... y tan corta al mismo tiempo... Es un desvarío tan extraordinario...

Puede que, -más allá de los destinos escritos por no se sabe qué designio divino, la vida dependa de la capacidad de invención de que seamos capaces. Dependerá también, seguramente, de la cabezonería con que impones esa inventiva. Nuestra suerte, -o mejor dicho, nuestros sueños-, nos los vamos tejiendo nosotros mismos en una labor simlar a la que realizan las arañas con su tela. Al final, todo lo que habíamos pensado, (¿ansiado?, ¿temido?, ¿ilusionado?)... se cumple fielmente, a poco que nos dejemos arrastrar por la quimera. Por la utopía.

Shakespeare fue quién dijo aquéllo de... "en este mundo traidor (¿por qué?)/nada es verdad ni es mentira (¿será éso?)/ pues depende del grosos (lupa o ceguera que nos aplicamos conscientemente o no)/del cristal con que se mira".

Es una verdad reveladora; tan cierta y tan concreta como lo son los sueños y las ilusiones... También Calderón de la Barca decía: "Sueña el rey que es rey y vive/con ese engaño mandando, disponiendo y gobernando...Sueña el pobre en su pobreza; sueña el rico en su riqueza... Sueña el que agravia y ofende; sueña el que ansía y pretende"...Para concluir: "...pues toda la vida es sueño, y los sueños sueños son".

¡Cuántas cábalas innecesarias!. Si te paras a pensar, resulta todo tan sencillo...

Michael Ende, en un pequeño pasaje de su "ponche de los deseos" describe levemente algo que tiene que ver con toda esta situación anómala que trato de explicar. Es algo que tiene que ver con la ilusión, -difusa quizá-, de "querer llegar a ser" Esta ilusión, poco a poco, va transformándose en deseo, y el deseo en un sueño que tal vez podamos cumplir si vivimos lo suficiente, o si contamos con los apoyos necesarios que nos ayuden a transformar en realidad lo que hoy todavía sigue siendo una utopía.Un sueño. Una ficción.

Y allá vá mi cuento.

EL GATO Y EL CUERVO (La mentira).- Autora: Carmen Urbieta.

Tras caminar un buen rato en silencio, Maurizio dijo en voz baja:

-Jacobo, tal vez sean éstas las últimas horas de nuestras vidas. Por éso tengo que decirte algo. Jamás hubiera creído que un día llegaría a hacerme amigo de un pájaro, y mucho menos de un cuervo. Pero ahora estoy orgulloso de haber encontrado un amigo perspicaz y con tanta experiencia de la vida como tú. Sinceramente, te admiro.

El cuervo carraspeó, un poco violento, y luego respondió con voz ronca:

-Tampoco yo habría pensado nunca que un día tendría un auténtico compinche que es un artista famoso, y además un pollo pera. No puedo expresarlo bien. Nadie me ha enseñado buenas maneras ni palabras elegantes. ¿Sabes?. Yo sólo soy un vagabundo corriente, un día aquí y otro día allí, y así me he ido abriendo camino en la vida. Yo no tengo tantas letras como tú. El desvencijado nido en que salídel cascarón era un nido de cuervo muy corriente, y mis padres eran unos padres de cuervo muy corrientes; demasiado corrientes tal vez. A mí nadie me ha tenido nunca un cariño especial, ni siquiera yo mismo. Y en música no soy nadie. Yo no he aprendido ninguna canción hermosa. Pero a mí me parece maravilloso que alguien sea capaz de éso.

- ¡Oh, Jacobo, Jacobo! -exclamó el pequeño gato, y a duras penas pudo disimular que estaban a punto de saltársele las lágrimas-. Yo no desciendo de una antigua estirpe de caballeros nobles, y mis antepasados tampoco eran de Nápoles. A decir verdad, ni siquiera sé dónde está esa ciudad. Y tampoco me llamo Maurizio di Mauro. Éso me lo he inventado yo. En realidad me llamo simplemente Félix. Tú sabes al menos quiénes son tus padres. Yo ni siquiera sé éso porque crecí en un húmedo agujero de un sótano entre gatos callejeros asilvestrados. Allí hacía de madre, a veces una y a veces otra, según... Los otros gatitos eran siempre mucho más fuertes que yo cuando luchábamos por la comida. Por éso me he quedado tan pequeño y tengo un apetito tan grande. Y tampoco he sido nunca un minnesinger famoso. Jamás he tenido buena voz.

Hubo un largo silencio.

- Entonces, ¿por qué contabas todo éso? -preguntó Jacobo pensativo.

El gato reflexionó.

- No lo sé muy bien, -reconoció-. Era el sueño de mi vida. ¿Entiendes?. ¡Me hubiera gustado tanto ser un artista famoso, esbelto, guapo y elegante...De piel blanca y sedosa, y con una maravillosa voz!... Uno de ésos a quienes todos aman y admiran.

- ¡Hummm! -murmuró Jacobo.

- Era sólo un sueño, -prosiguió el gato-, y en el fondo yo siempre sabía que nunca podría hacerse realidad. Por éso me he comportado como si fuera todo éso... ¿Crees que ha sido un pecado grave?.

- Ni idea, -graznó el cuervo-. De pecados y pamplinas no entiendo nada.

- Pero... ¿estás enfadado conmigo?. Ya no volverás a confiar en mí, ¿verdad?.

- ¿Enfadado?. ¿Confianza?...¡Qué tontería!. Un poco chiflado sí me parece que estás. Pero no importa. A pesar de todo, eres un tipo excelente.

Durante un momento, el cuervo posó su maltrecha ala sobre el lomo de su amigo.

- Y pensándolo bien, -prosiguió luego-, tu nombre no me desagrada; al contrario

- No; yo me refiero a que no soy un cantor famoso.

- ¡Quién sabe!, -dijo el cuervo pensativo-. He conocido casos en que ciertas mentiras se hicieron verdaderas, y entonces, dejaron de ser mentiras.

Félix miró de soslayo a su compañero con un gesto de inseguridad, porque no había comprendido bien lo que el cuervo acababa de decir.

- ¿Crees que aún puedo llegar a serlo? -preguntó con los ojos muy abiertos.

-Si vivimos el tiempo suficiente... -respondió Jacobo, más bien para sí.

Y ambos amigos siguieron avanzando en silencio entre la nieve y el viento. Lejos, al final de la carretera, se recortaba sobre el cielo nocturno la inmensa torre de la Catedral.

1 comentario:

Carmen Urbieta dijo...

Mi padre quiere que diga que "pecado" es todo aquéllo que ofende a Dios. De acuerdo. Dicho queda. Es cierto que existen las malas acciones deliberadas. Éso es el auténtico "pecado"; el resto sólo son equivocaciones o errores completamente humanos porque no nacemos con un libro de instrucciones. A ese tipo de pecados es a los que se refería Jesucristo cuando dijo: "el que esté libre de pecado que tire la primera piedra".

Otra puntualización: Mentir, según el DRAE significa textualmennte: "Decir o manifestar lo contrario de lo que se sabe, cree o piensa". Veréis que nada tiene que ver con la fantasía.

Así que, a ver si antes de emitir un juicio, (algo a lo que somos muy propensos), consultamos el Diccionario.