Bienvenido al Blog de Carmen Urbieta




Soy Licenciada en Ciencias de la Información. Me gusta la poesía y la narrativa poética. He publicado artículos en revistas y periódicos desde 1989, he escrito 4 novelas, algún que otro cuento, ensayos y relatos cortos. Actualmente estoy trabajando sobre mi 5ª novela. Asimismo colaboro con Radio AFAEMO, en Madrid y con Emisoras ASEMFA en Andalucía. Publico también artículos para la Revista mensual Espacio Humano.

Por último añadir que soy miembro de ODEM (Organización para los Derechos de los Enfermos Mentales), colectivo éste que despierta en mí un alto grado de sensibilización.

Quisiera desde estas páginas pedir vuestro apoyo, colaboración, comentarios y la mayor difusión posible, a fin de mejorar muchos aspectos. Todo ello lo iréis viendo en mis escritos.

sábado, 3 de julio de 2010

SENSIBILIDAD.- Carmen Urbieta.

Según el DRAE, en su segunda acepción, Sensibilidad es "la propensión natural del hombre a dejarse llevar de los afectos de compasión, humanidad y ternura, etc."

Esta palabra y sus derivados ocupan cuatro páginas de dicho Diccionario.

La explicación física de la sensibilidad es la siguiente: "La sensibilidad representa una medida de la fracción mínima de una magnitud que puede apreciarse con un determinado instrumento; depende de la finura de los trazos de la escala y de la capacidad del instrumento, o del observador, para responder a pequeñas variaciones de la magnitud a medir". A buen entendedor, pocas palabras bastan.

En cambio, la primera acepción de la palabra es, para mí, discutible. Y me explico:

Sensibilidad, (del latín sensibilitas-tatis) es la "facultad de sentir propia de los seres vivos". (Fijaros que aquí no menciona en exclusiva al hombre). Habla de los seres vivos en general. Es decir, que mi perrillo Pipper puede, (como así es, en efecto), tener más sensibilidad que muchos seres humanos. Pero parece que la definición incluye a todos los seres vivos. Y es con éso con lo que no estoy de acuerdo. Algunos hombres, (lo digo en genérico), tienen esa facultad tan poco desarrollada que más parecen un "pedazo de carne con ojos", según la expresión popular. Y se atreven a juzgar, etiquetar y destruir emocionalmente a las personas que sí gozan de esa sensibilidad, que para mí es sinónimo de inteligencia. Pero, sigo diciendo, la ignorancia es muy atrevida.

Cuando clavaron a Cristo en la Cruz, sus últimas palabras antes de expirar fueron: "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen". ¡Qué mejor ejemplo!.

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