Bienvenido al Blog de Carmen Urbieta




Soy Licenciada en Ciencias de la Información. Me gusta la poesía y la narrativa poética. He publicado artículos en revistas y periódicos desde 1989, he escrito 4 novelas, algún que otro cuento, ensayos y relatos cortos. Actualmente estoy trabajando sobre mi 5ª novela. Asimismo colaboro con Radio AFAEMO, en Madrid y con Emisoras ASEMFA en Andalucía. Publico también artículos para la Revista mensual Espacio Humano.

Por último añadir que soy miembro de ODEM (Organización para los Derechos de los Enfermos Mentales), colectivo éste que despierta en mí un alto grado de sensibilización.

Quisiera desde estas páginas pedir vuestro apoyo, colaboración, comentarios y la mayor difusión posible, a fin de mejorar muchos aspectos. Todo ello lo iréis viendo en mis escritos.

lunes, 27 de septiembre de 2010

LINKI.- Carmen Urbieta.

Vamos a contar un cuento.

Esto era una cholita que portaba todos los días un cubo de agua en la cabeza y sendos petates en ambos brazos. Vivía en un pueblecito llamado Guaraní, dentro de la frondosa subida a la montaña peruana.

Ella soñaba con que su indiecito le daría algún día un poquitito de chachairú.

Linki viajaba todos los días con el cubo vacío en la cabeza y los dos fardos, que cambiaría por arroz y especias en Santa Fé. Allí se hacían las transacciones a base de trueque, fundamentalmente, y llenaba el cubo en la fuente de Santa Lucía, al lado de la ermita de San Sebastián. La tradición decía que si bebías y te aclarabas los ojos con ese agua, tendrías siempre buena vista, tanto material como espiritual.

Así que Linki ponía especial cuidado en lavar sus ojos de los caños de la fuente, primero del izquierdo, después del derecho, pues era algo supersticiosa y no quería desaprovechar ninguna oportunidad. Acto seguido realizaba el mismo ceremonial con los sorbitos de agua que bebía de los dos caños.

Y soñaba... Soñaba con su indiecito, que en realidad no existía, pero ella quería creer que sí había alguien que algún día, iba a estar esperándole para recoger su cubo de encima de la cabeza y los fardos de alfombras de lana fabricadas por mamá.

Volviendo a Guaraní, un día se sorprendió con un cúmulo de nubes. La tormenta parecía acechar.. Las nubes tenían la forma de un payaso, un elefante, un jefe indio y ovejitas de algodón. También había un indiecito sonriente que le guiñó un ojo al pasar. Linki paró, bajó el cubo y comenzó a mirarlo. "Ese es el hombre que yo quiero", -pensó.

Después de mirarlo durante mucho tiempo, prosiguió su camino. Al llegar a Guaraní, en la puerta de los leones vió un joven apostado, tranquilo y sonriente, sentado en un poyete.

"Es mi nube", -reconoció Linki, nerviosa. "Sí, es él.

Nube blanca se levantó, despacito, y bajó con cuidado el cubo de la cabeza de Linki. Luego volvió a guiñarle un ojo y le ayudó a portar el agua hasta su casa.

Desde ese día Linki ya no viajó nunca más sola hasta Santa Fé.

No hay comentarios: